En Zona

martes, 31 de julio de 2012

Los endemoniados

Todavía no dio comienzo agosto y aquí estoy otra vez, faltando a mis deseos.
Pese al título no hablaré del profundo y necesario Fiódor Dostoyevski, que bien se lo merece y que sin duda, me alimenta a cada vez y que me hacen recordar lateralmente charlas mantenidas en esa displicencia que era Madrid no hace mucho. Pero mi amigo, moscovita nacido en Jaén me hubiese corregido, diciendo simplemente que la célebre novela se llama "Demonios" (Biesi) y yo, hubiese asumido como cierta su gravedad ante mis despistes porteños y  de viejo colonizado cultural que soy.
Bien, lo cierto, es que nosotros, yo disfrutamos de ese libro tremendo en una versión española, que sin lugar a dudas deja mucho que desear y que llevaba por título "Los endemoniados". Horrorosa traducción por cierto, pero imborrable el contenido.
Algún día deberemos hablar y decirnos a los ojos, todas las cosas que hemos tenido que sortear para sobrevivir, aprender y vivir. Pero bueno, agosto viene cargadito. Entonces recuerdo de charlas que son motivos de recuerdos en glorietas casi inverosímiles y añoradas.
En fin. La vida.
Pero aquí estoy. sonriendo con la cara plena. Sabiendo que las cuestiones de este continente tienen a varios defensores de las democracias avanzadas a mal traer.
Venezuela, la República Bolivariana acaba de ingresar al Mercosur. Es miembro pleno, integra con el resto de las naciones hermanas un espacio común. Aquí están entonces los motivos de mi alegría. Naciones que hablan el mismo idioma, que tienen una historia común. Países que responden a un denominador común, luchas en contra de un imperialismo que también común que anteceden este momento. Venezuela está con los países del sur de un contienente, que vistas las cosas, hoy por hoy van resistiendo como puede los disparates de ese primer mundo voraz y desmedido, que como buen capitalismo quiere acabar con el mundo en todos los rincones del mundo sin mediar excusas.
Entonces la alegría de este hecho político, obligará a muchos de esos demonios que aventuran el fin de los tiempos, las iras del aguila norteña y otras devaluaciones, a redoblar sus intentos de acabar con tanto desaforado que gobierna y por ende sus gobernados que suelen elegirlos por mayorías absolutas en cuanta elección se presente con notanle parsimonia.
Mientras esto ocurre, otra noticia, pero no menos importante. Argentina, este pais, está a días de clausurar ese terrible acto de barbarie ejercido por las minorías fascistas que se llamó "corralito" y que sometió a millones al peor infierno. Convertirse en pobres y arrasados, por el cinismo de estos cipayos y traidores. Se paga la última cuota de ese insensato plan económico ideado por técnicos y esbirros de la derecha.
Se paga, dije, si se paga y las estructuras del país no se resienten. No se vuelve a hundir, no se agrieta nada en el frente interno. Salvo el discurso de ese terrible final anunciado por los enemigos de siempre.
Digo.
¿Saben los españoles el destino de 163.000 millones de euros que se esfumaron del país con dirección de ciertos paraísos fiscales? Solamente durante el mes d emayo, hicieron su fuga algo así como 41.294 millones de euros.¿Alguien les explicó que no hay narración más perfecta que la economía? Saben los españoles de a pie, que mientras les dicen en la propia cara, que allí no ocurrirá lo mismo que en Argentina, cientos de muchachos, con buenos trajes y autos caros, han desviado millones de euros, para asegurarse la vejez precoz que se aprestan a vivir.
Me pregunto ¿cuánto deben sufrir los pueblos para quitarse de encima esa sarna que es la clase aristocrática de la política que esquilma, engaña y mata? ¿Hasta qué punto se negocia la dignidad con tal de seguir perteneciendo a un club, en donde las ganancias son de otros y las cuotas del resto?
Pasan cosas.
Vertiginosas, día a día, siguen despotricando con el nuevo billete y con las "notebooks" que se entregan en las escuelas. Siguen pregonando el inminente futuro desgraciado y terrible que se nos viene encima. Desesperadas las pitucas de los barrios mas pudientes claman poder ahorrar en dólares para enfrentar el castigo divino que se aproxima. A pesar de no estar aislados del mundo como se arrebatan estos voceros de las buenas costumbres, este continente vive un momento de paz casi inédito por ahora, en medio de una grave crisis económica.
Lo cierto también es que a pesar de las siempre desestabilizantes fluctuaciones de los precios internacionales de las materias primas, producidas en esta parte del mundo, esta vez no lograron que en la mayoría de los gobiernos y países estratégicos de nuestra región, las apetencias de las clases dominantes siquiera puedan disputar a su interior con la violencia que históricamente los caracteriza, las ganancias que ingresan al país, que siempre parecían de ellos únicamente.
Esto también hoy por hoy es histórico y casi una rareza, pero es un momento.Y lo sabemos.
Algo que los díarios y las radios y los canales de televisión no muestran, no dicen y tergiversan o directamente mienten, llenando de miedo y angustia a un pueblo, que le otorgó la mayoría democrática a un gobierno, que genera inclusión.
 A lo mejor por eso, por estas cuestiones me vuelve la sonrisa. No será la revolución y este no es el paraíso socialista. Pero por lo menos se puede vislumbrar un caminito.
Y más ahora con el Comandante Chávez entre nosotros. A lo mejor ahora les cuesta un poquito más. Quien sabe. Por el momento y con el recuerdo de Rodolfo Walsh doy por concluido un mes de julio casi, casi perfecto.

