En Zona

sábado, 29 de septiembre de 2012

Postales porteñas I


Buenos Aires se intuye. Esta primavera que reicén comienza a desperezarse con cierta sensualidad vaticina los calores futuros, la poca ropa en las mujeres y la alegría de los hombres por tanta belleza desatada y socialmente aceptada.
Comienzan los días de ceremonias. Los días de esa largura de luz que entusiasma, que s ehace eterna, cadenciosa y benevolente. Sin embargo, esta ciudad del puerto parece no percibirlo. Todo sigue a un ritmo afanoso, todo a una velocidad loca, rotunda y hacia ninguna parte o por lo menos así lo creo. Es una ciudad gigante, que no descansa y que nos somete a todos a una especie de locura prevista en cada esquina, a cada paso.
Siguen las discusiones. Ni el fútbol salva estas distancias que entre amigos se agitan. La pasión es inversamente proporcional al desatino de discutir cosas o cuestiones, que nadie en su sano juicio podría entrever como algo rotundo.
Han vuelto los anti. Los enemigos. Se cruza una estrecha línea y ya no se puede volver. No hay perdón para aquel que piensa diferente frente a una mentira, no ya ante un hecho real.
Las pasiones se desatan, pero no por la pasión, sino por la identificación de aquellos que apoyan una idea de gobierno.
Buenos Aires es una ciudad que se cree un país. Es un puerto, el mismo puerto que siempre estranguló al resto del país. Pero es solamente eso. Un puerto. Una ciudad que queda lejos de los centros de poder y muy cerca, demasiado de la realidad de un contienente emergente y nada más.
Digo.
Ahora que me estoy preparando para viajar de nuevo a esa ciudad secreta que se llama Madrid, compruebo lo desmadejado que me resulta todo.
En pocas semanas entonces en esa Madrid que resiste. Que empuja, que alecciona e indica. Porque lo cierto es que y a pesar de todo esto que nos transcurre, existe esa vieja predilección europea de destruir su continente por lo menos dos veces por siglo.
La policía sigue arremetiendo contra todo lo que se oponga al orden establecido por el neoliberalismo. Represión a destajo para con aquellos que enfrentan esa soledad que se llama ajuste. Se le atraganta a uno el corazón desbocado por la eficacia policial. Se le nublan los sentidos a uno, que mira desde la comodidad de su casita porteña, como as cargas policiales se parecen a ataques demenciales para con personas desarmadas. Llama la atención la no respuesta. Tal vez, para mí y desde esa nacionalidad que porto, me parece una especie de locura, pero tendrá su razón. El pacifismo es difícil de entender, creo que hay que estar muy bien dispuesto a el. Yo no puedo, desde este departamentito portuario, quedarme con ese diagnóstico. Ver a los azules pegar y disparar a discreción, me duele.
Pero he aprendido con los años que saber separar lo importante de lo accesorio, no sólo es inteligencia política, sino también capacidad táctica. Y de ahí, extraigo, creo, mi manera de mirar. El neoliberalismo es genocida. Utiliza el poder de los estados nacionales para reprimir en nombre de esos poderes que saquean países a costa de cualquier costo con tal de seguir exprimiendo.
La policía reprime en nombre del FMI como dice el dibujito y de esas minorías gobernantes que trabajan para esos sectores. Esto no es nuevo ni ninguna verdad descubierta. Lo se.
Vuelvo a Marx, cuando dice: no es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia.
Digo.
Si España está atravesada por estas cosas que duelen, por aquí no vamos mucho mejor o si, apenas. Se moviliza la derecha, se mueven en torno a una idea, la de confrontar con el gobierno. Organizan miserias, amenazan con la muerte a funcionarios del gobierno. Ejercen su poder desde los medios dominantes y mienten. En esta especie de "Kristallnacht" motorizada por los grandes periódicos de Buenos Aires, le meten miedo a la gente, a la mayoría que pacífica y escrupulosamente trabaja, manda a sus hijos a la escuela, paga sus impuestos.
Esa mayoría que le dió su voto de confianza de forma abrumadora al gobierno, hoy se ve cercada por la violencia de las clases más pudientes de este país. Se amenaza y se intimida al resto. Se ejerce ese odio criminal hacia los pobres, que y esto no lo saben pero lo intuyen muy bien, es un límite infranqueable.
Persisten con su campaña y vociferan, apoyados en ese orden libidinal del cual procede y se sostiene el régimen capitalista, que como siempre muestra, sigue mostrando las limitaciones de la institucionalidad democrática.
No tienen partido que los represente, porque ninguno puede hacerlo o hacerse cargo de ese odio de clase, sin estar loco y ser arrumbado en el cajón más lejano de la historia. No se organizan entonces.
Eso es algo que nosotros si sabemos y conocemos profundamente.
Vuelvo.
Me voy a España, por unas pocas semanas en semanas más. Vuelvo a uno de los vínculos más intensos que forjé en esta especie de domesticación particular que significa viajar a pesar de que digan en este puerto del fin del mundo, que no es un país en sí mismo, que este gobierno prohibe salir del país.
Vuelvo a España y a buscar esos sonidos que me atraen desde lo más profundo. Es otoño y dejo la primavera porteña por un ratito nada más. Voy buscando nombres y abrazos y tratar de dejar sentado ese amor inamovible que me une con esa ciudad a pesar de la represión, que duele y que abruma. A pesar de estos tiempos de cólera que vive el español de a pie. A pesar de todos esos pesares, vuelvo para comprobar y poco más. Esa ciudad es parte mía y me ha cobijado como buen gato que soy, con su calor y ese cariño que solamente a los gatos suele gustarnos.
Pienso.
A lo mejor estos meses de ausencia nos han hecho bien a todos. Algunos me dirán que la situación es complicada, y seguramente será así. Pero de ellas siempre hay que extraer enseñanzas, nada dura para siempre. Ni siquiera la vida dura toda la vida.
Me quedaré poco, pero vale la pena todo el esfuerzo que esto signifique. No tengo dudas. Pero ese recorrer sus calles, ese cafelito que me espera en El Comercial, viendo al mundo girar, esa sensación de casi eternidad que me invadía siempre entre sus gentes, dificilmente puedan olvidarse.
Es como volver a la mujer amada siempre. A esa especie de amor secreto que siempre une más de lo que suele parecer.
La foto es de Madrid y de un mural en la que la policía nacional decidió borrarle a la misma policía golepando a mujeres desnudas. Eso si, dejaron a las mujeres desnudas en la pared y de ahí, que quisera rescatarla y dejarla entre estas líneas.
Sigo.
Leo el último libro de la periodista Thelma Luzzani "Territorio Vigilados". Un recorrido por esta espina dorsal llamada América. Recorrida que hace la periodista por las diferentes bases de marines de los Estados Unidos afincados en el único contienente de este planeta que no enfrentó guerras entre países hermanos en el último siglo. Estas bases militares, diseminadas por la geografía de este territorio no son solamente para preservar el oro, el petróleo o el agua. Son para impedir esa rebeldía que nos atañe desde siempre. Para controlarnos, mientras nos dicen qu es para combatir el narcotráfico o el terrorismo islámico o tonterías similares. Lo cierto es que como patio trasero que somos, esta nación sudaca, emergente y casi sin crisis capitalistas por ahora, merecemos ser vigilados muy de cerca. Valiente trabajo, bien documentado y necesario para saber de qué color se vendrá el futuro para la región. La lectura de este libro no sirve para tranquilizarnos, pero sirve para estar atentos sobre esta predilección imperial. Sabemos desde siempre quelos imperialismos son siempre racistas, así que sabemos de que forma vien la timba que ellos quieren jugar siempre.
El imperio debe cuidar sus fronteras. Eso es lo que se desprende del trabajo notable de Luzzani, que llega en su momento justo para descubrir nuevas pistas. Se puede leer y se recomienda leerlo como una novela policial.
Por último me quedo con el maravilloso disco de Dave Holland, que descubrí hace mucho en España. Disco memorable y notable, que tiene la impronta de ser una big band al mando de este contrabajista histórico dentro del mundo del jazz. "What Goes Around" es una especie de lección que este tipo con cuatro o cinco décadas de historia a sus espaldas nos regala.
Es un trabajo maravilloso de 2002. Un trabajo que impresiona y deslumbra por partes iguales. Al talento de Holland se suman los talentos de doce músicos que siguen la invención de este  talentoso músico, que siempre buscó nuevas fronteras y nuevas carreteras que surcar.
Es un buen disco, un muy buen disco de jazz, de esos que quitan el aliento y recargan las pilas de cualquier persona sensata y amante de la buena músic.
Digo.
Mientras la ciudad este sábado se apresta a sacar a relucir, como buen puerto que es, sus luces de neón y su desenfreno, yo me preparo para una reencuentro que me viene pidiendo el cuerpito. Esta noche, los amigos me esperan y charlaremos en una casita suburbana mientras el fuego, que no es fatuo, irá dorando carnes y otros pecados.
Un abrazo.



lunes, 24 de septiembre de 2012

Haciendo la plancha

Lunes.
Feriado nacional. La ciudad desierta y un silencio saludable. Inobjetable momento entonces para dedicarme a la música, sus territorios y sus certezas.
Dejo para el futuro lo que habrá de deparar estas vidas. Razones y motivos que como una avalancha de barro se desprende ante cada nueva circunstancias.
Hoy, escucho música, hago la plancha y me quedo flotando con mis dolores y mis alegrías.
Asi se mueve entre mis cosas el sonido de este pianista hace poco rescatado del olvido por los que más saben. Sonny Clark en este trabajo desarrolla su talento en medio del caos que supusieron los nuevos tiempos que se asomaban por los primeros años de los sesenta.
Suena entonces este impresionante "Cool Struttin'", en donde están Art Farmer, Jackie McLean, Paul Chambers y "Philly" Joe Jones. Todos con furia y rigor, dando rienda suelta al talento sin ningún lugar a dudas.
Un tipo que me pone alegre. Un músico interesante y un sonido puro. Es jazz de la vieja escuela, si es que esto existe. Un vez en una librería de libros leídos, en donde de vez en cuando, buscaba refugio me familiarizó con esta música. Algo insensato para mí, algo nuevo y creo que definitorio.
Algún día deberé hacer una especie de recordatorio para todos los que en su memonto perdieron su tiempo conmigo. Una lista en donde estén aquellos que me enseñaron a tiempo completo a ser, creo, lo que soy hoy. Nombres y tiempos de personas, que con dedicación, delicadeza y paciencia me formaron, me forjaron en esto que hoy es inaprensible. Es evidente que se trató de amor, de ese amor educactivo y rotundo.
Entonces en esa vieja librería hoy demolida, este tipo decía cosas, mientras los libros leídos bramaban en los estantes que yo, como una esponja, absorbía a raudales.
Crecí entre libros. La música en mi infancia, ya lo conté, provenía de mi madre. Viejos tangos, valses o boleros eran entonados por ella mientras deshacía la casa de sueños y pelusas en los rincones. La radio era una especie de alimento durante los fines de semana. Cantaban desde ahí y desde ese sitio se diseminaba por toda la casita ese lento ronronear melódico.
Así, cuando crecí la música fue un alimento. Fue una especie de carretera por donde trasladar todo lo mío hacía ningún lugar.
Antes de regresar desde España, la noticia me hizo cicatriz. Se había muerto Luis Alberto Spinetta. Infaltable en mi crecimiento, nutriente de poesía y de música a lo largo de casi toda mi vida. Invisible fue una especie de milagro en medio del matadero sincronizado que ejecutaban los que siempre suelen ejecutar.
En 1975 las cosas estaban fuleras, jodidas y se hacía la noche por los cuatro costados. No había tiempo para detenerse, el aliento se lo guardaba uno para no aflojar en medio del incendio. Sin embargo, el "Flaco" saca este disco durante ese año.
Aquí hago un punto. Una noche de esas, recalo en la casa de una mujer. Era de origen japonés. Vivía sola, estudiaba o cursaba en Ciencias Exáctas. Era suave como un viento en primavera. Casi no había muebles en su departamentito. Tenía un tocadiscos y discos. Entre ellos, estaba este, recién salido. Lo puso y de repente el mundo se me abrió bajo mis pies. El mundo tomó otro color, se transformó en esos escasos 36 minutos de duración. Se quedó fuera del departamentito, aguardó por otros tiempos. Me dejó en paz, se diluyó y disfuté esa música con la sensación de haber arribado a un sitio diferente.
Pomo y Machi, en batería y bajo, seguían esta poesía hecha música. Le daban color a esta revelación entre cuatro paredes.
Lo sigo escuchando hoy. Sigo percibiendo la fragilidad y mi dureza tonta de aquellos años ya lejanos. Sin embargo su sonido sigue perdurando entre mis cosas.
Cuestiones.
A veces, uno, yo, no asumía la plasticidad del tiempo. Postergaba, despedía de mí, los rastros de esas lluvias intensas que me merecía.
La muerte de Spinetta, me permite cerrar un círculo en donde lo rescato como lo más determinante de la música popular de este país.
Entonces uno acumula rastros. Suma, sigue sumando con esa alegría profunda que me acompaña desde siempre. Busco músicas, lecturas, charlas, que me permitan seguir creciendo durante este feriado. Así me encuentro con este músico de Dinamarca llamado Henrik Gunde y su último trabajo llamado "Now".
Me felicito de poder escucharlo, descubrirlo y saborearlo. Es un trabajo que me sorprende. Si, sigo sorprendiéndome a pesar de los años y esas rarezas.
Gund es pianista y se lanza a buscar desde el talento los nuevos horizontes posibles. Vale la pena escuchar el tema de Charlie Chaplin "Limelight" o el rotundo homenaje que le brinda al pianista sueco Esbjörn Svensson. La sutileza hecha música, el buen gusto de un músico a la hora de hacer uno de los mejores discos de este año. Una sorpresa que baja por el cuerpo como uno de los más atrevidos de los licores. No se desboca y en la contención a lo mejor, para mí, radica todo el entramado que construye este danés en un disco, merecido para nosotros, el resto de los mortales que siempre solemos vivir con la boca abierta.
La música es un valor fundamental para dejarse llevar. Para someterse a la pregunta que se destila entre los momentos de recuperar la memoria. Digo. La música nos permite adentrarnos en nuetsros recuerdos, nuestras ganas no cumplidas o cumplidas y desde allí, evocar.
En mi caso funciona como una foto. Como una especie de biografía. Hay, hubo, momentos y también hay, hubo, músicas que formaron una especie de cortina musical de fondo en lo hecho.
 Y sino, este Eric Clapton de los años '70. "No Reason to Cry". Trabajo del año 1976, que escuché muchos años después por primera vez. Trabajo en donde está por ejemplo Bob Dylan cantando o Ron Wood. Músicos de The Band. Muchos sosteniendo a un guitarrista esencial en la historia del rock. Como no podía ser de otra forma, a este, lo descubrí mientras vivía en la norteña provincia de Jujuy. Las noches de San Salvador gracias a mi madre, quien tiempo después volvería a sorprenderme rotundamente con otro disco, pero eso lo contaré en otro momento, se poblaron con los sonidos de un trío que se llamaba Cream. Hasta ahí llegó la música de este hombre.
Yo adolescente antes de la perpetuidad en este estado, me acurruqué al costado del tocadisco y gasté literalmente ese primero encuentro con Clapton.
Años más tarde, en otros paisajes, seguí vislumbrando los pasos dados por este tipo. Sin embargo, cuando vino a Buenos Aires en pleno imperio neoliberal me negué en redondo ir a verlo al estadio.
Tonterías. Puntos de vista.
Sin embargo, pongo este disco y se me caen las medias. Cualquiera de los opus de los años setenta de clapton tienen la profundidad para abismarme, quedarme callado y escucharlo. Pique por donde pique sus discos de esos años, son una cosa rotunda que me blinda en mi amor por este guitarrista impresionante.
No, no es un descubrimiento el que hago. Es solamente una especie de baile que hago con su música en mi casita porteña.
A lo largo de los años, profundizando en algo que no se muy bien qué es, fuí acumulando datos, sonidos, nombres, amores y otras cicatrices.
De la mano de Piazzolla, tardíamente, llegué a este músico verdaderamente importante de la música argentina. Gandini es un talento, un músico de asombro. Durante años fue director de una rama del Teatro Colón dedicada a la música de vanguardia o del siglo veinte. Clásica, pero de aquí nomás. Músico con una impronta temible y dueño de un manejo del piano como pocas veces se ha visto en este país.
Piazzolla lo convocó para su última experiencia antes de morir. Ahí lo escuché y me dejó pasmado. Tiempo después editó dos discos, este es uno de ellos. Asombran los tangos tocados de esta forma. Asombra la capacidad de llevarnos a otros límites que Gandini refleja en por ejemplo "Flores Negras" un disco grabado en vivo en la ciudad de Rosario.
Me produce placer la sorpresa que me plantea este pianista. Esa búsqueda profunda por los sonidos de una música extranjera, hecha por extranjeros y que terminó siendo música nacional.
Pero Gandini va mucho más allá de todo esto. Bucea en las raíces y moderniza una música vigente desde cualquier ángulo. La dirección planteada por Piazzolla, Rovira entre otros, encuentra en Gandini la continuidad de esta perfección hecha sentimiento.
A veces me cuesta separar, despejar de entre tantos sonidos, aquellos que seguramente serán mejor analizados y comprendidos. Hablo desde el fervor. No tengo ninguna cátedra ni pertenezco a ninguna academia.
Siempre me negué a ese tipo de civilización que te llama doctor o licenciado. Prefiero el silencio del aprendizaje a solas. Me inclino más a otras cuestiones. Más cerca de la barbarie si se quiere, pero no menos afecto al talento de esos otros, que me nutren, que me eligen desordenadamente.
Como el amor. Uno deja un amor por otro amor. No elige la soledad para arrancar desde ahí. No le pone sitio o decreta el estado de sitio al deseo. Solamente uno lo posterga. Uno lo cuida hasta la próxima vez, que no habrá de durar más que un cigarrillo fumado en la cama, mirando al techo después de esa guerrita que llamamos amor.
Es que el corazón no tiene visa. Atraviesa las fronteras y en el mejor de los casos, siempre es ilegal. Ese amor entonces es casi el mejor, el que queda prendido del bolsillo de la camisa, el que te da un nombre, que te nombra de forma secreta y a perpetuidad.
No se en qué momento Divididos comenzó a fermentar en mi interior. Los escucho desde siempre. Algunos discos me gustaron más otros menos. Este, "Amapola del 66" funciona como una especie de explosión de rock en mi casa. Y funciona. Divididos ha conseguido algo difícil en estas aldeas lejanas. Ganarse el respeto de casi todos. Sonando con esa sangre galopante, rabiosa y que pedalea a fuerza de saber hacernos saborear la mejor música.
Amapola es un disco que te obliga a ofrecer tu corazón para que siga siendo joven. A lo mejor mi cuerpo ya no es joven, pero mi cabeza sigue adolescente. Cosas de este tipo de vidas que he intentado vivir a toda costa.
Digo.