En el silencio

Mientras me dispongo a despedir este julio plagado de cuestiones, de relatos que se entrecruzan, de discursos interrumpidos y retomados, preveo una pausa. Mejor dicho me doy una pausa, descanso, me echo al costadito del camino, enciendo un cigarrillo y me dejo llevar por la observación. Es decir, dejo de explicar cosas, cuestiones. A veces me canso tratando de explicarme a mí mismo, cosas que pienso, que escribo, que me digo. ¿Exponer tanto sin tanto? Me quedo, seco, aburrido y casi final. Me digo, mejor esperemos hasta que aclare o mejor dicho, me digo como siempre:no aclares por que oscurece. Me dejo llevar entonces, con esta especie de rutina arqueológica que hago por esta ciudad. Me abrocho las orejas, no contesto chicanas, me callo la boca, me acomodo la bufanda, los huesos de este cuerpo flaco y dejo pasar estos días. Mis opiniones son los dichos que me sueño cada noche. A lo mejor, este país, este mundo, esta vida me pone así de pretendidamente serio, de profundo, de tonto que se oye y se seduce a sí mismo.
Mejor, me quedo, quieto. Me dedico a la música y por hoy me dejo de embromar.
Uno también tiene sus días, momentos en donde desearía ser parte de un decorado de una película, de esas baratas, olvidables y que pasan sin dejar rastro.
Entonces me digo: hablamos de cosas sin importancia. Dejemos que pase el tiempo y mañana, a lo mejor, retomamos algo de esto que me, que nos rodea y que trato por momentos de darle una definición justa.
Ahora que el pasado, se me hace a mí particularmente tan presente y que tenía olvidado en esa gimnasia diaria que implicaba vivir, decido hacer un alto.
Siempre me atrajeron los perdedores. Los que tienen esa vida que parece en blanco y negro. Esos, que somos sin darnos cuenta hasta que viene un tipo con una voz gastada y nos canta, canciones tristes, de vasos vacíos sobre la mesa de un bar en medio de la noche, sabiendo que la mujer que esperás o el hombre que ansías no va a venir. Este disco de Jeffrey Luck Lucas "Hell Then Divine" es perfecto. Es la ocasión ideal para disfrutar de las defensas bajas con ganas. Es oscuro, pero no denso. Es como el aire, ese que se nos pega cada vez que entramos en un sitio, del cual huyen todos o casi todos a pelear con fantasmas propios y ajenos. Seguramente hay otros exponentes de este tipo de canciones, ejemplos mejores y profesionales aclamados, pero este trabajo me llega particularmente, creo que debido a esa falta de reconocimiento que persigue a este cantante y compositor. Disco que se deja escuchar, tomando las debidas precauciones. No creerle todo y no dejándose llevar por la tristeza. Sin embargo, tiene además una serie de buenos momentos, que pueden sonar de fondo a una charla o a lo que deseen llegados a este punto. Buen y lejano trabajo de este cantante un poco oscuro eso si.
Se acaba el día. Enciendo la luz y miro por la ventana. Las luces siempre parecen bailar de noche. Sigo, sigue la vida.
Con sus cosas, sus injusticias y sus verdades a medias. Todos se cobijan y caminan más rápido para llegar al sitio a donde van.
Busco desdibujar cierto enojo. Destrabar cierta mezcla de sentimientos. Manías de un viejo casi impresentable en el que me voy convirtiendo a grandes zancadas.
Sigo.
Hallazgo. Esta es una de las mejores sorpresas con las que me topado en los últimos días. Akalé Wubé. Hace tiempo que la mezcla de sonidos de Etiopía viene sugestionando a muchos en occidente (si con minúsculas). Sin embargo los que suenan son franceses, que retoman y mezclan las músicas de África y las envuelven con un respeto, que obliga a buscar, a seguir buscando estas músicas que cruzan el mundo. "Mata" se llama y la alegría invade mi casa porteña. Una concepción, que y aquí elijo, no utilizaré términos de encasillamiento alguno. Es música, que rebota y que obliga a mover las patitas de puro contento. Definen estos franceses, por lo menos y por un momento, un respeto profundo por ese origen que se vivió hace muchos años atrás en la lejana y casi inventada ciudad llamada Addis- Adeba cuando allá por los años setenta, descubrieron y patentaron este ritmo. Así se cuela entre mis cosas, una música que hoy de moda y a pesar de ellos, mantiene una vida a toda costa. "Mayre", "Bazay" son solo algunas de las pistas que siguen estos buenos e inteligentes músicos que apuestan por un sonido que asombra y seduce, con talento y con respeto, recrean viejas canciones, aportando tal vez, un toqbuen gusto a la hora de hacer música de la buena. Hoy esto se llama "ethiope- groove", una marca que hacen los indecisos para tratar de sobrevivir al miedo, nada más.
 Y desemboco en un clásico. En un verdadero clásico de los años setenta. Este baterista de los años setenta, que acompañó a Jimi Hendrix, decidió un día de 1970 sacar su primer disco solista. Quienes por aquellos años buscábamos pistas, mi caso, chocamos contra este monumento de sonido. ¿ Pero es música para bailar? No, era y sigue siendo una lección de música. Confluencias de sonidos, que con una precisión asombrosa hacen de Buddy Miles y su "Them Changes" una especie de pequeña guía salvaje y deliciosa por los rincones de una música y el talento de un creador, que en medio de los tumultos que eran aquellos años, decidió tomarse un respiro y entregar un disco ejemplar. Valioso reencontrarlo hoy, con tantos fuegos cruzados y tantos desiertos atravesados. Asombra que no haya perdido ni siquiera un gramo de solidez. Un disco bello, profundo y sonoro. La mejor esencia de aquellos músicas que había desatado todas las tormentas imaginarias. Buddy Miles, creo que después de este disco no me interesó más. Pero en este me deslumbró. Por lo inesperado y por la sopresa de un talento oculto detrás de una batería. Cantante además y de los bueno. Un disco que contradice la imagen de la portada o a lo mejor no. Esa ya es otra cuestión.
Un trabajo perfecto de unos de los tipitos que estuvo ahí, en medio de la luz cegadora, que fue la música de los años sesenta y setenta. "Them Changes", "Heart's Delight", "Dreams" son solo pistas en una camino largo que la llamada contracultura inventó hace muchos, pero muchos años. Sigue  fresco y vital y siempre vale la pena asomarse un poquito a esa época.
Esto es el asombro. Leandro "Gato" Barbieri es, tal vez uno de los más revolucionarios saxofonistas argentinos de todos los tiempos, o por lo menos lo era y lo fue allá por los años setenta. Este es el primer paso de una serie de cuatro discos que planteó a principios de aquellos años. Ya era conocido y respetado en los Estados Unidos, mientras que por acá, era ninguneado por la gran mayoría. Pero escuchar este trabajo a la distancia, asombra. Esa mezcla de sonidos, de ritmos, esa búsqueda antes que nadie, es una especie de lección. Barbieri, por eso años, también habría de entregar una banda de sonido maravillosa de una película también maravillosa y obligatoria: "Ultimo tango en París" de Bernardo Bertolucci, con quizá la mejor actuación cinematográfica de Marlon Brando, alejado de tics y frecuencias aburridas. Recuerden, de esa película, que cuando dice su nombre, la película gira. El nombre, ya se sabe...
En fin, vuelvo al Gato. Este disco, suena a ayer. A hoy. Hay una furia y un talento que no para. Son solamente cinco temas. Para qué más. Recuerdo la primera vez que lo escuhé, en mi casita de un barrio porteño, al lado de las vías de un tren. Creo que mis vecinos de aquellos años le ocurría lo mismo que a mí, pero por motivos bien diferentes. No podía creer lo que estaba escuchando. Ellos supongo que tampoco. Pero era la felicidad hecha música. Con Piazzolla me parecía escuchar a Buenos Aires, con Barbieri a todo un continente, el mío. Ahí estaban los ritmos que cruzan esta tierra inmensa que llamamos Latinoamérica.  Disco endiablado y necesario. Un talento y una sorpresa que vuelve y vuelve a cada compás. Una obra esencial y perfecta.
Este es el trbajo de un virtuoso que acaba de aparecer. Un guitarrista que demuestra varias concepciones. Un disco de por sí llamativo. Wayne Krantz abandona el rock y se mete en una confluencia que lo acerca a otras visiones. Canta y se reune de algunos virtuosos que suman a este "Howie 61" buenas e interesantes propuestas. Un disco llamativo, con una buena resolución de estados. Es de por si, un territorio deforme el que plantea, pero aparecen referencias de lo más dispares, haciendo algo que llama la atención. Hay que escuchar " Check Yo Self" o "How the West Was Left" para darse cuenta del talento creativo de este tipo al cual no conocía y que sin embargo me llega en medio de un invierno manso a saludardesde su música. Bueno disco, mejor momento para pasar el rato y adentrarse en otras variantes de la creación que hoy por hoy surcan este pequeño arrabal, que llamamos mundo.
Me dejo llevar entonces por este fervor de siempre.
Escucho mucha música, es una especie de acertijo que yo mismo me planteo. Desde siempre y lo disfruto como uno de los regalos más intensos que he tenido y que tengo en este duración que llamamos vida.
Dejo para mañana la discusión, la toma de posición. Me doy un pequeño recreo y sigo, escuchando, deshechando y volviendo a escuchar. No hago catálogos ni acumulaciones, simplemente, cuando uno me aburre, busco otro y sigo las pistas que la inteligencia me regala a mí. No la mía, sino la de aquellos que me deslumbran con sus formas de pensar.
 Antes de pegar la vuelta definitiva, un día en Madrid, buscando inquieto nuevos márgenes desde los cuales accionar, descubrí a este dúo originarios de una provincia norteña de la Argentina. Del Chaco. Tonolec. Primero una sorpresa, que me hizo mover inquieto mientras trataba de descubrir la dirección. A la segunda intentona, el placer me dibujó una sonrisa en la cara. Esta mezcla de tiempos modernos con la música de uno de los pueblos originarios, los Tobas me deslumbró. Charo Bogarín de la provincia vecina de Formosa, periodista y cantante y  el chaqueño Diego Pérez conforman esta unión potente. Entonces se mezclan las culturas. La ancestral, la de los Tobas y la de hoy, la de este mundo vertiginoso. Se mexclan, mixturan finamente y logran un sonido que atrae, que permite distinguir ritos de ese pueblo originario con los sonidos de este otro mundo. Tres discos editados conforman esta audacia argentina. Este "Los Pasos Labrados", es hasta ahora el último de una búsqueda intensa. No es fácil. Cuesta entrarle y cuando se entra, se descubre otra manera, otras formas de hacer música de ese paisaje que solemos ser los hombres y mujeres de este mundo. Pero también Tonolec es una apuesta que conlleva una serie de cuestiones, que no hay que olvidar y una de ellas y para mí la más importante, es la de la conservación de esa tradición de aquellos pueblos que estaban antes que el hombre blanco.
En fin un disco tremendo y necesario para seguir creciendo.
Una de las importancias radicales que tuvo a música del siglo XX, fue sin lugar a dudas la de romper fronteras, traspasar y avanzar de forma constante. Para algunos, la múscia de ese siglo es desconocida y rechazada por completo. A lo mejor se deba al poco adiestramiento que las burguesías nacionales tuvieron a la hora de seguir evolucionando con la música. Otros la encuentran difícil, imposible de tararear o sencillamente disparatada. Sin lugar a dudas el Kronos Quartet encarna esa especie de vanguardiaque también fue investigando en los últimos tiempos diversas concepciones. En algún momento estos cuatro músicos de cámara volvieron su mirada a África, después encontraron a Astor Piazolla y crearon un disco imperdible, del cual ya hablaremos en su momento. Aquí el Kronos se cruza con un dúo finés integrado por el acordeonista y aventurero Kimmo Pohjonen y por el gurú y sampleador Samuli Kosminen. Así entre todos desencadenan este trabajo llamado "UNIKO", editado durante el año 2004, este trabajo ilumina algo, tal vez demasiado sobre el panorama de la música móderna de las orillas del Báltico. Música que por supuesto no tiene frecuencias televisivas ni desaforadas promociones comerciales, pero que sin embargo año a año, deslizan una producción, cuidada, esmerada y por sobre todas las cuestiones talentosas. El Kronos siempre me atrajo, me parecen perfectos y audaces. Con eso, a veces me basta y sobra para seguir adelante.
Antes de cerrar el último día de julio con este fervor porteño por la música, quiero elegir un último disco, que me acompaña desde hace algunos años y que cada vez que suena, vuelvo a descubrirlo nuevamente.
Alexander Sipiagin, "Sasha" para los amigos, trompetista ruso, creativo y sereno. Dueño de una especial manera de frasear con la trompeta, demuestra que el jazz como la buena música en general no es patrimonio de nadie y si de aquellos que pueden seguir haciendo buena música. "Images" del año 1998, es una pequeña obra de arte, un trabajo medido y lleno de lecturas, de buenas lecturas, de buenos momentos. Además este trabajo fue el debut de Sasha, incuestionable aparición en escena. Disco impecable en varios sentidos, notable repertorio, interpretaciones de lujos y por sobre todas las cuestiones un equilibrio, que catorce años después, siguen prevaleciendo en torno de una brillante idea. La música que este ruso destila lo colocan en un sitio entre los mejores con su instrumento. Escuchen si pueden las bella " Novgorod Bells", una canción tradicional en una versión de casi trece minutos, en donde Sasha y los músicos que lo acompañan brillan cada uno en perfectos solos y la querible versión de un primerizo Pat Metheny llamada " Midwestern Night Dream" que este, el norteamericano grabara allá por 1976 y que en año '98 rescata este ruso con una capacidad para asombrar y hacernos emocionar a aquellos que vivimos de estos momentos.
Momentos que otros nos brindan y que nos permiten descubrir nuevos espacios y nuevas maneras de entender lo poco que podemos entender.
Así las cosas. Hago la plancha. Dejo la discusión para mañana. El fervor del pensamiento, el país, la política. el género humano, bien puede seguir viviendo o muriendo sin mí. Hago un alto, respiro lentamente y espero que el asma se me diluya entre tanta humeda persistencia.
Mientras tanto disfruto de esta música como una droga sagaz y me dejo llevar.

En fin, ya casi es agosto y los fríos como siempre en este país, se reservan para este mes. Así que bufanda, gorra y barba y a salir a las calles, que para eso se han hecho.
Salud!

domingo, 29 de julio de 2012

Los Anti (continuación)

Como desocupado que soy en este presente latinoamericano, recorro como puedo sus paredes y vos ordenando un relato. Mínimo, lento y defectuoso. Este armado al que sin lugar a dudas le faltan elementos, le sobran intenciones. Políticas y personales.
La ciudad, como todas las ciudades late a su ritmo. Cacarean sinuosas las palabras y se nutre a sí misma, se retroalimentaen una ritmo siempre vigoroso.
Pero la realidad, que no existe por si misma, se mueve también.
Se es anti y se ubica, el anti, en una franja enfrentada al desarrollo de los acontecimientos, que pareciera ser no contiene a los anti.
La derecha es anti. Siempre lo fue. La derecha tiene bienes que conservar, de allí, que jugando con las palabras se transformen en conservadores. Tienen que conservar la riqueza, las mercancías y su posesión. De ahí que los intereses de la derecha siempre sean cuantitativos, de ahí también que la derecha no sepa nunca combatir la pobreza repartiendo su tasa de riqueza. Si esta decae, la riqueza comienza el miedo. Por lo tanto entre repartir y reprimir siempre elige reprimir.
Una sintésis nada más.
Por eso, estos, cuando claman por la inseguridad, lo hacen por la inseguridad de su riqueza. La seguridad siempre ha sido y es una bandera de la derecha. No, la derecha nunca es sentimental. Pide seguridad porqu tiene algo para asegurar, su riqueza.
Por eso y en estos momentos, vuelven a sacudir la modorra provinciana que azota este pais, con la frase que gira en torno a un país ordenado, país en el cual, los inversores volverán a invertir.
Los de la vereda de enfrente sabemos, por cierto, que lo único ordenado que ha creado el hombre desde siempre han sido y son los cementerios.
Por algo será.
Insinuan mentes preclaras, que vivimos el tiempo de la globalización. Chácharas de viejas.
Existe la globalización militar, impuesta por el poder del mundo y sus secuaces europeos, democracias avanzadas que invaden paises, se roban recursos de esos países, siempre del tercer mundo y siguen. Pero saben que esta situación geopolítica es insostenible. Entonces estructura la segunda globalización.
La globalización de la información. Técnica que disfrutan los adelantados de todas las latitudes, que sueñan entregar todo a los buenos de occidente. Unificar la mentira. Convertirla en un instrumento al servicio de los intereses de monopolios y oligopolios conexos.
Entonces en aquel país en el que reina el orden se puede llevar libremente lo mas libre que hay y que es el libre mercado.
Digo.
Esta ética de intereses, promueve la desvastación de España por ejemplo, la destrucción de Grecia o el silencio sobre Portugal. Antes lo hizo con nosotros desde siempre. Lo quieren seguir haciendo. Los que desde la derecha objetan políticas para los desamparados, los que cuestionan los planes de salud, de educación, de subsidios o de construcción de viviendas, quieren en el fondo, volver al orden.
Volver a reprimir al que afecte el paisaje urbano por donde circulan sus bienen. Su propiedad privada cirulante. Su mercancía obtenida sobre el cuero del otro. Ese otro, que es un enemigo de clase, por posición social, por conciencia política o or simplemente color de piel.
Convengamos que la derecha, inventó la delincuencia.
Prefieren darle el dinero a los bancos que a los pobres. Prefieren sus políticos trabajar a destajo para ese poder, que pensar en sus pueblos sometidos a estos disparates de ajustes y saqueos.
Porque ellos saben, nosotros, solo nos indignaremos y volveremos a casa, satisfechos a medias pero volveremos a casa.
En el tercer mundo la cuestión es distinta.
Sabiendo, como sabemos el origen de la materia prima, la cuestión es clara.
Sigo.
Camino por esta ciudad recostada en un río y alguien me acerca una foto de una pared en una capital provincial de un bella provincia que se llama Entre Ríos.
Pero, descubro, que hay cosas a las que no se pueden retroceder. Conquistas sociales, avances democráticos incuestionables, los cuales y a pesar del odio de aquellos que odian este paisaje que vive este país no podrán retrotraer si ganan las próximas o las lejanas elecciones.
Avances formidables en materia de inclusión social, avances que costaron la vida de muchos, pero muchos luchadores de este país.
Admito, que desde la distancia no creía en esto. No participaba de este alboroto democrático, que contagia, que conlleva la toma de conciencia, la asunción de pautas, casi genéticas. Digo esto, porque desde la memoria profunda, uno siempre aspiró a un poco de justicia social, un poco de equidad, un poco freno a tanta tropelía fascista de los fascistas de siempre.
A lo mejor esa madrecita de la pintada quería algo mejor para su hijito de cuna de oro y no la puta esa que se lo llevó de su lado.
Como siempre.
Vuelvo.
Anuncian los dueños de las vacas que se acabará esta dictadura elegida por el 55 por ciento de los votos. Anuncian entre vítores y tapados de armiño o nutria, entre perfumes franceses y bufandas de seda. Anuncian los patrones que se acabará en breve este desarreglo malsano de las buenas costumbres y que todo volverá ser como antes. Invocan la protección del poderoso país que gobierna el mundo. Que envíe sus marines o sus asesores por lo menos.
Ellos se preparan, no han dejado de hacerlo nunca.
Mientras tanto y convocando los peores castigos, los medios de comunicación destilan mentiras antes la vigencia de la nueva ley de medios, que les quitará algo de poder colosal y destructivo.
Los políticos de oposición de derechas e izquierdas, al no tener un discurso hegemónico, se repliegan en las líneas de esos mismo medios de comunicación social, a la espera de una parte de ese mismo discursito necesario para concitar el mínimo interés de aquellos, que en las próximas elecciones habrán de regalarle las miserias en formas de votos.
Es así. La contradicción pasa entonces por tratar de confugurar un relato, que contenga todos los relatos posibles y entender, algo de la realidad de este país.
Como quieren que hagamos entender el peronismo a los europeos, cuando ni siquiera podemos hacer entender este país ni a nosotros mismos.
Esto seguirá, que duda cabe.

jueves, 26 de julio de 2012

Los Anti

Desde el silencio mismo que confluye en cualquier noche de estas, surgen de improviso cuestiones que tienen que ver con la impronta de un país. Este país, que conmueve y que alarma por, siempre, motivos que se acuñan en una postura, en otra dimensión de esa intención de barbarie que siempre llevan adelante los civilizados.
Los medios de comunicación, los sectores del poder liberal y entreguista que se niegan a la realidad, a la única realidad que nunca da pasos atrás. Que avanza y que conquista.
Cuando el crecimiento de este país, en los últimos tiempos, estos traidores hablaban de "viento de cola" de la economía mundial. Ahora, dicen que la desgracia, es tener un estado tan grande y desmesurado.
Sueñan con un gobierno de blancos para blancos. Son reaccionarios, se apuran a describir el reloj que tiene en su muñeca la presidenta, antes de fijarse en los pasos dados por este gobierno.
Ayer, por ejemplo, por primera vez en muchos años, el estado, adjudicó, por sorteo casas para aquellos que no tienen. Ni bancos privados ni magos de la nada, el estado se encargar de la construcción y la entrega de estas nuevas casas para los que no tienen. Los créditos los entrega el estado. Porque la vivienda digna, es un derecho.
No hay especulación, solamente una política social.