En este hacer la plancha. Dejar que me mueva la corriente, que me sostengan las olas de este río sin propósito, dejo que suenan las músicas que me seducen. Me dejo llevar sabiendo que el regreso siempre es dificultoso. Pero no importa.
Es feriado, mañana será otro día y habrá, que duda cabe, otros nombres.
A veces presiento que la música de alguna forma me salvó. Desarrollé una infinita sensibilidad gracias a ella. si el viajar me domesticó, la música me hizo eterno. Lo escuché por primera vez, a Bill Evans, grande. Venía saltando de tejado en tejado. Sediento y dolorido. Y lo escuché junto a este trío que conformaban Scott LoFaro y Paul Motian. Los tres hicieron en muy corto lapso de tiempo uno de los mejores momentos de la música popular. Evans es tal vez, a mi juicio, uno de los mejores pianistas de la historia del siglo veinte en lo que al jazz se refiere. Este trabajo son las formidables veladas que hicieron en vivo los tres. Es de alguna forma un disco imperdible y deslumbrante. Pura química sosteniendo tres talentos, dándole sonido a la oscuridad y derrotando el silencio.
Mi amor por el jazz, devino después de seguir solo o bajo indicación los caminos a tomar a la hora de seguir almacenando músicas en mi corazón. Lo mismo me ocurrió y me ocurre con la literatrura.
Ambas disciplinas me enseñaron a no ser dogmático. A no ser terminante, a dejarme modelar por la capacidad del otro o la tiranía del otro.
Bill Evans hoy figura entre mis gustos más definidos. Su visión del mundo a través de su piano me hace a veces dudar de mi amor. Entre él y Theolonius Monk otro pianista, que merecería una calle o una avenida arbolada en cualquier ciudad de este planeta. Entre estos dos, se queda mi corazón siempre.
Vuelvo.
Vale la pena agenciarse este "The Village Vanguard Sessions" que acaba de ser editado por fin, en un solo y creo, definitivo disco. Prueben y con paciencia, dejen llevarse a una recorrida por la inteligencia en forma de sonidos.
De las pocas cosas que siempre me costó clausurar, figura la música. Nunca pude abandonar esta pasión por ella. He gastado fortunas, han gastado fortunas en mí, aquellos que quisieron mi placer. Todos, ellos y yo, fuímos elaborando paso a paso, este camino.
Con diferencias, la música me permitió ser.
El lunes se muere despacito.
Acabo de descubrir a este saxofonista alemán. Estoy, mientras escribo escuchando su último disco llamado "Beyond Words".
Ulrich Dreschler, maneja la simpleza con buen gusto, hilvana líneas sobre las otras líneas y deja una música perfecta. Benny Omerzell en piano; Lukas Konig en batería y Efrat Alony pone su voz. Todos conforman un disco profundo, suave y lleno de matices.
A veces, como hoy, la música me da palabras. Me permite entreabrir las razones que me siguen movilizando. Alejado como estoy de lo esquemático, encuentro en lo popular diferentes variaciones sobre mi decisión. Es decir la música popular sigue siendo uno de los mejores nutrientes a la hora de confeccionar esa memoria conjunta que tenemos los pueblos. Memoria que nos permite desde la alegría, seguir combatiendo los privilegios de aquellos que suelen ostentarlos.
Mejor me preparo mate porque me estoy metiendo en honduras.
Sigo.
La simpleza es esto. Dejarse llevar en un feriado hacia la nada. No especular con el futuro ni ser viudo del pasado. Todo radica a lo mejor en esa tenue sensación de pasar, despacito y por las piedras, dejar algunos rastros y no mirar hacia atrás.
Eso ya pasó. Quedan los perfumes, las caricias y el olor. El resto sigue estando delante de nosotros. Solo hay que saber, que desde esa decisión no se puede ya negociar nada y está muy bien, que esa lengua que me habita me haga decir esto en lo que creo profundamente.
Sigo con la música. Es mi día de permiso.
Hacía muchos años, que no volvía a ellos. Hace 40 años, que estos siguen juntos, produciendo una música tremenda. Puro rock and roll, blanco y texano.
Los escuché por primera vez a mis 17 años. Me sorprendieron, a nadie en esta ciudad les gustaban. Eran considerados por los sabiondos, demasiado primarios. Sin embargo, eso era lo que me daba calor.
Ese sonido ZZ Top, era lo salvaje que me andaba pidiendo el cuerpo. De tanto en tanto, me suele ocurrir con el rock como con el box. Esa salvaje sensación de estar vivo. De vivir para algo.
A esa edad, lo único que quería era ir a las olímpiadas como boxeador. Iba al gimnasio, me entrenaba, peleaba con otro desconocido y me bancaba lo que fuese. Quería ir a la selección y después liarme a guantazos con algún gringo.
No pudo ser. Pero siguió en la era pre-internet, pre-walkman, en la era pre todo, sonando de vez en cuando este trío del sur de los Estados Unidos.
Es vida pura. Ahora que vuelvo a escucharlos en su último disco, me afirman en mi sensación profunda de ser ese costado salvaje, arisco que porto, que sigo portando como mi nombre y mi dni.
Están los tres en un disco tremendo que acaba de ser editado después de nueve años de silencio. Ahí están sonando con ese fervor. "La Futura" lleva por título y es una especie de regalo en este desierto que seguimos atravesando en el año del calendario maya o lo que esto quiera decir. Recomiendo eso si, escuchar con detenimiento "Over You", seguramente la platea femenina me lo agadecerá profundamente. Eso espero.
Ahora que dicen que en cuatro veranos se habrá de derretir el polo norte nada mejor, que escuchar a estos vejetes hacer ese viejo y querible rock and roll de las clases más desfavorecidas por el genocidio neoliberal que nos atormenta.
Sigo.
Entonces, cambio de música y me empecino con este pianista japonés llamado Masabumi Kikuchi, quien junto con Gary Peacock en contrabajo y con el difunto Paul Motian en batería conformaron este trío llamado Tethered Moon. Así los tres grabaron esta delicia hecha música llamado "Chansons d' Édith Piaf".
Los tres entonces hacen un recorrido por algunas canciones de de la cantante francesa y entre ellas, entre este caudal de música hay una verdadera gema que es "Que nadie sepa mi sufrir" de Angel Cabral y Enrique Dizeo, compuesta en Buenos Aires en la década del '30 y que se convirtió en todo un éxito. Aquí en esta canción hay un solo de contrabajo de Peacok que deja mudo al más pintado y que bien vale su peso en oro. Disco memorable del año 1999 cuando se terminaba el siglo. Disco que obliga a entender la no existencia de fronteras de ninguna índole cuando la creatividad busca materializarse. Aquellos que le quieren poner alambradas al viento, siguen siendo los estúpidos de siempre. El talento recorre todo, solamente hay que saber verlo, percibirlo y dejarse empapar por el.
Digo.
La música nutre, reformula y si se quiere amansa a las fieras. Así estoy en mi feriado de lunes, puente para que los turistas se vayan de esta ciudad y recorran ese vértigo horizontal que es la pampa y sus no límites al ojo humano.
Sigo.
Hoy, me dije para no defraudar al personal, me dedicaré a la música. Seguiré con esa costumbre de asentar en el debe y el haber, las cosas que me vayando surgiendo con estos sonidos que me conmueven.
La Vela Puerca, es una banda uruguaya, con un sonido que forma parte de ese costado que tienen los uruguayos a la hora de cantar y de crear.
A mi me une un profundo reconocimiento con la música y la poesías que se elaborar del otro lado del río. De ese charquito que nos une a pesar de que otros crean lo contrario. "Piel y Hueso" es el último disco de este buenos músicos orientales. Dos discos, uno más reposado que el otro. Uno es duro como el hueso y el otro terso como la piel o quizás deba decir suave. En fin, dos momentos diferentes de este espectro del rock del sur del continente. No obstante los dos discos, son una especie de manifiesto y de reafirmación de los hecho hasta aquí por este grupo. Disco que merece atención y que se debe escuchar buscando las pistas de ese patrimonio cultural conjunto que nos hermana, que nos une en nuestras luchas comunes y nuestras esperanzas también comunes.
Disco que merece, estar entre mi música y que hoy recomiendo para aquellos que no creen como yo en esas cicatrices que llaman fronteras.
A veces
Suena la música en mi casa desde el amancer hasta que se extingue la luz. Segmentos que se entrecruzan, caminos que se bifurcan entre diferentes estilos, diferentes o distintos rumbos que la música va produciendo en mi vida de manera perpetua.
Me moldea el corazón escuchar música.
Me asombra. Lo sigue haciendo con esa destreza que solo le he permitido a ciertos amores en mi vida. Será por eso, que siempre estuve agradecido a ellos.
Por último.
Grabado en Polonia, este disco derrama sensualidad por todos los poros. Samech es un trío de cuerdas y percusión. Es música que se mueve dentro de uno como una culebra ciega, buscando ese oculto sitio de la pasión hecha sonido. "Quachatta" es un momento pleno de buena música, de ardores producidos por el baile, por la emoción de una música vieja, antigua que todavía late. En el se funden las raíces de todos los continentes. Samech en hebreo significa besar, fundando por Anna Ostachowska y con Marek Lewandowski, Magdalena Pluta y Robert Sztorc conforman este original grupo, formado en Chile. Cuatro polacos afincados en Chile que un buen día deciden besar todo lo besable y buscar en ese infinito de una cultura infinita, los motivos y las razones para revisar una tradición y hacerla nueva.
Disco de texturas, de mezclas, de convergencias de diferentes culturas. Música de un pueblo que se reencuentra en otros pueblos, mutando y a la vez manteniendo todo hasta desembocar por ejemplo en un tango llamado "Agatango" o ese sonido oceánico que se produce al final del disco en "Quachatta".
Transculturización. Sincretismo. Mezcla. Ese es el balance de este disco memorable, intenso y afortunado. Editado por el gran John Zorn, Samech es una agrupación que demuestra una clara y arrebatadora decisión de hacer cosas valientes que a veces sin lugar a dudas, hacen de este mundo un sitio mejor.
Mejor, me voy a tomar mate y dejo aquí de fondo esta música saludable, transparente y necesaria. Debía disfrutar del feriado y lo he disfrutado con creces.
Salud compañeros.