Los anti, mientras tanto, sueñan con que el "negraje" vuelva a sus ranchos, a sus cuevas y se dejen de embromar. Que la política es cosa de señores, que apuestan por la destrucción del país. Tienen miedo por ejemplo que en la madre patria, después de este desastre que viven, aparezca un tirano, que encima gane elecciones y arregle las cosas, que los fascistas de siempre se han encargado de arruinar.
Mientras tanto por estos barrios, claman por un dólar libre, que los haga libres. Claman por menos planes para los que menos tienen. Piden libertad, mientras los medios de comunicación hegemónicos siguen mintiendo, tersgivesando una realidad que ya no coincide con lo que el hombre de a pie, comprueba todos los días a la hora de salir a su trabajo.
Mienten, arteramente. Denuncian cosas que después no prueban. Adelantan posibilidades de un futuro oscuro, que luego no se producen. Alimentan el malhumor y eorisonar un poder, que les plantea desde ese poder democrático, una nueva mesa de discusión.
Engañan a sabiendas, que en otro sitio no ganan ni siquiera jugando solos.
Sueñan con el escarmiento. Anuncian la miseria que vendrá en los próximos momentos. Y nada. No encuentran un político capaz de hacer frente a esta marea y sueñan con generales o ejecutivos capaces de poner el orden necesario para encarrilar este especie de paraíso fascista, que siempre tuvieron.
No tienen periodistas, tienen militantes de la antipatria a sueldo.
La pobreza conceptual de ciertos medios de comunicación: Clarín y La Nación, por ejemplo es abrumadora.
No hay teoría ni ensayo ni acercamiento a una política superadora. Entonces, se abren las compuertas de estos alcahuetes a sueldo, estos fiscales de la derrota, que sueñan con imponer sus lineamientos en una secuencia de mentiras a destajo.
¿Llama la atención? Casi no. Los grandes medios del planeta, son solo empresas que buscan réditos económicos.
No difieren en ningún país.
Digo.
Hoy se cumple un aniversario más de la muerte de Eva Perón. Evita. La memoria popular le otorgó un sitio.
Ese sitio le pertenece, por esa entrega a un ideal, por esa manifestación de oposición a un estado de cosas, que eran el perfil de un país, con una clase dominante, enemiga acérrima de ese pueblo, que no encontraba el camino en una marcha de postergaciones. Evita encontró a ese pueblo y desde ese reclamo, combatió contra ese sistema civilizatorio que excluía a la mayoría.
Fue odiada en vida y ultrajada después de muerta. Entregó todo lo que tuvo, su vida en pos de una idea. Avanzó sobre el concepto de la erradicación de las desigualdades imperantes en esa nación agropecuaria, rica y tilinga que gobernó este país desde siempre. Clamo por los que nada tenían y por ellos, de alguna forma, entregó su vida.
Cuando los enemigos de esta mujer, supieron de su cáncer, escribieron de noche en las paredes de esta ciudad orgullosa: "Viva el Cáncer".
Cuando los asesinos, tomaron el poder, ultrajaron el cádaver de Evita. Lo lastimaron y terminaron ocultándolo.
Creyeron que robando un cuerpo, una cáscara vacía, acababan con el mal.
Ninguno de los supuestos partidos democráticos, casi los mismos que hoy cacarean desafinadamente, alzó su voz para denunciar esta atrocidad y ninguna, que a lo largo de 18 años cometieron contra esta idea. Prohibieron su nombre, sus fotos y las de todo el resto.
Sesenta años de una idea.
Terminó siendo bandera. Sigue siendo bandera y ejemplo. Los tiempos han cambiado, tal vez ahora habría que volver a pensar nuevas pautas, nuevas formas de entender la política.
Asomarse a su fervor para desentrañar desde ahí nuevas posibilidades de una asignautra pendiente.
Pero por el momento, se va cumpliendo. Se van cumpliendo de a poco, ciertas esperanzas.
Mientras los especuladores esperan y especulan maldades. Se siguen amontonando memorias. Eva Perón en el imaginario popular, es una constante. No se ha desdibujado con el paso de los años ni se ha opacado con el transcurrir de la historia.
Sigue siendo una mujer que fue al encuentro de su historia, siendo muy joven y que murió, todavía joven enamorada de una idea superadora para una sociedad más justa.
Pienso.
Nos ha costado mucho llegar hasta acá. Muchos muertos, demasiados tal vez. Desaparecidos, bombardeos, persecuciones, exilios y cárceles. Traiciones y cambios de bandos, acumulaciones de dolores y olvidos tenaces.
Este país a lo mejor no es el mejor de los mundos posibles. Pero esa larga lista de la memoria, la nuestra, hace que sea hoy el escenario de un nuevo enfrentamiento. Mientras la economía mundial se desgaja en pos de los dueños del dinero y se promueve el saqueo en países hasta ayer del primer mundo, este, poco a poco, va desenrrollando políticas más profundas, vínculos insoslayables de inclusión social. Protección para los desprotegidos.
Entonces los anti, los contreras, los clases medias como la gente, despotrican. Claman castigos eternos para estos negros de mierda que arruinan tanto paisaje bucólico del mejor país del mundo. Mientras estos tiranuelos de papel, sueñan con escarmientos irreversibles y anticipan el desánimo a chorros, ese otro país, comienza a recibir lo que se merecen desde hace décadas.
No es infalible. Algunas cuestiones no funcionan como debieran. Faltan cosas. Eso es claro. Pero lo cierto que esto que tenemos hoy, es infinitamente superior a lo que hemos tenido hasta hoy.
¿Es peronismo?
Ya ni siquiera esta especulación se puede discutir hoy con cierta honradez. No importa.
En todo caso es una discusión a dar para buscar los rincones de este pensamiento nacional que late en cada uno de los gestos.
¿Discutir? En todo caso pensar en esta coyuntura el relato que hay que formalizar, la línea que debemos descubrir entr todos.
Mientras tanto.
Los dueños del poder siguen nerviosos. Saben que deberán confrontar, pero por el momento no tienen con qué o quién hacerlo. La política es otra cosa y no pasa por ellos, afortunadamente.
Y agrego.
Ayer. Cuando parecía un martes más, nos volvieron a sorprender gratamente.
Había un billete, el de cien pesos, que venía con la cara de uno de esos generales genocidas que tanto hubo en este país. Un generalito, bajito, zumbón y una especie de Napoléon Bonaparte de municipio, que enfrentó valientemente a los pueblos originarios del sur del país. El con su ejército, armado por ingleses de prosapia, con fusiles y cañones, derrotó, cuando no, a un pueblo desarmado. Dueños de la tierra que habitaban.
Masacró, este generalito a indefensos como siempre suelen hacer los militares en su escuela patriótica.
Tuvo, obtuvo agradecimientos. Una presidencia del país, estatua y bronces. Hasta los saqueadores de este país, antes de llevarnos al "corralito", allá por finales del siglo pasado, tuvieron la ocurrencia de poner su carita en un billete.
El general Roca, el genocida, entonces tuvo su corolario en ese billete de cien pesos.
Ayer. Entonces y de nuevo, este gobierno volvió a demostrar por donde pasa la historia. Desde ayer los cien pesos llevan el rostro de Eva Perón.
Ya protestan los de la alcurnia. Ya protestan los fanáticos de la sangre patriota. Ya esgrimen sus opiniones. Se enojan y patalean histéricos. Dicen "Vergüenza", hablan en su miedo de "Tiranía", el espanto es total. Una injuria para con el recordado héroe de película cómica que hizo desaparecer a miles de indios en el sur argentino.
Está bien.
Si se enojan tanto en su anti todo, que no los usen. Que tiren estos billetes a la basura, que los quemen en la pira pública que quieren emplazar todos los días y a todas horas.
Lo que no saben estos enojados y cobardes de siempre, que uno una vez dijo que la víscera más sensilbe del ser humano siempre es el bolsillo de ese ser humano y algo conocía de las personas.
Que quemen entonces los billetes si se atreven y son tan valientes.

miércoles, 18 de julio de 2012

Solo se trata de música

                                                                                                           Para Moscú que no cree en lágrimas

Mientras sigo con mi arqueología de entrecasa, mientras busco huellas de una civilización que me seduce a cada paso dado por esta ciudadela lejana, voy sumando palabras, miradas y gestos acaso, imprevisibles para mí. Así, que dejando de lado las muescas que este tiempo le va haciendo a mi cuerpo y al cuerpo de otros, rastreo.
Encuentro una casa, esa la de fotito al costado, que me detiene en una cierta ternura. En una cierta envidia al descubrir un sitio así en esta inaudita ciudad. Descubrimiento que ahonda la certeza de estar en medio de una especie de ciudad de delirantes, que un buen día decidieron darle color a su entorno. Dibujar rastros imprevistos en una ciudad que no hace mucho era orgullosa de su ciudad, tanto que esta reinita del plata, era conceptualizada con las ciudad más pujante del sur. De algo brumoso que estaba bien en el sur.
Vuelvo y reencuentro. Me asombra tanto que mientras viajo por ella, voy atento a muros y trazos. Si algo me golpea, me bajo de donde sea y vuelvo sobre el camino para comprobar esta lucidez hecha misterio en una pared cualquier. Se, que habrá estudiosos del tema en universidades y academias. Se, por algunos, que esta elaboración cultural ya tiene, ideólogos, militantes, aprendices y mesas redondas en donde se debaten este tipo de cuestiones.
No me importa demasiado. La disfruto y me ayuda a tratar de comprender o por lo menos, me permite aferrarme a la historia. La mía, que de alguna forma está compaginada ya sobre paisajes diferentes, distintos que me ayudaron a crecer, que me siguen ayudando a crecer en medio de estos incendios que por momentos pareciera que nos obligan a vivir los poderosos de esta tierra.
Pero.
Hoy quiero hablar de música. Anclarme un poco en esta pasión loca que me consume desde siempre. Desde el día que descubrí que tenía un padre que detestaba la música y una madre, que emperrada cantaba tangos y boleros,con una voz profunda.
Desde ahí se decir que fui aprendiendo. Pasando de una música a otra. Elaborando pequeñas redes, a solas, para crecer. Empecinado fui, sumando, como con los libros también. Fui buscando sendas, atajos y caminos para mí.
La música como el amor, es esquivo. Hay que descubrirlos y convencerlos de permanecer a nuestro costado siempre.
Comienzo este recorrido entonces. Anouar Brahem, músico tunecino, importado a Alemania y cobijado por el sello ECM, construye sus mundos desde la confluencia de diferentes miradas. Su música es la sensata búsqueda de nuevas y a la vez antiguas metas. Hay que dejarse llevar por estos sonidos que a mí, particularmente me conmueven. Mixtura. Ahí radica tal vez la esencia de toda música. Salir de cuestiones puristas y dejarse llevar en brazos de este ese talento que promete felicidades y movimientos. Brahem con este. hasta ahora su último disco, reafirma lo hecho en los anteriores y lo lleva a un sitio calmo y talentoso. "The Astrouding Eyes Of  Rita", viene a continuar lo iniciado en su momento con "Astrakan Cafe" o "Le Pas du Chat Noir", dos trabajos que merecen la pena detenerse un momento para escucharlos con detenimiento. Se que a mucha gente no le atrae este tipo de músicas. Se que muchos prefieren la inmadurez como gusto esencial. Allá ellos, mientras dejo que "Galilee Mon Amour" rasque la costra de este cielo que me cobija por ahora y que su música se expanda por mi pisito barrial.
Pero la música es un río de intercambia recorridos. El agua de la música toca todo lo que está en los márgenes.
Es desde los márgenes donde fui descubriendo pequeñas indicaciones. Desde los lejanos sonidos de los años sesenta a los de hoy, mucho ha corrido por debajo de los puentes, sin embargo sigue presintiendo casi las mismas cosas ante un sonido que me acompaña como un abrojito pegado a mi ropa.
 Y sigo acumulando música. Que me fortalece el ánimo y con cada paso que doy, me aventuro en un mundo que me agrada, que siempre logro conmoverme. Hace pocos días choqué de frente con el último trabajo de la cantante sueca Neneh Cherry. Hijastra de uno de los grandes del free jazz Don Cherry. Este "The Cherry Thing" es la puesta al día de la música de ese incomparable músico norteamericano que fuese Don Cherry. Pero aquí Neneh le pone letra y otro sentimiento a un disco asombroso. Por momentos desbocado y por momentos emblemático. Disco extraño, a lo mejor de difícil abordaje, pero en las siguientes audiciones, envuelve como una manta cuando hace frío.
Llegar hasta aquí, me comento a mí mismo fue un camino de elección pura y decidida. Nunca acepté como dogma, ninguna norma que trataran de imponerme por las buenas o por las malas. Si algo existía, debía siempre haber otras variantes. Otras distancias que cruzar, otras aguas por beber.
Por ejemplo nunca me gustaron los Beatles. Los acepto, creo que gracias a ellos, se abrió una puerta. Me atraían más por aquellos años otros sonidos. Otras variantes, otras visiones.
De a poco fui uniendo coordenadas. Mis discos se iban confundiendo con el ardor de todo aprendizaje. Sonaban en mi viejo tocadiscos adolescente, sonidos que crecían sin ningún tipo de prejuicio.
Como la literatura, la música solo reconoce lo bueno de lo malo. Acumulando entonces datos, mis orejas no pararon de absorber pequeños rasgos que fermentaron en mí.
Ahí está el viejo Frank Zappa. Intacto a pesar de la muerte, de los aires feudales que quieren hacernos vivir hoy. Ahí está con su talento y su humor a toda prueba. Es una apuesta surgida desde el rock a mediados de los años sesenta. Mientras todos vestían flequillos, trajes similares y domesticados, podía ingresar en los salones de la gente bien. Este músico comenzó a delinear un camino increíble. No es un músico, no es una música fácil, por eso siempre recomiendo este disco recopilado por él meses antes de morir. "Strictly Commercial". Una puerta de ingreso a un mundo, que era y que  sigue sonando a nuevo. Un paseo para aquellos que no reconocen fronteras a la hora de crecer."Peaches in Regalia", "Mi guitar wants to kill your mama"; "Fine girl", "Joe's Garage" o la sublime " Bobby Brown goes down" son pequeños indicios de un talento que durante dos ó tres décadas conmovió al mundo de la música. En esta banalización que estamos viviendo y que alegremente o tontamente, llamamos globalización, este tipito logró lo que casi nadie en su país. Enfrentarse a los mojigatos, chupacirios y animales a sueldo, que censuran y reprimen y prohiben en su país, mientras que en extranjero, además de esto, aniquilan culturas completas.
Zappa vale la pena, siempre vale la pena.Incontables trabajos suyos, pequeñas dosis de libertad en los surcos de una música que no le temió a nada. Es difícil. Puede ser. Crecer también lo es y ahí estamos algunos.
La música entonces como algo que pega, que sobreimprime en nosotros, en mí, esa especie de resumen. Llegué a Piazzolla, después de una eterna caminata. Naturalmente. Sin apuros ni querellas. Llegué y en el '74 cuando descubrí este disco, percibí que este tipo nacido en Mar del Plata, había hecho una nueva marca en la música popular de este país. Disco profundo, querible y deslumbrante. Astor Piazzolla en bandoneón y Gerry Mulligan en saxo. "Reunión Cumbre" Una unión, que por aquellos años era impensada y que hoy suena tan normal, frecuente, diaria. Mezcla. Mezclas de sensaciones, apertura en medio de la noche. Una apuesta por el futuro de este músico combatido, denostado, insultado por los dueños de ese orden secreto que siempre reina en los cementerio de la cultura. Entre los pliegues de este trabajo están, todavía intactas pequeñas obras como "Hace veinte años", " Años de Soledad", "Cierra tus ojos", pequeños y frescos referentes de la vanguardia. Porque la vanguardia no se entiende cuando no deja enseñanzas, cuando no se acerca a los de atrás para indicarles nuevas pautas de acción.
Disco que suena siempre en mis diferentes lugares de vida. Que me acompaña en diferentes formatos a donde quieran que vayan a parar mis huesos. Lectura definitiva de ese supuesto "ser" nacional que creemos que somos, cuando en realidad somos esta mezcla extraña y viva que nos nutre y nos forma y deforma afortunadamente. Trabajo indomable y perfecto. Con esa sonoridad que siempre suelen tener nuestros gestos de vida.
Mientras me preparo el mate, me pongo "Malicool" de Roswell Rudd en trombón y Toumani Daibaté. Dejo sonando la música de este bello disco. Encuentro entre dos visiones, dos mundos diferentes pero sin embargo unidos por el talento de estos dos audaces. Dúo. Amor a primera vista y construcción de uno de los mejores trabajos de la primera década de este siglo. Diabaté acompañado por buena parte de su familia recorre ese Mali suyo desde las entrañas mismas de esa persistencia creativa. Rudd llegado desde su occidente vertiginoso, se suma y guía una parte de este viaje. Una vez, muchos años atrás, en otra vida una persona me dijo: "Vos sos un rarito por la música que escuchás". Y si, y al igual que mis lecturas que no tienen orden ninguno, mi música carece de toda lógica. Es una aventura que corro a solas, que me despierta músculos aletargados y que me reanima de tanta desesperación como decía Simone de Beauvoir. Derrotar la desesperación. Así mientras suena "Bamako" o me dejo llevar por las insinuaciones de "Johanna", se despinta la mañana en mi ventana, se despeinan los últimos árboles de este invierno que, visto lo visto, nunca es tan frío y que siempre sabe a demasiado corto.
Digo.
La música es la banda de sonido propia que cada uno nos vamos forjando. Algunos con sabiduría y otros en cambio a los ponchazos. Recordar un sonido, como recordar un olor o un sabor, forman parte de esa construcción esencial que llevamos a cabo.
Creo que uno siempre vuelve por ejemplo, a aquellos momentos de formación propia. Ahí, están asentados los parámetros de nosotros. Volver a escuchar o leer, algún pasaje que nos quitó el hambre cuando queríamos salir de donde estábamos. No con la idea burguesa de la primera vez. Sino con la taciturna terquedad de esa primera vez, que supimos que éramos un poquito más grande que hace un momento atrás.
Otro momento. Un pianista, tocando solo. Quieto en el aire. Desde Keith Jarret con su eclosión en los años '70 hasta hoy, infinidad de músicos han sacado al jazz del sitio que tenían, para convertirlo o por lo menos acercarlo a la música de cámara. La quietud extrema. El pensamiento detenido en un acorde, que se queda quieto en un rincón del techo. Alan Pasqua con su "Russian Peasant", me hace acordar al "Köln Concert" de Jarret. Claro, son otras las motivaciones y otras las búsquedas. Tal vez el sonido depurado del piano sonando. A lo mejor la similitud sea esa y nada más. Tal vez me haya olvidado la infinidad de rótulos que le ponen y le han puesto a la música. Tal vez pase de ellos, porque no soy tan orgulloso para detenerme en listas, esquemas y esas cuestiones que calman la ansiedad de tanto caballero jurado en pos del orden. Es solo música, que suena en nosotros hasta el próximo paso, hasta la próxima parada antes de seguir el viajecito. Sin embargo ahí, suena Pasqua y uno percibe el ritmo de sus pensamientos a la hora de desgranar nota a nota esa misma idea llevada adelante.
En otro momento prometo hablar de Keith Jarret. Hoy me detengo morosamente en otras músicas que me motivan a la hora de encontrar motivaciones. Derivaciones de un acto que llevo adelante desde casi siempre.
Sin embargo siempre vuelvo a mis raíces, a mis incipientes conocimientos de músicas y recaigo, en lo que florece aquí al lado. Días atrás murió Leda Valladares, una mujer que desde ella misma y desde su coraje, rastreó, compiló y conservó el canto originario de los pueblos originarios de este país. Tal vez ha dejado uno de los legados más importantes para refrescar ese olvido latente al que siempre nos han llevado los empresarios de siempre. Olvido, que no dice otra cosa, que la de tratar de tapar ese pasado que nos nutre. Recorriendo entonces desembocó en esta mujer Paloma del Cerro y su primer disco "Gozar hasta que me ausente", trabajo que con sonidos de hoy, vuelve sus pasos a esa otra búsqueda emprendida por esa otra mujer. Disco atrevido, audaz y que da un paso más. Ese gesto importante de seguir avanzando a pesar de las leyes del mercado que siempre apuntan hacia otro lado. La música es un ariete. Una lanza que se incrusta en la carne de aquellos que siguen pensando que siempre es posible. Porque la creación siempre, indefectiblemente siempre derrota a la muerte. De ahí, que lo insensato de todo esto, es que todo esto tiene que ver con el arte y su pequeña misión: esquivar siempre ese final, que por esperado, es un final.