martes, 18 de septiembre de 2012

Casi sin ganas

Me niego. Me declaro en huelga. Me quedo debajo de aquel árbol rodeado del olor a jazmines que viven en esta ciudad cada primavera. No tengo ganas.
Llueve y el viento viene del río. Dicen las viejas que es sudestada. Se cae el cielo. Me quedo mirando por la ventana, escucho música. Me dejo llevar.
En poco más deberé volver a España. Tengo ganas de hacerlo. Reencontrarme con parte de mi vida. Estar con mis amigos y con ellos, reir y charlar. Dejar escapar el tiempo insensato.


Pero hoy llueve.
Se paraliza todo en una ciudad como esta. Se complica y se vuelve casi anormal. Llueve y a uno se le van las ganas, se pierden como esos barquitos de papel que hacíamos a la hora de la siesta de los días lluviosos de nuestra infancia.
Dejo por un buen momento de pensar. Me asombra esta sensación de inobjetable lejanía que me acomete con estas lluvias.
Me había desacostumbrado. Llueve y parece que es en serio. El invierno se despide con lluvia y frío. Narices rojas, bufandas y el cuerpito que no le responde a uno como debiera.
No, no voy a decir nada del presente en este país y el mundo. Me niego.
Me distraigo mirando anochecer.
Mejor me preparo el mate y sigo.
De fondo suenan El Cuarteto de Nos. Lo dejo correr.
La música sigue siendo un buen alimento a la hora de encontrarle atajos a estos tiempos de vigores y otras minucias.
Me dejo llevar entonces y me divierto con esta música.
Entonces el último trabajo de este grupo me llena la casa de sonidos, de frases inteligentes, de disparate puro. De esta locura que a veces no podemos ni ya queremos disimular. "Porfiado" se llama y cierra una especie de trilogía de esta banda. El Cuarteto de Nos vuelve a regalar talento con un par de canciones que logran su cometido. Escuchar las letras montadas sobre música.
Nada debe sernos ajeno. Mucho menos el talento, las ganas de prevalecer desde una idea. El talento no se compra. Me detengo y escucho "Buen Día Benito", no paro de sonreír y de ponerme bien a fuerza de descubrir las sutilezas y la dirección que tiene una canción que más que canción es una promesa de verdades. entonces me acuerdo.
Porque, nosotros, los gorditos, los tartamudos, asmáticos cuando íbamos al colegio, además de luchar contra el acné teníamos que pelear contra los más guapos, atléticos y malos del grado o del curso. Esos que tenían a todas enamoradas y babeantes detrás de ellos. Los ídolos del patio y del aula.
A lo mejor, hoy estos mismos deportivos de la crueldad infantil viven con miedo el posible reencuentro con esos otros, que se refugiaban en libros, secretos y silencios. Es que ellos siempre tenían un par de puños endemoniados. Así aprendí a defenderme y también comprendí, que había mujeres que querían un buen par de frases, además de un buen par de puños.
Yo tenía siempre un par de frases, siempre a mano.
Volvía de la guerra cada vez que volvía , del colegio. Mi madre quería ir a hablar con el director, mi padre no.
Vale la pena escudriñar ese pasado que la mayoría habrá vivido en algún momento de esa crueldad que se llama educación.
Vuelvo.
Me gustan estos músicos que me completan de alguna forma.
Llueve. Se viene el agua del sudeste. Esto trae mucha agua, inundaciones y demás maravillas naturales que nos confirman lo chiquitos que somos a pesar de todo.
Hoy hago el vago.
Me dejo llevar. Me reconozco débil, demasiado errante, errático mejor dicho. Miro el agua caer y la música de fondo me permite descubrir viejos sentimientos, sensaciones nada grandilocuentes ni terminantes. Cosas del no hacer.
Personaje de Oblómov, eso quiero ser hoy. Y me lo permito.
Va oscureciendo y la cosa se pone mejor. El azul profundo de la noche terminará de desvestir este martes, meterse en la cama, oir el repiqueteo de las gotas contra los cristales. Aferrarse a la precepción del mañana qu será otro día y dejarse. Siempre dejarse.
Que otros, hoy, tomen la posta. Que se enojen y se enamoren otros. Yo, me quedo donde estoy, fantaseando con nombres ajenos, con cuerpos soñados, con ideas de otros.
Este invento del trabajo es una especie de maldición diabólica. Me tomo un respiro, me abrazo a la sensación de dejar pasar este día de lluvias.
No me deprimo, ni me abate la grisura. No, solamente no tengo ganas de hacer nada. Solamente es una cuestión de hoy no cuenten conmigo, el mundo bien puede seguir este día sin este servidor.
Dejo llover , mansamente, me invento opciones, me propongo acciones, me atrevo y cambio de música. Nada que me atore en esta sensación de culebra que es el pensar. Busco entre mis papeles, algunas pistas por donde seguir. Pero no.
Mejor espero que pase el día.  Que se pierda y a esperar otro.
Entonces con el cerebro hecho un bonsai, me dedico al instrumental placer solitario. Es decir, dejo de trabajar a mi segundo órgano favorito y espero que mi encefalograma salga plano, así nadie pregunta nada.
No pienso.
Me niego a tomar cualquier determinación hoy. Llueve y eso es suficiente para solamente mirar. Porque el mirar, siempre es bueno. Aunque muchos se asustan de el mirar sin participar. Ilusos, todo es pura imagen, nada más que gesto al fin.
Eso, lo dicho. Hoy jubiladamente absorto, me dedico a esperar. Solo eso.
Hasta la próxima entonces.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Lo pendiente


Es en ese correlato de emociones, de encuentros furtivos, desencuentros programados. Es esa mezcla explosiva de amores latentes, que esta ciudad desprende a cada paso.
Ciudad de fantasías, que uno surca como un barco viejo en un océano enfermo. Uno se desprende de la emoción y la ternura lo guía a uno, a mí, hacia una esquina de un barrio suburbano y de golpe, descubre un rastro.
Ahora. Aquí y ahora.
Discuten los que discuten tonterías oficiales, si un adolescente de 16 años está habilitado para votar. Pregunta rara entre tanto infierno.
¿Lo están?
Hace tiempo, mi hija menor, Ana, iba a un colegio que se llamaba "María Claudia Falcone", que creo lo cerraron hace ya tiempo o la cambiaron de dirección, no se muy bien. Pero ella, María Claudia, cuando la secuestraron de la casa de su tía abuela tenía nada más que 16 años.
Es decir si no hace mucho tenías edad para ser asesinado por el estado. Para ser secuestrado, torturado, violado y finalmente desaparecido por el estado terrorista, plantearse hoy la discusión sobre si los de 16 años están capacitados para votar es francamente hipócrita. Un debate falso. Mentiroso. Mezquino y sin ningún tipo de contenido moral que lo sustente.
Digo.
Animal de baldío, memoria, comés pastos que no crecieron más.
Aquel 16 de septiembre se llevó a cabo "La noche de los lápices". Eran estudiantes, todos ellos. Mientras en el país se decretaba luto obligatorio, ellos, desde sus colegios salieron a luchar por la dignidad. Eran pibes y pibas, que militaban en política. Decir lo contrario es desnaturalizarlos.
El debate que hoy sigue su curso de locura desnuda, nada tiene que ver con ellos.
Luchaban por nosotros, por los otros, por todos. Pedían por el boleto estudiantil. Como ocurre en este tipo de historia, el terrorismo era el del estado. Como ocurría siempre por aquellos años, fueron de noche en jauría, fueron muchos armados hasta los dientes, destruyendo todo lo que había a su paso, confiscando la dignidad, mordiendo las memorias. Fueron muchos los que por aquellos años, prefirieron callarse, mirar hacia otro lado. Distraerse y simular.
A veces desde los costados más estúpidos, los estúpidos de siempre relativizan, vuelven todo trivial, lo hacen mediocre. Le meten miedo al resto con sus análisis mediáticos. Insisten en meterle blandura a los corazones desprevenidos de aquellos que aún confían en las medios de comunicaciones.
Porque si desde los medios se debate, es desde esa llanura de ideas que son siempre los medios de comunicación. Esa igualdad de ideas, que depende de un tipo que siente que interpreta a la sociedad en su conjunto y que como jefe de redacción dispone los temas que supuestamente interesan a todos. Una especie de diosito a sueldo, que destraba y traba el complejo mecanismo de la información..
Si los intelectuales han ocupado su sitio en los medios de comunicación, no es para elevar el tono, sino para cobijarse en un sector que detenta el poder, cobrar un sueldo y sentirse protegidos.
De ahí que estos países y creo yo, todos, deben dar la batalla en contra de estos ejércitos de palabras sin sentido que siempre fueron los medios de comunicación masivay que en definitiva son, siguen siendo instrumentos de dominación globalizados en contra de los habitantes de esos pueblos y al servicio de los poderes de facto.
Digo.
Hoy se que la historia carece de sentido muchas veces, que está atravesada por un choque radical, que no hay nada que lleve a la historia necesariamente a cumplir tal o cual proyecto. Creo que un proyecto se cumplirá en la medida el que el deseo de ese proyecto se sostenga, en la medida en que la apuesta por ese proyecto se sostenga y supongo, intuyo, que nunca esa apuesta está garantizada por la historia.
Hago un punto.
Me preparo café, la noche será larga. Hoy es sábado 16 de septiembre de 2012.
Mejor hago café.
Vuelvo.
¿Por qué será que a pesar de la globalización persisten las condiciones coloniales que siguen produciendo pobreza y racismo?
¿Será porque en este continente la memoria siempre es política? Me hago estas preguntas, mientras me distraigo con una magnetsimo en forma de música.
Es el último disco de Tin Hat, una demostración de talento profundo, audaz, desprejuiciado. Estre disco, me llevó a buscar
otros y todos son perfectos. Este "The Rain is a Handsome Animal" basado en poemas del poeta E.E.Cummings, lleva la impronta de una música plena, música del siglo XXI. Carla Kilhlsted, Mark Orton, Ben Goldberg y Rob Reich alimentan esta locura singular con un talento que demuele conceptos, derriba esas paredes viejas que los viejos de corazón andan levantando por doquier para impedirnos ser felices mortales. Vuelvo a escucharlo con detenimiento, con placer profundo. No es un disco fácil. Tiene una cierta levedad que asombra, pero no es oscuro ni rígido. Rescata sonoridades que vienen de los costados profundos de las memorias de los pueblos.
Entonces recorriendo ese margen que se cristaliza en la música, Tin Hat reviste el sonido con un talento que conmueve. Se hace profundo y envuelve. Es un disco que deja sin aliento, que enarbola el buen gusto de sus arreglos para dejar sentada esa capacidad que sigue teniendo la música a pesar del estado de cosas que a veces nos rodea.
Me dejo llevar por la música.
Es de noche. Sábado por la noche, los duendes como los gatos transcurren bajo la luna porteña. Se perciben los ronroneos de gatos difusos buscando el amor.
Digo.
El capital nos invita todo el tiempo a colocarnos sobre su terreno: si aceptamos la invitación, perdemos antes de empezar cualquier intento de lucha. Desde ese rincón debemos saber que nuestra memoria es la herramienta para construir. En términos tradicionales la única fuerza de producción es la fuerza creativa del hacer humano y así, las relaciones capitalistas de producción luchan todo el tiempo para contenerla.
Este período de acumulación capitalista, de reorganización de la hegemonía es posible desde la instalación de políticas expoliación imperialistas que prevalecen en esta supuesta globalización liberal autoritaria.
De ahí que la crisis capitalista que hoy estremece al mundo entero, tenga su centro de fuga en ese mismo centro desarrollado que se desborda y que parece incontenible en su carrera enloquecida cercenando derechos, eliminando obstáculos, sometiendo a nuevas y variadas formas de esclavitud.
Me distraigo.
En momentos más comienza la pelea de "Maravilla" Martínez, el tercer mejor boxeador del momento, en Las Vegas. Me gusta el boxeo, siempre me gustó. Pero reconozco que es una especie de sentimiento animal. Si esta noche gana el argentino, será memorable y si pierde, habrá sido un buen sueño. Pero verlo moverse por el ring, es uno de esos raros placeres primarios que poseo y que de tanto en tanto, me asaltan y me dejo llevar por ellos a cualquier sitio que me quieran llevar.
Amigos me voy a ver la pelea.
Mañana, mañana será otro día.
Saludos cordiales.


sábado, 15 de septiembre de 2012

Esas viejas ganas

Así están las cosas. Salen a la calle y con sus cacerolas a cuestas, sus banderas nazis, rojas, blancas y la svástica en el medio, sus ropas caras, sus colores de piel a tono. Salen a la calle, van a una plaza y ni siquiera un gas lacrimógeno los perturba.
Ni policías había.
Es decir, cuando los que jodemos somos nosotros, cuando salimos a la calle a protestar y tener una propuesta, ellos suelen pedir, exigen policías, mano dura, picana y asesinato.
Una diferencia.
La otra.
Perdieron poder. Ese sector social que salió a la calle, perdió poder de decisión. No son más la usina que despertaba generales y empresarios. El poder se movió a otro sitio. Se trasladó a otro sector.
Como será que la oposición política a este gobierno, ni siquiera acompañó desde la calle misma esta protesta.
Esa misma oposición que fogoneó la rpotesta días antes, junto con los medios de comunicación que detentan el poder. Pero después, esos dirigentes ni siquiera se asomaron a las calles.
Lo hicieron aquellos políticos lúmpenes de derecha, de escasa reprentación en la televisión, pero solo para apareceruna vez al lado de tanta furia mediocre.
Vuelvo.
Son y quedó demostrado, la antipatria. Ese sector social de gente bien, que siempre estuvo con lo más reaccionario y represivo. Son aquellos que siguen teniendo enemigos.
Aquellos que nos dicen a nosotros, que en democracia no hay que tenerlos, que no está bien. Que en democracia existen solamente adversarios.
Me río.
No quieren enseñar a ser correctos. Mientras ellos no pueden serlo.
Es que ellos quieren salvar la patria, eliminando a la otra mitad de esa misma patria para hacer la patria que ellos quieren: oligárquica, sectaria, amantes de los campos de concentración, del orden de los cementerios, del orden divino que los proteje siempre, porque ellos, los de la protesta son el verdadero país, el único país a tener en cuenta. Ellos y no los otros son la civilización, los otros, ya se sabe son siempre la barbarie.
Es que es este concepto, el de la barbarie que es solicitado en múltiples ocasiones para asi poder juzgar las paradojas de la historia, se utiliza desde las bayonetas y no desde la democracia.
Es el que se utiliza para ver lo extraño o lo extranjero, aun cuando éste fuese portador de virtudes que no encajan en el morral de los vencedores.
Porque, un día antes se aumenta el subsidio universal por hijo, que no es ley, posibilitando así, que se vuelquen en el mercado interno, millones de pesos que servirán para el consumo.
¿Qué quiere decir esto?
Que muchos pequeños empresarios que fueron con sus cacerolas a protestar contra una bruja encaramada en el sillón presidencial, por otra parte serán los beneficiarios de esos millones que habrán de volcarse a partir de fin de mes en las compras que hagan los beneficiarios directos de esta asignación universal por hijo.
Pero claro. Los que habrán de consumir finalmente son los que apoyan este proyecto de país. Negritos, feos, sucios.
Ese país oculto que aterroriza a la señora que no puede comprar dólares, pero que acepta la bandera nazi entre ellos tranquilamente o esa otra señora que se pone un pañuelo blanco en la cabeza, reclamando por un país del pasado, usurpando un símbolo de lucha que no le corresponde ni siquiera que entiende en su significado más claro.
Paradojas.
Otra cuestión es el gobierno.
Pareciera que el cristinismo se habla a si mismo y lo que es peor, lo más grave todavía, es que se responde a sí mismo.
Vuelvo.
 Son enemigos. Con ganas de degüello. Son los que quieren libertad. Son los que quieren recuperar el poder perdido. Son los que quieren que se vayan todos y que vuelvan los de antes.
Por eso y a lo mejor me quedo con esta pintada del año 1955 que todavia, por lo menos a mí me sigue representando algo.
Porque la libertadora, aquella revolución que derrocó a Perón, fue la revolución fusiladora, que los antepasados de estos, festejaron ruidosamente, apoyaron e intentaron perpetuar en contra de ese demonio mal parido que fue la chusma definiendo la historia de este país.
Digo.
A veces entre las causas de porque sigo siendo peronista, debo reconocer, que estos gestos, estos odios, estos destellos de rabia, son tal vez uno de los motivos fundamentales para ello.
Villa Manuelita, una villa miseria del gran Buenos Aires, se erigió por aquellos años, de forma incuestionable, en un muro por donde no habría de pasar la antipatria del odio y la revancha.
A lo mejor esto tiene que ver con las ganas de seguir peleando contra estos y sus secuaces.
Un saludo fraternal.