Pero vuelvo a la música. "Curandera curando"; " Prendo la luz y la sombra se va" y "Alegre noche" son algunas pistas de este disco, que me conmueve en este Buenos Aires de hoy.
El final de una época. Ese es el presentimiento que tengo con este disco doble de la canadiense Joni Mitchell grabado en vivo "Shadows and Light". Esta sensación siempre me acompañó cada vez que me puse a escuchar este disco formidable. Este espacio de infinito que se hace en este trabajo. Jaco Pastorius, Pat Metheny, Don Alias, Lyle Mays y Michael Brecker entre otros, reunidos en un escenario para festejar una partida. La sensación que en muchos momentos me asaltó con este trabajo era precisamente ese. Se cerraba una época, se clausuraba un sendero, después de este trabajo casi todos los que participaron en el mismo, buscaron sus propias huellas para reformular un perfil. El bajo de Pastorius, tal vez sea lo más audible o reconocible. Ese momento mágico de este concierto en la voz de Mitchell o la guitarra de Metheny son los rasgos sobresalientes. Grabado en septiembre de 1979, el calor se derramaba desde ese sitio para calentar al mundo entero. Los que venían detrás, tuvieron la oportunidad de aprender y sacar sus propias conclusiones con respecto de la música. Se avecinaba una década decadente en lo que a música se refiere. Los ochenta con sus cositas, vendría a instalar en la escena mundial, su pequeñas dosis de mal gusto, de plástico y de finales de la historia que decretaban los muchachos de Reagan y Tatcher.
Sin embargo estas sombras y luces que se anunciaba desde la tapa, sirvió para descubrir nuevamente el talento de esta cantante y compositora que también y en base a audacias varias, partió el mundo de la música por aquellos años.
A principios de los años noventa, sin querer alguien me hizo escuchar a Nusrat Fateh Ali Khan que grababa en el sello de Peter Gabriel. "Mustt Mustt" es el primero al que tuve acceso. Acompañado por músicos ingleses combinaba los cantos sufí con un colchón de sonidos en los que y en esa mezcla, coincidían, confluían sonidos nuevos. Músico y cantante paquistaní. Ali Khan cruzó el mundo para demostrar las raíces de una música, que aceptaba bien esa confluencia de intenciones. Aquí están Michael Brooks, Peter Gabriel, Massive Attack y la voz de este gran cantante que resuena, hoy veinte años más tarde con la misma claridad y potencia que lo hiciera para mí, en una perdida editorial de perdedores, en la que tratábamos de hacerle frente a la desolación que se venía con los neo liberales y sus socios riojanos. Ahí, mientras escribíamos a destajo, una compañera trajo este bello disco. Se detuvo el mundo. El indulto a los carniceros, las privatizaciones y el decreto de pobreza para millones de argentinos, se detuvieron por un segundo. Este sonido que me atrapaba por la espalda, que me hacía detenerme, era lo radicalmente opuesto a lo que esperaba por aquellos días. Menos mal que Nusrat Fateh Alí Khan cantaba en esta parte de Buenos Aires para mí. Desde entonces, lo sigue haciendo con la misma magia de siempre.  Música, en fin solamente música. Pero vale la pena escuchar las dos versiones de "Mustt mustt", la que abre el disco y la que lo cierra. Claro que vale la pena.
Digo.
A nuestro propio crecimiento tiene que ver con el cúmulo de historias que nos han ido moldeando, que nos formaron, que nos hicieron avistar otras costas, otras pautas de una imaginación que nos iba constituyendo. Poemas, palabras, caricias, besos, despedidas o bienvenidas. Sonidos que identifican esa rebeldía que nos florecía bajo la piel, que nos llevaba a creer en algo mejor a pesar de nuestros cortos años. Refugiados en cuartos, escuchando en silencio una música, que nos decía cosas a la cara. Que nos hacía poner colorados por ese crecimiento desmesurado a la que íbamos siendo sometidos. El disco negro girando en el plato del viejo y utilitario tocadiscos monoaural. Las tardes que se degollaban en la ventana de ese cuarto y el rumoreo de nuestros cuerpos. La educación, afortunadamente, siempre pasó por otras rutas, se cocinó a fuego lento, casi en silencio. De ahí tomábamos otras palabras, otros sueños se dibujaban en los cristales empañados de aquellos viejos cuartos de aquella vieja vida.
León Gieco tiene mucho que ver con eso. Tiene que ver desde siempre con una decisión valiente, una postura que nos mantuvo a buena parte de aquellos sobrevivientes, que mantiene a buena parte de los actuales enamorados. De entre tanta música que produjo y produce este hombre, rescato esta tercera parte de una recopilación. "Por partida Triple: Rutas", en donde como una serie de tesoros conviven canciones que definen una apuesta. No es una recopilación más, Es la creación que converge en un puñado de canciones. Algunas muy conocidas, otras apenas versiones de otro algo más grande y rotundo que conforma su tarea creadora. Entre ellas, "La historia esta"; "Uruguay, Uruguay", "Solo le pido a Dios"; la notable y asombrosa " Tristezas de Amador"; "La Cigarra": "En la Zona", pequeñas miguitas de pan de este hacedor de músicas, de forjador de conciencias. Además con León supervive aquella ética de una época en donde la ética era el arma fundamental para seguir creciendo.
Así fuimos, en ese secreto a puertas cerradas de nuestros cuartitos, escuchando discos fantásticos y rotundos, como fuimos de espaldas al infierno creciendo, subiendo a los misterios que solamente conocen los navegantes y los que quieren pasar por esta vida como hombres y mujeres con un par de cuestiones, que llenan de orgullo, porque de eso se trató siempre esto de saber que siempre hay que tener memoria.
Otro disco. Otra instancia. Joachin Khün, pianista alemán, buscador de fronteras, alejado de circuitos pero sin abandonar el jazz. "Chalaba" es tal vez la culminación de una serie de búsquedas. Acompañado por sus escuderos de lujo: Majid Bekkas en oud y voz y Ramón López en batería y percusión. No hay condescendencia de parte de este trío. Esa típica condescendencia occidental cuando se acercan a la música africana. Asombran los tratamientos musicales de Khün y sus socios. Esta conversación policultural hecha desde la humildad, no desde el choque de culturas o lo que es peor desde el intento de adueñarse de algo, que por diversos motivos viene en el margen de pueblos, que a lo largo de décadas y décadas, han ido consolidando la identidad cultural de esos pueblos. Disco notable, fresco y profundo. Afloran las intenciones de conformar un entramado lingüístico propio, personal y accesible a esa voluntad creadora que trasciende siempre las fronteras tontas, que otro, siempre se encargan de crear para hacerle más complicada a la vida al resto.
Este sonido propio, ajeno a mercados y mercaderes, propone abrir la mente de aquellos que se atreven con pegar ese salto. Disco pleno y rotundo por donde se quiera. Solo se trata de vencer la resistencia de nuestros oídos y cuerpos domesticados y dejarse llevar a nuevos límites. De eso se trata a veces creo, todo esto lo de la música.
Por lo menos a mí suele sucederme con notable y frenético ardor.
Creo que ya en algún momento de este diario de viaje que hago, hablé de esta mujer. Mariana Baraj. Este disco "Margarita y Azucena", no es el último, sin embargo es uno de esos trabajos que vienen configurados por un gran amor. Amor que en sus distintos discos Baraj ha venido entregando junto con su talento. Cantante y música de excepción, aborda desde un costado, lo que tiene que ver con nuestra tradición musical como pueblo de confluencias. Algo surge detrás de su voz, algo sube desde ese pie en donde se recuesta la creación. Disco que sumado a los tiempos que en, confluyen en esa especie de sensación nueva que pervive en el aire como el olor de los jazmines, de algo que nos saca de ese ombliguismo tan argentino y nos acerca a un contienente que tiene mucho más que ver con nosotros, que cualquier otro sitio. La voz de Mariana Baraj, sumado a ese talento profundo, la llevan a construir sus trabajos, con una extrema fidelidad a ella misma, por eso, cada momento de este disco por ejemplo, conmueve y alegra. Es una especie de búsqueda. Disco extraño para aquellos que no se aventuran más allá de su propio cuerpo.
Nuestra música tiene vectores importantes e interesantes. Hombres y mujeres que han ido construyendo otra versión de la historia. Leda Valladares, Atahualpa Yupanqui, Piazzolla, Eduardo Rovira, Liliana Herrero, el Dúo Salteño, La Chicana, Arbolito, son solo algunos de los nombres que rescato ahora mientras escribo sobre esta mujer que me acompaña a la hora de buscar coordenadas de una música caótica que me nutre desde hace mucho tiempo.
Pienso.
Antes de cerrar esta especie de caminata sobre mis gustos, sobre esa concepción que aprendí a solas, buscando, entablando conversaciones con aquellos que me abrían nuevas puertas, en latitudes lejanas, en apuestas que a lo mejor en su momento no llegué a entender del todo, pero que sin embargo, germinaron en mí, a fuerza de alimentar es planta, que sin saber, me iba transformando. A veces a oscuras, otras guiados por aquellos que me permitían su sombra salvadora. Otras experimentando y otras descartando. Me fui formando en palabras y en sonidos, que se reflejaban en mi. En ese momento en donde como una fogonazo trascendental un  sonido me sacudía.
Asomado entonces a un mundo, que por ajeno y ancho, se me hacía incuestionable la sensación de vida que había que vivir, construyendo desde esa música, una barricada, que día a día se alimentaba de cosas nuevas. Nada permanente, ningún matrimonio, ninguna eternidad. Una barricada viva, que fue acumulando nombres, libros, discos. Que respiraban y que se entremezclaban entre sí, haciendo de mí lo que apenas soy hoy. Ni mejor ni peor que nadie, solamente un hombre que creció con la certeza del valor, certeza que no se anidaba en ese valor personal tan calentón de los machitos de siempre. Sino de ese otro valor, más profundo que te obliga a reconocer tus limitaciones como hombrecito. A lo mejor este relato tiene que ver con eso. Esta es una parte de la música que me resuena en la cabeza y en el cuerpo. Música que me ha fortalecido y que como el agua me ha servido en esta sed que a veces es
Digo.
No puedo cerrar. No puedo dejar de escuchar y escuchar el último disco de este músico argentino. Luis Alberto Spinetta. Disco triple de su último concierto en vivo en un estadio de fútbol. Disco que a lo mejor tiene la única finalidad de ser su trabajo póstumo y nada más, pero que vale la pena Seis horas de música que le sirve, que nos sirve de recorrido a nosotros. Los mejores hechos que uno recuerda siempre vienen asociados a esa época en donde el mundo parecía nuestro. A esos amores rotundos y esas distancias también rotundas, que nos forjaban en esa imprecisión que se llama adolescencia. Ahí estaba la voz y la poesía de este hombre que creció con nosotros. Que nos hizo madurar al tiempo que el seguía con su camino. En muchos momentos, me alejé de él, por incomprensión, por vidas, por acumulación de momentos, en donde, en mi caso particular, no me permitieron crecer a su lado. Pero hubo reencuentros, saludables, profundos y emotivos. Este hombre flaco, con su guitarra a cuestas y sus palabras desmadejando todo, despojándose al sol de todas las ataduras y todos los espejos. Este disco, solo este disco vale la pena, para arrinconar esa sensación de tristeza o dolor. Spinetta es tal vez uno de los más grandes creadores que dió este paisito.
Recorre nuestra historia de punta a punta. Está ahí, siempre estuvo. Como estuvo esa noche sobre un escenario al aire libre, acompañado por músicos y por un público de diferentes edades y diferentes intenciones.
Música desde los márgenes. Música que relata de alguna forma ciertos derroteros dados por mí a lo largo de mi historia. Música desde el margen, desde esa costura a la cual nunca se le atreven si no es con carros antidisturbios y balas de plomo los enemigos de siempre.
Ahora.
Recién, descubro que el hombre es el único animal que tiene nietos.
Tal vez alguno de ellos, los míos, tenga esa salvaje necesidad de música y de palabras y que pueda compartirla con el resto, en una fiesta eterna y única. Porque de eso se trata, solamente de eso. De saber compartir, de querer compartir siempre, a toda costa.
Y como no podía ser de otra manera, cierro con otra pared porteña, otra talla en ese árbol de recuerdos que cambia a cada paso, transformando, con sus cuestiones, una ciudad en algo vivo. Con movimiento y con esa desfachatez que siempre tiene la libertad.
Así esta ciudad oxigena un poco a aquellos, que andamos pidiendo lo imposible. Aquellos que nos desnudamos a los sentimientos sabiendo de antemano, que todo casi siempre, viene en contra, pero que no por eso vamos a dejar de insistir. Porque se trata de vivir