jueves, 13 de septiembre de 2012

Una tardecita Piazzolla

A veces es cierto, me descuelgo de la rama en donde vivo y recorro el paisaje. Toso. Me se hacen cuesta arriba las cuestas arribas. Me distraigo y de repente, me surge esa sensación de músicas, anécdotas y vidas que he viví en otra historia.
El tipo era un reaccionario de aquellos. Pero sirvió.
Sirvió para pelearnos con nuestros viej os, tíos, vecinos y futuras suegras. Este tipo, Astor Piazzolla arremetía contra el mundo de los viejos. No coincidíamos en nada, sin embargo de a poco, se nos fue metiendo en el cuerpo. Esa rabia creativa, esa sensación de amplitud que sonaba en su música. Discutíamos. Era o no tango. Era música y con esa música también crecimos un día descubriéndonos inmersos en un mundo casi paralelo.
Pero el tipo era como Borges. Opinaba y cuando uno lo leía o escuchaba allá por los finales de los años sesenta, no podía creer, lo que decía muy suelto de cuerpo.
Hago un punto.
Me prendo un cigarrillo, lo tengo de fondo, suena este "Libertango", disco grabado en Italia, rodeado de músicos italianos. Muchos músicos para seguirle el tranco a este músico que encandila con su música.
Pero la cosa para mí comenzó muchos años antes. Cuando escuché por pirmera vez "Balada para un loco" en la voz de Amelita Baltar y después, en un gesto único en la voz de Roberto Goyeneche.
Me explotó la vida. Me sigue explotando la vida cada vez que me recuesto en este tango, en este sonido mío, propio, particular.
De golpe me hice grande y siempre me sonó en el corazón.
Me dejo llevar por esas golondrinas de las que habla la canción. Me quedo prendado de la ventana. Mi ventanita florida. 
Resulta que en el año '69, un tío rebelde que tenía por ahí, se robó el disco en una casa de discos.
Y ese disco sobrevivió hasta no hace mucho tiempo en la casa
de algunos de los tanto sobrinos nietos, que cosechó este señor a lo largo de su vida.
En fin, me cuesta detener el tiempo en esa circunstancia. Recuerdo o me imagino, que andábamos en penumbras viendo atardecer, mientras este disco sonaba de fondo. Los dos tomando mate, mientras las mujeres prepraban la comida. Los hombres somos como los leones, nos alimentan siempre las leonas.
Hoy pienso en la actitud de Goyeneche. Tanguero de ley, que en medio de los más crueles ataques que sufría Piazzolla por su música, decidió grabar con este músico.
Sin embargo Piazzolla por ese año 1969, ya había trabajado largo en tango con la mejor orquesta que se tenga memoria: la de Aníbal Troilo, hasta que rompió con el tango tradicional. Además en este disco estaba "El Gordo Triste" que decía: "Por su pinta poeta..." y con eso creo que como un águila taura ya tenía suficiente.
Así Goyeneche se pone a disposición del bandoneonista y graban este monumento de la música porteña.
Cambio.
¿Fuí feliz?
Creo que si. Con heridas y cicatrices, creo que cumplí bien con esto lo de la felicidad. He acumulado palabras y caricias, me hice grande, me enamoré mucho y me quisieron también mucho.
Pero eran años de mucho vaivén.
Casi no había tiempo para intelectualizar la música y mucho menos la de Piazzolla.
Era la tanguedia no me cabe ninguna duda.
Como baqueanos del alma, íbamos todos. Aristócratas de arrabal, enfundados en nuestras palabras convencíamos y nos convencíamos al mismo tiempo. La ciudad se destejía y volvía a tejerse a cada hora, mientras algunos lloraban como el viento otros le mordíamos el alma a esa soledad que nos anunciaba algo que todavía no descubríamos.
Como buen gato, solía andar por los tejados.Seducía a las estrellas y me dejaba seducir a cada minuto.
Y ahí, como un buen vaso de ginebra o vino tinto, se aparecía siempre la música delirante de Piazzolla
que soñaba y sonaba por mí. En más de una oportunidad me sirvió para decir a media voz, aquellas cosas
que jamás se dicen en voz alta. Me traiciono. Me dejo llevar por esta locura de vivir en una ciudad casi inmediata. Una pose. Una forma de ser casi secreta.
Así descubríamos entonces esa cosa de vivir en un mundo casi desierto, repleto de enemigos o simples contrincantes. Piazzoleando, si es que existe, fuímos entonces desmontando acertijos que nos tiraban los mayores.
Testigo seguí acumulando músicas a pesar del silencio. Aníbal Troilo esa especie de padre fundador, junto con Gardel, Carlitos de la mitología porteña hecha música, cuando murió, le dejó su bandoneón a Piazzolla. Y este le devuelve, le devolvió con gratitud una suite como homenaje.
Disco bravo si los hay. "Suite Troileana", ocho movimientos apabullantes, modernos, intactos a pesar del tiempo transcurrido. Situaciones de amores contrariados, enviudados de todo placer, se quedaron así aquellos que defendían algo que se había muerto de vejez muchos años antes de darse cuenta.
El día que escuché este disco se me calmó el mundo por un momento.
Me dejo llevar.
La tarde se muere, comienzan los calores de una primavera, mi primera primavera porteña en años. Otra vez el perfume de los jazmines vuelve a indicarme los caminos de esta ciudad.
Un sentimiento que se baila. Eso dicen del tango. Es casi como el peronismo, que es un sentimiento pero que nos hace bailar de tanto en tanto. En fin Argentina.
Vuelvo a Piazzolla mejor dicho a lo que representa este tipo para mí.
Esa libertad conquistada desde la lucha en forma decidida. Esa razón de ser para esquivarle a los límites dentro de esa necesidad de no conformarse con nada.
La premeditación del conformismo. Esa pausa casi natural que todos hacemos en determinado momento de nuestras vidas. Esa pausa previa al conformarse, ese miedo al precipicio, se aceptar de una buena vez y por todas los límites. No ser más loco ni loca. Dejar de dejarse llevar por el deseo, el impulso, apenas la pasión.
Por diversos motivos, siempre terminaron echándome de casi todos los colegios a los que concurrí.
Faltaba a clases, me oponía a la educación formal. Me enamoraba de señoritas más grandes que yo o incluso de una profesora de una provincia lejana llamada Jujuy. Poeta, casada y sin hijos. Audaz era todo por aquellos años. Ya sabía besar, ya había aprendido, así que en el calor dejé hacer, como dejan hacer los leones por supuesto.
Me dejo llevar.
Vuelvo. El Kronos Quartet convoca a Piazzolla para grabar este "Five Tango Sensations" a mediados de los años '80. Cuatro músicos de cámara rodeando al del bandoneón. Música de cámara con rastros de carmín de algún tango pérdido. Solamente con prestarle atención a "Despertar" vale la pena los años agonizantes de desconocimiento que llevamos en el lomo.
Es muy grande la música que este hombrecito hizo durante su vida.
Claro no era música para ardores. Era y es música para dejarse llevar. Lejos, muy lejos.
Vuelvo al conformismo.
Entonces en esa momento, unos y otros, cuando llega, nos transformamos en desconocidos entre nosotros. Yo siempre le pedí más. Exigí más. No acepté, aún hoy, no acepto ciertas fajas ni ciertas fronteras. Así me va, pero no me quejo.
Aprendí también que en el paquete, venía la clausura de la queja.
 Y así uno se fue buscando entre abrazos, juramentos y olvidos. Descubrir a este músico, hoy me sigue
sirviendo para descubrirme asombrado, en silencio ante ese talento arrollador. ¿Es tango? No, es simplemente música, que le escapa al control mediocre de aquellos que quieren sujetar todo por miedo a trastabillar. Juntando pedazos, juntando los pedazos que quedaban de casi todos nosotros, con divorcios a cuestas, nombres cambiados, con hijos, con secuelas del miedo, en medio de los años '80 Piazzolla seguía indicando caminos, dándole rienda suelta a su locura. Locura también que era la nuestra. Así y de golpe, innombrados, seguíamos con algunas rutinas. Una de ellas era no discutir ya sobre este tipo que nos había acompañado con sus más y sus menos.
Gorila y de derechas, no nos conmovían sus palabras. Solo nos importaba su música y en ella, está todo lo que somos, soy, hoy algunos.
Have poco descubrí este impresionante disco grabado en vivo en Nueva York.
Después de mucho tiempo vuelvo a escuchar "Lunfardo" mientras escribo esto. Me emociona el recorrido de esta música. 25 años después me asomo a esta revolución que hizo este hijo de peluquero con la música. Su quinteto sonando con ese furor y esa limpieza. Ahí en "The Central Park Concert", están además la bella "Mumuki" y "Verano Porteño" entre otras.
El mundo se detiene y vuelve a girar.
Piazzoleando. Arrimando el hombro. Así como perdidos en medio de las noches, renegando de esa música nacional que a veces es como un lamento, nos fuímos armando.
Paro un momento.
Me hago mate y sigo con estas distancias amorosas que atravieso.
Así como todo acaba, quedan en el tintero discos de este hombre se atrevió a todo en pos de su idea.
No coincidíamos casi en nada, sin embargo me sirvió para adentrarme en otros paisajes. Así de su música se fueron desprendiendo para mí, sensaciones a las que se le sumaron sonidos y palabras. Rastreo en mí y me cuento este exilio, a mí. Me dibujo esa memoria y me deliro acompañado por este día que acaba y que es jueves 13.
Recuerdo entonces esta música que también está en esta vida que llevo.
No era fácil. Sigue sin serlo. Hay que tener paciencia y saber resistir la comodidad de ese conformismo, que paraliza, que justifica el miedo secreto a la vejez. Con Piazzolla, yo aprendí un poco más. Me dejé llevar enamorado. No me importa. Pero la certeza me obliga a reconocerlo a él ya mí, jugando una historia lenta y sin reproches.
"The Lausanne Concert" fue el último disco que grabó Astor Piazzolla. Un concierto ejemplar con una nómina de músicos que son un lujo. Un disco que nada le debe a la vida, como dice otro tango. Un disco que cierra de alguna forma una forma, pero que al igual que toda su obra, sirvió, sirve para abrir caminos y que sabe no ponerse vieja.
Cambió la forma de entender que tenía yo en algún momento. Ni mejor ni peor. Me hizo vislumbrar la posibilidad cierta de crecer sin límites. De fomentar en mí, la mejor educación posible. Esa que hice solo y a solas. Esa que me sigue indicando pautas y obligándome a seguir buscando.
¿Qué?
Nada o todo. Así se juega el partido siempre a todo o nada. El resto son cosas de nenes y nenas domesticadas o domesticados.
Yo sigo con este aire primaveral piazzoleando de lo lindo, porque me lo merezco o porque solamente tengo ganas de ello.
El resto, el resto casi siempre se compra hecho.
Un saludo

martes, 11 de septiembre de 2012

Un chiste peronista

Presiento que con esto me ganaré el rencor de algunos, pero debo ensayar algún tipo de explicación que por lo menos me tranquilice a mí y después al resto, si pueden o no.
Pienso.
Los derechos que perdimos en los años '90, con otro gobierno peronista no los hemos recuperado. De hecho creo que a cinco meses de haber vuelto, vuelvo a cierta categorización central en mi pensamiento. Hay, un desfasaje entre lo que se conquistó a sangre y fuego en las jornadas de diciembre de 2001 cuando echamos a la calle a presidente, ministros y subsecretarios de algo y lo que se plasmó posteriormente en derechos. Se recuperaron pareciera ciertas prácticas, pero derechos creo que no. Presiento que no.
Quiero ser claro en esto. La Asignación Universal por Hijo, por ejemplo, no es ley, es entonces una limosna dada con gracia y cierto garbo de perdonavidas. Es decir sigue siendo un anticipo de la nada.
Es un chiste.

Es un mal chiste.
Me quedo pensando. ¿Por qué el sector progre de este gobierno le tiene tanta aversión al peronismo? Les cuesta desde ahí identificar una hegemonía, reconocerse como tales. ¿Serán antiperonistas los muchachos del gobierno? Me parece que no. Creo que son liberales devenidos en revolucionarios progres, pequebus que juegan a la revolución ¿Cuál? Cualquiera menos peroncha, menos peronista.
Es un chiste.
Les cuesta porque presiento que la relación entre peronismo y ciudadanía no se reconstruyó en ningún momento de estos años de andar revoloteando. Se dejó a un costado. Se retomó cierta parte del folklore y ese amor tan argentino por las superestructuras. Es más, se parecen a los blanquitos de la coordinadora radical en muchos aspectos. Despectivos, casi soberbios y nada más. Se raspa y no hay políticas, salvo la de ese poder, que ni siquiera es territorial.
Entonces no hay crisis o si.
Esto que pareciera una gran virtud aunque a algunos ansiosos y catastrofistas los pone nerviosos: esta disputa se da sin crisis abierta, o sea, antes de la crisis abierta, que todos saben que viene. O sea, es el momento de ir por las masas antes de que empiecen a caer los cascotes sobre ellas y sobre estos simpáticos pequeñoburgueses que juegan a la política y que se creen comisarios políticos del pueblo.
Esto quiere decir que lo que vendrá, supongo desde mi cortedad será todo a la derecha posible.
La costura menemista es para mí, demsiado visible en estos días de dolencias y de pensar.
Los diferentes momentos del relato, no prefiguran este cuarto peronismo como una verdad plena. Cuarto, porque de alguna forma estaríamos viviendo la cuarta etapa del peronismo o eso andan diciendo por ahí.
Un chiste.
Un mal chiste por cierto.
Asi entonces el cálculo que subsiste es cómo y en qué grado “reconciliarse” con la matriz neoliberal que perdura en el kircherismo para gobernar en tiempos de crisis, que llegarán a sorprendernos desnudos y con la mujer del prójimo entre nuestros brazos.
Presiento que no hay sucesión de izquierdas dentro del cristinismo. Un centro izquierda sojero, hambriento por tener más poder y una derecha, que no apuesta a nada más ni nada menos, que ejercer lo que tengan que ejercer.
Asi me detengo en un costado del cuadro y observo,  y presiento esta actualidad que no es un alza de lucha de clases, aunque vale la pena mirar esos márgenes, porque la tercerización del ajuste del kirchnerismo está enrareciendo las provincias más castigadas y al igual que con el menemismo, las provincias más pobres pusieron los muertos y los presos en la protesta. No hay que olvidar a Jujuy por ejemplo.
Un mal chiste.
Me quedo pensando en la frase de Facundo Moyano en el acto de la sindical. “A mi izquierda está la pared”, dijo y sonrió como suelen sonreír los capangas sindicales cuando se les hace agua a la boca con tanta saliva y tanta traición por delante.
¿Qué necesidad  de una frase con tanto margen de inverosimilitud? Justamente lo que explica esa provocación es la posición relativamente privilegiada en que los dejó a Facundo-Hugo, hijito y papito respectivamente y demás familiares, el neoliberalismo y luego el gobierno de Néstor Kirchner. Los camioneros saben de burocracia y de ganancias.
Sino recuerden Chile y el golpe del '73.
De allí la operación de oponer relatos. El relato K de un “peronismo de los ’70”, confrontativo y sobretodo con bases pequeñoburguesas o sea, sin base de masas; frente a un “verdadero peronismo”, el de la resistencia post ’55 y con bases obreras.
Un chiste rancio.
Un chiste cruel.
Es que lo que anunció el diputado Moyano, Facundito, para sus amigos es ni mas ni menos que lo que viene es denso. Por eso la intención del joven diputado es  advertirle, no a los presentes en el acto sino a las distintas variantes de la estrategia de “reconciliación conservadora” que están disputando la interna peronista, que el kirchnerismo no puede reconstruir el peronismo en su relación con las masas (y por ende, el bipartidismo tan necesario para la estabilidad del régimen burgués en Argentina), pero la Juventud Sindical de Facundo-Hugo sí.
Otra vez la derecha vuelve a la carga con sus discursos y más tarde a lo mejor con sus arranques de patriotas acomodados en sus sillones sindicales.
Lo dicho me acabo de ganar los infiernos de nuevo.
Mientras tanto los camporitas le huyen como Drácula al ajo a todo lo que tenga olor a peronismo. Ellos y sus representantes periodísticos, son pequeños burgueses, naúfragos menemistas de los '90, de aquel tercer peronismo que tanto hizo para la felicidad de ricos y poderosos.
Mientras tanto, nosotros con el barro hasta las verijas, seguimos afinando nuestras memorias.
Un chiste peronista. Eso pareciera ser lo que acontece por estas playas lejanas.
 En fin. Habrá que esperar para ver que viene en este bailongo neoliberal que insistimos en seguir viviendo a pesar de todo.
¿Se entiende? ¿Se entendió algo del disparate que acabo de escribir?
Buenas noches amigos...