domingo, 15 de julio de 2012

Esa persistencia

Se sabe, o por lo menos suelo intuirlo a cada paso que doy por esta ciudad. Ese sonido a hervido que suena en cada esquina, esa latente intención de descubrir y ser descubiertos al mismo tiempo, sin mediar palabras o actos en el medio. Cobijar la secreta esperanza de pensarnos que mañana, a lo mejor todo será distinto. ¿Distinto? ¿A qué? ¿A quiénes diferenciamos en este recorrido por intenciones que siempre o casi queremos ver en el otro? Buenos Aires, es una ciudad ancha, demasiado ancha que casi no invita a la caminata. Sin embargo resistiendo la tentación de no hacerlo, lo hago. Camino y descubro cosas, cuestiones que van dejando rastros en sus paredes. Persis, te la irrevocable sensación de rebeldía que se refugia en paredes que como lienzos, definen un perfil, no ya tan señorial ni prepotente que siempre tuvo esta ciudad, soñada como la París del fin del mundo, sino ya como una ciudad que con sus contradicciones y casi a regañadientes, es una ciudad del tercer mundo, de esa desolación que asusta a las clases medias en su lento giro hacia la mimetización con otras realidades.
En las paredes entonces de esta ciudad voy amasando una historia que me sorprende. Es el territorio nuevo que atormenta a la gente bien de este puerto, que siguen creyendo inexpugnable. Ahí, en cada esquina, aquí en cada pared se dibuja la historia. Esa historia desarrapada contada por aquellos que desde el anonimato tienen mucho por contar. Por decir, decirnos al resto que siempre hay otra historia, que a pesar de tantos momentos, esa persistencia resiste.
Entonces.
En este invierno, hace su aparición, surge una nueva posibilidad que algunos ya llaman guerrilla del tejido y que tejen para cubrir los árboles de siempre, los que están desde antes de nuestra memoria colectiva, en las calles porteñas. Estos militantes ante el frío de agosto que será irreversible, decidieron salir a cubrirlos, arroparlos con bufandas. Árboles añosos, impávidos amanecen vestidos, cubiertos de lanas multicolores. Entonces Buenos Aires, que siempre fue tan "snob", tan petulante, tan jerárquica se alegra por este talento, que, dicen en mesas de café, no existe en ninguna parte del planeta. Esta vocación de ser los mejores, siempre. Esta dedicación a reglamento de mantener este exilio a perpetuidad, entre vestir árboles y olvidar por ejemplo, a esos otros, que nunca se mencionan, que atemorizan a la clase media, reina y dueña de la ciudad.
Esos otros, que están. Ahí, a nuestro lado para indicarnos las diferencias. Los sometidos, los sin nombres que siguen siendo el espanto. Aquellos que no queremos en nuestra calle, en nuestras escuelas porque son de alguna forma las pistas que aterrorizan del futuro siempre posible.
Así, desde viejos prejuicios seguimos creyendo que somos lo mejor que le ha ocurrido a esta tierra. La nuestra y la del resto por supuesto.
Digo.
Convivimos a diario con miles de misterios irresueltos que suelen ocuparnos apenas diez minutos de nuestro día. Los leemos en los periódicos, los escuchamos en la radio o simplemente nos dejamos bombardear desde la pantalla del televisor. Después los olvidamossin ningún tipo de pudor, sin reconocer los rastros que las noticias del día nos han dejado encima. Sobrevivimos a las noticias del día, inmunes esperamos las de mañana, porque éstas ya las hemos superado airosamente. Las hemos gastado. Los medios, se sabe, tienen esa función. Frivolizar todo a su paso. Nos quedamos absortos ante la gravedad de la crisis en España, pero nos confortamos pensando que nosotros, diez años atrás ya la pasamos, por ende, sumamos un punto más en nuestra carrera de obstáculos, que siempre nos anda poniendo dios para seguir siendo los mejores.
Los medios, siempre son cómplices, sujetos como están a las leyes de ese mercado que protegen, solo buscan acumular ganancias.
El tonto, yo, que consume desde su casa, en el colectivo rumbo al trabajo, en el café de la esquina, es en definitiva el que recibe. Decodificar la palabra del poder, ubicarla en el sitio del enemigo es a veces la tarea, que no todos solemos tomarnos a la hora de seguir viviendo en una sociedad capitalista.
Sigo
Paredes y paredes. El paso justo, la raíz que pervive en medio de tanto contento agradecido por seguir siendo lo que cree que es. Y sin embargo, descubro signos, síntomas de un discurso que a pesar de los tiempos que hemos pasado, siguen apuntando a ese corazón loco que pregunta. El romanticismo en contra de la posmodernidad. El rescate emocional de aquellas pistas, que en la brevedad de la visión alimentan por un momento, esa locura de vivir, de responder con enigmas dibujados en las paredes a esos otros que nos plantean discursos dominantes, prepotencias racistas, gestos acunados en ideologías del poder. Así, por momentos, esta ciudad lejana respira aires de resistencia. De ese inconformismo que vino también parido en la división internacional del trabajo. Se trabaja, pero se debe tener conciencia. Se es solidario por vocación no por imposición. Se lleva a cabo el vértigo de la memoria, que nos permite entre otras cuestiones no ser indiferentes, ajenos.
De a poco entonces me voy acostumbrando a esta ciudad. Voy como un baqueano, siguiendo las huellas de un paisaje que me toca. Que no me ahorra encuentros con una historia, que es mía. Que difiere desde el concepto con esa pretensión de ser el mejor en todo.
Digo.
El uso colectivo de la propiedad privada. La utilización de ese espacio peculir y oscuro que es, que son las paredes de vecinos buenos, buenos padres de familia, hacendosos hombres de bien, es una especie de ajuste de cuentas. La eterna lucha de clases. Unos piden policías y otros la libertad de crear nuevas formas de comunicación social. Unos apoyan, desde sus propiedades privadas la ejemplerificación de la represión, votan programas que castiguen toda legitimación de libertad de ese otro. Los otros, buscan desde la rebeldía forjar nuevas pautas de creación social. De todos y para todos.
Entonces, para mí, que recorro esta ciudad es una especie de juego en donde, juego a la sorpresa. Trato de seguir el rastro, de seguirle las pistas a esta especie de descomunal demostración de talento gratuito, que dibuja paredes y plasma ese pensamiento de subsuelo, que nos, que me seduce a cada paso dado. Cada pared, es un trazo de un mapa muchos más grande de lo que puedo preveer o simplemente ver. Paredes mudas que han dejado de serlo. Que dicen. Que demuestran que la memoria popular a pesar los tiempos tan cambiantes que vivimos desde siempre, sigue intacta. La rebeldía radica en decir. En exigir ese imposible que es nuestro.
Tal vez si se unieran todas las paredes, se podría intelegir un discurso. Un relato que desde ese anonimato, conjugue la voz de los otros. La llamarada que arde en medio de la nada, que se enfrenta a lo que imponen medios y dueños en esta ciudad.
Tal vez como idea, como acto de resistencia sea solamente eso. Efímero. Breve de toda brevedad y solamente pequeñas manchas en paredes.
Pienso.
El ajuste económico al que acaban de someter a España no es casual. En medio de la maraña de análisis, algunos mal intencionados, otros inocentes se desliza el vértigo del destazamiento de un país. La aniquilación de una sociedad, que como la española, todavía no entra dentro de los argumentos de los poderosos, es a simple vista la política de una derecha europea, que en su momento inventó el fascismo y el nazismo, para enfrentar el temor del comunismo. Que llevo a cabo desde el sgilo XVI en adelante, las mayores matanzas en pos del orden y el mercado. ¿Por qué le entregan dinero a los bancos, cuando los bancos son los creadores de este terror? ¿Qué aplauden los diputados fascistas en el parlamento? ¿Por qué sonríen los estafadores cada vez que estafan?
España, Grecia, Portugal son los escenarios de una puesta en escena terrible. Ahí en esas economías periféricas radica el negocio. Vender países a conglomerados poderosos. Someter naciones enteras a la pobreza anunciada, al vaciamiento programado. Los que se queden por el camino, son solo carne y sangre.
Vuelvo.
Mientras tanto, no ajeno a nada, lejos de esa ajenidad tan progre y tan porteña, recorro en este invierno, mi primer invierno en muchos años, una ciudad que descubre para mí esta mezcla irreverente. Sensaciones escondidas que vuelven a la superficie, que emergen mezcladitas con apreciaciones de todo tipo. Ahí, entonces recorro estas calles. Me planto ante cualquier pared y trato de descifrar todo esto, que me asalta desde el talento, la audacia de artistas secretos. Desconocidos, dueños de esa particular y ejemplar audacia, para mezclar historias. Para amontonar pequeños datos de una realidad cultural, que a fuerza de bastonazos y balazos policiales, hemos ido armando. Usando nuestras manos para construir desde el desierto más tenaz una cultura que escapa por los poros. Asi, a pesar de prohibiciones, de homilías, de torturas, de escuelas o educaciones enciclopedistas y ajenas a nuestras vidas, de persecuciones a destajo hemos ido persistiendo. Asi amontonando cosas, buscando y deshechando, asumiendo como propias algunas, inventando otras, fuímos siendo nuestro propio producto. Somos nuestra propia marca, que permite, que nos permite manifestar algunas pequeñas concepciones de vida.
La ciudad ofrece gratis estos vestigios, confluencia de colores e ideas sobre las paredes de una ciudad demasiado pagada de sí misma.
No está mal entonces, saborear estas peueñas obras de arte que conviven con nuestras urgencias, nuestro odios y amores irredentos. Se trata de saber ver, de poder elaborar un discurso sobre el paisaje callejero que nos contiene a cada uno de nosotros.
Domingo.
Entre tanto cielo gris, asoma el último disco de este excepcional músico brasileño llamado Arnaldo Antunes. "A Curva da Cintura" se llama el trabajo. En el, además de Antunes, de su voz grave y su inalterable pasión por la creación, está el notable y casi necesario músico de Malí llamado Toumani Diabaté. Músico que desde hace algunos años a esta parte nos viene entregando grandes obras de arte en lo que a la música se refiere. Desde el año 1987 hasta la fecha, cualquiera de los discos de Diabaté son una especie de educación sobre la música popular malí y después sobre la interconexión que se lleva a cabo desde diferentes musicas siempre que el talento y la honestidad intelectual, busqu
Aquí Antunes y el guitarrista Edgar Scandurra, se unen en un trabajo que conmueve y seduce, que me predispone a sentirme mejor con la música, a sentir que por un momento y a pesar de ser domingo, siempre existe sitio para la sopresa y la alegría.
Así desde mi ventanita barrial, mientras el sol lucha con el gris, la voz de Antunes recorre los sonidos, que desde siempre, desde antes de la globalización, nos unían a todos aquellos que no reocnocíamos fronteras ni límites para el crecimiento. Así, mientras me preparo mi mate, caliento el agua, dejo que el sonido me invada. Los tres ejemplifican, que las fronteras no son nada más que cicatrices hechas por los enemigos de siempre.
Sigo.
Asi esa persistencia de puro empecinado me hace seguir entrelazando esta vida, que como un lazo de cuero me mantiene, me ayuda a pautar ese discurso que intento ser. Buenos Aires o Madrid son solo mis escenarios de lo posible. Desde mi personal experiencia tejo y destejo lo entrevisto, acumulo existencias de lo que soy y me permito visualizar una parte, aquella que me entusiasma a la hora de marcar territorio, como los perros nomás. Así, tratando de dejar constancia de mi punto de vista. Ni notable ni educativo, solo mi punto de vista que me deja corroer esa caparazón de prejuicios que los tengo y que los prensiento siempre en el otro, como una especie de aduana para el crecimiento.
Mi crecimiento, que tampoco es notable ni recomendable para ese otro, que a veces soy y que a veces son mis congéneres, a los que amo y detesto por igual, pero que sin ellos, apenas soy un soplo en la nada.
Así, acumulando cuestiones llego a este domingo y me despido, con tal vez, la mejor ocurrencia que descubrí en una callecita porteña y que me parece ejemplar a la hora de ejemplificar sobre muchas cosas y demasiadas cuestiones.
Cuestiones o cosas, que indudablemente tienen que ver con la política a no dudarlo, asi de simple y así de terminante suelen ser las paredes de esta parte del barrio que habito.


viernes, 6 de julio de 2012

Momentos de Justicia

La foto destraba. Cuatro mujeres y un cartel. Cuatro personas llevando una pregunta que cruza la historia Argentina. Que hace tajo y divide esa historia. La fota deja detenida una sensación de dolor profundo, se convierte en presente. Desde ese blanco y negro en que se vistió ese pasado que no fue casual. Nunca nada lo es.
La foto por vieja, es de hace un momento. Ese momento en donde girando en redondo, la memoria vuelve a erigirse en un arma. 
El plan de exterminio llevado a cabo por las castas dominantes de este país quiso ser letal. Clausurar un momento de la historia. Cerrar todo vínculo. Dije cerrar, debo decir segar.
Segar toda oposición, a toda costa. Eliminar a aquellos que se opongan al plan previsto. Ese es el motivo del extermino sistemático de miles de personas. De seres vivos arrojados al mar. De seres vivos enterrados vivos. De seres torturados hasta la muerte. De seres maniatados y amordazados, fusilados en plena noche y ocultados después. De enfrentamientos entre hombres armados y hombres desarmados, en donde triunfaban aquellos que tenían las armas y los cuerpos a su merced.
Pero la foto dice también otra cosa.
Los profetas del odio, además tenían otros planes. Tal vez tan siniestro como la desaparición forzada de personas.
Hacer parir a las madres en los campos de concentración, luego asesinar a esas mujeres y repartirse los hijos como un botín de guerra. Apropiarse, someterlos a ellos, a esa cultura de la reformulación de la personalidad, para que de esta forma, terminar de derrotar a la guerrilla en el campo de la totalidad, que militares, curas y civiles habían elegido para combatir en ese tercera guerra mundial, que ellos creían estar peleando.
Fueron más de quinientos niños nacidos en cautiverio. Se recuperaron hasta hoy algo más de cien.
Ayer nomás. Cinco de julio la justicia por fin, hizo ejemplo y volvió a condenar. Para algunos son penas leves, para otros penas ejemplares. No importa demasiado. La discusión es otra.
Se ha comprobado. La justicia acaba de hacerlo por fin. Existió un plan elaborado, una determinación decidida en torno del castigo para con los insurgentes. Existió un acuerdo tácito. La militante embarazada que era capturada no sería asesinada hasta tanto no pariera, una vez producido el parto, la madre era trasladada a la muerte. Ese hijo nacido en maternidades instaladas en esos campos de la muerte, esperaba que sus captores decidieran su destino.
Se falsificaron documentos. Se fraguaron historias. Se implementó entonces, un nuevo horror a los horrores desatados por las "gentes" de bien que siempre gobernaron a éste díscolo país de sublevados.
Digo.
Ayer la justicia produjo otro día de historia. Videla y el resto, fueron condenados por tribunales civiles por ser:" los responsables de la práctica sistemática y generalizada de sustracción, retención y ocultamiento de menores de edad", dice este fallo que abre la puerta a los que vendrán, a todos los que vendrán a continuar una historia.
Esta historia que se define a si misma, como lo que es. Una historia de voluntades llevadas a cabo por un grupo de mujeres, que salieron en medio de la noche a pedir por sus hijos y por los hijos de sus hijos. Que salieron a enfrentar a los asesinos con una premisa total. Aparición con vida.
Me detengo.
Como si nada hubiese ocurrido, hoy los periódicos argentinos vuelven a marcar una diferencia. Tres tapas diferentes de tres diarios distintos, dieron cuenta hoy según sus intenciones de los ocurrido ayer en la Argentina. Tiempo Argentino, clarín y Página 12.
 Siguiendo diferentes caminos, las cuestiones vuelven a dirimirse en torno de lo dicho por los medios de comunicación masivos de este país. Algunos buscan ampliar el horizonte del pensamiento crítico, mientras que otros buscan profundizar ese esquema de dependencia y ocultamiento. Beneficios a los que siempre suelen acorgerse los que dicen ser defensores de la libertad de prensa, defensores de la pluralidad democrática de las comunicaciones, mientras no estorben sus propios procesos de acumulación capitalista. Los diarios, como los demás medios de comunicación, eligen de qué lado colocarse a la hora de informar o de llevar a cabo su contra parte que es siempre la desinformación para proteger sus intereses de clase. Intereses que los llevóa a aplaudir de pie, lo hecho por las dictaduras de que azotaron este país, pero muy especialmente lo llevado a cabo por la última, ya que esta terminó beneficiando a los medios adictos de la tortura y el saqueo, convirtiéndolos en cómplices.
Entonces Página 12, desde su tapa coincide con su postura crítica ejercidad desde hace veinticinco años con respecto de los derechos humanos, del juicio y cástigo y el ejercicio pleno de la memoria. En sus páginas, es posible encontrar día a día, recordatorios sobre las víctimas, que familiares y amigos hacen, reclamando justicia, prometiendo el no olvido y ejerciendo su derecho a reclamarlos, como siempre, en su aparición con vida.
Sin embargo para el vocero de la antipatria los temas históricos son otros o por lo menos, la importancia de los otros temas lo sitúan claramente en las antípodas de ese, de este momento, en el país. Clarín, uno de los dos diarios beneficiados por el gobierno de la picana y el robo de bebés, no duda a la hora de defender lo indefendible o mejor dicho, lo nombra a regañadientes, lo sitúa si bien en la tapa, en un espacio menor, al pie de página, debajo de una foto de señoras muy bien vestidas y maquilladas que piden más policías y más eliminación física de ladroncitos de un color de piel diferente. Como las casualidades se sabe no existen, esta foto central con fondo negro, apoyada literalmente sobre el tema del robo de bebés etá debajo de la nota más importante. La nota sobre un gobernador, que el diario espera, sea en poco tiempo más la princiipal figura opositora de este gobierno que los tiene a maltraer. Pero no es sorprendente. El diairio a diferencia de otros medios argentinos, es un monopolio. Es una corporación que a diversificado sus negocios. Tiene intereses en soja, armas, negocios financieros y conforma según pasan los tiempos distintos grupos de presión, que montados sobre el canto vacío de la libertad de prensa, trata de ocultar sus negocios ocultos.
Dueño de canales de televisión, de radios como mascarón de proa, clarín desde su tapa marca claramente las diferencias semánticas con respecto de un hecho de por sí histórico, así en la conformación de su discurso periodístico trata de ocultar o mejor dicho darle otro sentido al curso de la información, desplazando el foco a otras alternativas, que lo sitúan claramente en la finalidad expresa de expresarse según sus intereses periodísticos, que no siendo casual, no coinciden con el sentimiento generado por la justicia de este país para con sus ex y actuales socios, que vienen a ser los mismos.
Por su parte el tercer periódico de la jornada, también situado en como Página12 en el costado de la información decide desde su misma tapa colocar la información en su justa medida, abarcando la parte
central de su tapa en un hecho, que conmueve y determina el sentimiento de buena parte de los habitantes de este país. Creer como creen los grandes conglomerados monopólicos que el tema de los derechos humanos radican en las inquietudes de unos pocos, es desconocer el tamaño y la profundidad del daño infligido por los militares, hasta ahora, únicos culpables del genocidio. Faltan sus socios civiles, empresarios patriotas que vendieron el país a pedacitos, hombres provos, que confeccionaron listas de delegados sindicales de sus empresas, para que fuesen secuestrados. Asalariados de las multinacionales, que ejercieron el poder discursivo montados sobre las bayonetas de sus alcahuetes uniformados, mientras el país era un enorme campo de exterminio. Tiempo Argentino destaca en su tapa como título principal entonces, el hecho trascendente de una condena ejemplar.
Tres diarios, para descubrir quién es quién en estos momentos en este país. Vale la pena, leer los diarios, descubrir sus entrelíneas. Lo no dicho. La configuración de sus tapas. Todo vale en los grandes monopolios para distraernos. Miren sino México con el candidato del PRI y de Televisa para darnos cuenta, del poder que ejercen estos defensores de la libertad de prensa.
Los ocultamientos y los corrimientos de sentido que realizan a la hora de querer vender, algo que en realidad no es y ocultar los trazos, las huellas que han ido dejando a lo largo de las últimas décadas de latrocinios y traiciones los dueños de la supuesta verdad de los grandes monopolios de la prensa argentina.
Monopoliosque algún día, también pagarán sus culpas.
Así, solamente mirando y con la ayuda involuntaria de mi hijo, descubrí estas tapas hoy, mientras trataba de darle forma a este discurso del día después. De la historia de estos tiempos que me conmueven.
Digo.
Voy a contar una historia. Amarga, dolorosa como las cientos de historias dolorosas que atravesaron este país en los años del dolor.
Ella se llamaba Cecilia Viñas. Era militante. Ella y su compañero lo eran. Estaba embarazada de siete meses al momento de su secuestro. El y ella, ella y él sufrieron torturas terribles. De él, Hugo Reynaldo Penino no se supo nunca más nada.
De ella en cambio se supo, que hasta pocos meses después de instaurada la democracia, siguió con vida. A las pocas semanas de asumir Alfonsín la presidencia, ella, Cecilia Viñas se pudo comunicar con sus padres. Tres o cuatro veces por teléfono. Luego cesaron las comunicaciones.
Ni el presidente electo ni su miserable ministro del interior hicieron algo. 
Se cree que ella fue asesinada después de estos contactos. El apropiador del hijo de ella, era el segundo jefe del campo de concentración que funcionó en la Esma. Vildoza el valiente marinerito está prófugo. Su señora, también apropiadora del hijo de Cecilia, fue detenida a principios de estaba semana. Parece que entraba y salía del país a su antojo, con documentos falsos. El hijo de Ceclia Viñas vive en Londres, con sus hijos.
Cecilia no es un misterio. Es producto de la impunidad que habitó este país durante décadas.
Era una morocha linda, siempre sonriente, siempre de buen humor cuentan sus compañeras de trabajo. Está desaparecida y su historia es la historia de ese dolor que nos cobijó durante muchos años, que llevamos a cuestas como un poncho pesado por el agua de lluvias casi eternas que atravesamos hasta ayer, cinco de julio en donde hemos vuelto a vivir uno de esos raros e inusitados momentos de justicia que de tanto en tanto nos debemos y nos merecemos.