Las alamedas

Fue así. Fue un 11 de septiembre, llegaron los aviones y bombardearon una casa de gobierno. Asesinaron la democracia y festejaron desde los lujosos hoteles, la victoria. Fue hace treinta y nueve años y el presidente elegido democráticamente muirió con las armas en la mano defendiendo una democracia. Una idea que todavía hoy me sigue conmoviendo.
Chile fue el primer paso de una ensayo general. Tres años después nosotros les seguiríamos los pasos.
Estúpidos.
Aquellos que hoy recuerdan, desde estas latitudes otras cuestiones. Aquellos que durante el fin de semana se escandalizaran por los recuerdos de aquellas primeras bajas que sufrió el campo popular.
Aquellos que no creen que el neoliberalismo comenzó en este sur del mundo, a sangre y fuego. Era la única forma de llevarlo adelante, la única manera de someter los cuerpos, para después someter los estados o sociedades.
Fue así. Fue un 11 de septiembre.
Ni siquiera y que me perdonen los maestros reuerdo ya su día. Menos las torres gemelas y esa justificación para arrasar con medio planeta.
No. Me acuerdo de Salvador Allende y de su socialismo tenue. De esas contradicciones de la vía pacífica al socialismo que llevaba adelante.
Estúpidos.
La forma de derrocamiento del gobierrno elegido libremente, comenzó con las cacerolas de las señoras de los barrios más caros de Santiago. Protestaban por el desembarco del comunismo. También por ahí andaban los caminioneros, subsidiados por la embajada yankee. Señoras cornudas haciendo patria y pequeños empresarios, que cuando les conviene son trabajadores y cuando no, eso, empresarios opositores a todo lo que sea pagar impuestos y esas cosas.
Arrasaron a fuego e hierro. Asesinaron lo mejor de una patria y comenzaron a gestar, algo que hoy utiliza casi el mundo entero. Neoliberalismo rabioso.
Digo.
Este fin de semana, una revista saca en su tapa un dibujo. Es la presidenta de la república teniendo un orgasmo.
En esta ilustración fundada en el machismo, hay también una claudicación machista.
El pene. El ícono es el símbolo que sintetiza en sí mismo el mito, el mito aquí es que el varón es superior a la mujer, que el macho es trascendente y la mujer inmanente. Entonces el ícono del machismo es el pene.
Avanzo más todavía. Este ícono pene instrumento de sometimiento es muy útil a la derecha. Los ayuda a conservar el orden social que sostiene al capitalismo neoliberal más fanático. Orden social en el que no se celebra que la mujer tome puestos de jerarquía institucional a menos que ella anule en todo lo posible lo que la haga parecer igual al resto de las sometidas, que sí están obligadas a llevar la feminidad burguesa como baluarte a riesgo de sufrir todo tipo de réplicas, desde el desprecio hasta el asesinato.
Esta tapa es una expresión machista, pero claudica en la presencia del ícono del pene cuando la muestra a la presidenta sin ese elemento de sometimiento, pero sometiendo igual, como dice la columna de texto de la tapa: "La sumisión del otro ya es un requisito indiscutible de su liderazgo". Esa partícula "ya", habla de resignación. Es la resignación a poder ridiculizar a Cristina con alguna imagen que signifique que "la tiene adentro"
 Entonces para ilustrar con un ejemplo cómo el ícono cumple su función de síntesis, no necesitamos más que escuchar las expresiones orales. Y es casi simpático observar como al pene no se lo nombra directamente -como con el respeto a los dioses- sino por elevación. No pronunciarás el nombre de Dios en vano, dicen las religiones. Porque así el ícono pene resulta un instrumento de tortura, de castigo, de humillación, de sometimiento. Y no sólo a la mujer sino también al varón, y no precisamente desde la homosexualidad sino desde el machismo más férreo.
Asi me parece entonces, que con el ícono ajado, Esta tapa dice que los enemigos del gobierno han claudicado en la esperanza de que Cristina "la tenga adentro" y esto sólo puede haber sido por desesperación, por ansiedad, nunca porque hayan avanzado en su concepción machista rumbo a aceptar la liberación femenina. La intención es ofensiva, agresiva.
Agreden desde la ramplona institución del machismo marchito. Se dejan llevar por la ira. Una mujer los gobierna y para colmo de males, una mujer  venida desde ese espanto que es el peronismo.
Digo.
A veces, tengo el presentimiento de estar viviendo demasiadas cosas a la vez. Todo es dinámico, se mueve a grandes pasos. Se disputa el poder desde esa violencia ejercidad desde los medios de comunicación, que aterra al hombre o la mujer de a pie. Al ciudadano desnudo.
Se violenta desde la oposición, se busca el quiebre, aglutinar fuerzas. Oponerse desde la nada. Porque, del otro lado del poder el vacío es el síndrome. Es la nada y desde ahí no se construye.
Salen a cacerolear, aireadas mujeres cada vez, que la otra habla por cadena nacional. Salen a insultar porque no puden comprar dólares, sin embargo hay cada vez hay más argentinitos que salen de turistas por el mundo. ¿Contradicción? No, no me parece.
Leo en estas esperas, el último libro de Pilar Calveiro "Violencias de Estado". Lo leo como un policial negro, me arrastra desde el fondo de su lectura a precisiones sobre el poder de violencia que ejercen los estados para seguir sosteniendo ese algo difuso. Entonces descubro que la crítica al autoritarismo debe pasar indefectiblemente por una crítica al capitalismo. Gracias a Pilar Calveiro me adentro en esta narración. Porque es a través de estas páginas en donde me relaciono con el concepto de la estrecha relación existente entre globalización y totalitarismo. Allí, de allí que este relato hable de esa violancia hermanada a los estados nacionales ya que estamos ante una hegemonia violenta, tecnológica y racista. Porque de alguna manera, nosotros, los países periféricos hemos seguido los modelos de los países centrales. Pero desde esa periferia que habitamos y ya lo he dicho más arriba, es de donde surgen o se preanuncian esos nuevos modelos económicos, políticos y represivos que luego, hoy terminan diseminándose por el centro. Ese centro deslumbrante, que nos encegueció durante siglos.
Entonces si comprendemos que esta nueva fase de acumulación capitalista requería como requirió liberar a la economía de las cargas del estado social que se agotó en los años '80, para ello se debía el control hemisférico indiscutible.
Saquen conclusiones.
El libro es un recorrido sobre ese horror, ese descubrir los momentos de este mundo que atravesamos. Gran lectura, que obliga a pensar y que me lleva a formular más preguntas en torno de este presente en donde asistimos, desde la periferia a ese estremecimiento de cuerpos que configura a su manera el futuro que viene a nosotros.
Me preparo mate. Hablando de mate. Nunca entendí el chiste: "tomamos mate o...", jamás logré asimilar el chiste. Me lo han explicado, pero nunca pude adentrarme en esa selva de la doble intención. En fin.
Disgrego. Me disperso.
Me duele el pie. Me duele el cuerpo. Voy haciéndome sombra.
 En este andar, vaya la imagen, a veces me quedo sorprendido por estos días tranquilos que anticipan la primavera. Días de sosiego pero también de inquietudes.
De relatos entrecortados, de velocidades no aptas para incautos. De discursos contradictorios y casi secretos. De algunas ganas que me anda pidiendo el cuerpo y otras impunidades por el estilo.
Mientras tanto distraigo el cuerpo con buena música como siempre.
 Disco increíble, de una musicalidad poco frencuente y grabado allá por comienzos de los años sesenta. Yusef Lateef haciendo de las suyas en "Eastern Sounds". Disco memorable y casi necesario para disfrutar. Disco grabado durante el año 1961, acompañado por el notable pianista Barry Harris, que siempre merecerá de toda nuestra atención. Vuelvo. Disco que hará que muchos que desconocen el jazz se vuelquen a el, con este disco. Impecable, sinuoso y pleno de una vitalidad que muchos, pero muchos años más tarde siga sonando como si hubiese sido grabado anoche en algún bodegón perdido. Lateef fue, y creo que sigue siendo, uno de los más grandes saxofonistas de este mundito complejo y casi final que habitamos. Solamente con la audición de "The Plum Blossom" tema con el que abre este trabajo ya vale la pena todo lo demás. Sin embargo hay más, mucho más. son nueve canciones o piezas o como quieran llamarle, que desprenden, cada una a su tiempo, innumerables destellos de talento de este hombre que enseña algunos de los caminos del jazz. Notable entonces este encontrarse con el bueno de Lateef en una tarde de sinceridades porteñas. Cobijadito entre sus pliegues, me dejo llevar por una demostración de talento y solvencia, como pocas veces se puede encontrar. "Don't Blame Me"; " Chinq Miau" son algunas pistas que deja este disco en lo que a altura creativa se refiere. Disco entonces colosal y justo para aquellos que buscan nuevas sensaciones a la hora de buscar siempre nuevas sensaciones. Sino, no.
Digo.
Son muchos los años transcurridos desde el asalto a la casa de gobierno de Chile. Son demasiados los muertos que ha dejado en su camino este proyecto para América Latina. Latinoamérica. Son demasiados años de dolor, de espanto, de miedo.
Hoy que recién estamos sacando la cabeza de entre tanto sufrimiento, lo hacemos con gobiernos diferentes a lo que esperábamos por aquellos años. Los tiempos han cambiado.
Lo tiempos están cambiando. A lo mejor desde esa soberbia petulante, algunos no tomamos en serio estos caminos por los que transitamos. Creemos, a lo mejor equivocados, que es demasiado sencillo vivir lo que ocurre en estos momentos. A lo mejor comparamos.
Y no está bien hacerlo. La política no pasa por comparar. Pasa por el hacer, por el llevar adelante esas mismas políticas que posibiliten incluir mas a más personas. Por devolverles la dignidad a aquellos a quienes se la arrebataron.
Por eso hoy, me acuerdo del "Chicho". Tal vez se equivocó al creer que su socialismo y la democracia bastaban en aquellos días para modificar cosas. Tal vez Allende, también se dió cuenta de esto y por eso eligió defender, no a su gobierno, sino un sistema.
Y lo hizo, combatiendo a esa antipatria carnicera, que lo primero que llevó adelante fue el recorte de salarios, el cierre de fábricas y la quema de una historia de dignidades.
Lo mismo que hoy viven los países del centro desarrollado, sin dictadores ni bayonetas. Salvador Allende murió en defensa de todos nosotros.
Algún día volverá a caminar por esas alamedas liberadas. algún día, pagarán su culpa los traidores. Mientras tanto, a treinta y nueve años del asesinato, yo, me planto y recuerdo esta historia, nuestra, territorial y querida a pesar de todo el dolor que derramó por el contienente en su momento.
Un abrazo y hasta la victoria siempre!






jueves, 6 de septiembre de 2012

El siestero

Y si a veces me ocurre. En la mejor hora del día para algunos, me planto y me digo, ahí vamos otra vez con esto de buscar desquite con una lengua muerta.
Harto de escuchar la finitud de debates fútiles. De mediocres pensamientos verbalizados sin pudor, sin siquiera un buen preservativo, para evitar lo que haya que evitar si es que eso es lo que importa finalmente.
Discuten infantilmente. Sobre quén la tiene más interesante, sobre si el tamaño importa o sobre quien es el mas guapo de la cuadra o de la calle.
Estéril es el intento por tratar de sustraerse. Los que odian, odian de forma desenfada, demostrativa y con las cámaras de televisión encandilándolos, gustosos de sí mismos, enamorados de su furias.
Los idiotas deberían poder vaporizarse, de esta manera nos habría de evitar tantos malos tragos, traiciones y cuernos.
¿Realmente qué se discute hoy en el mundo? ¿Cómo habremos de ir al matadero? ¿Cuándo?
Nada, en realidad nada.
La derecha nunca discute nada y la izquierda sigue montando el caballo por la izquierda y desmontando por la derecha. Entonces mejor no desafiar tanta mediocridad.
Vuelvo al siestero que me atañe.
Jueves lluvioso, gris. Pereza, ganas de estirar la dicha. De hacer biografía propia. De dejarse de embromar con tantas tonterías.
Me hago mate.
Mañana me voy al sur, buscando las sonrisas afables de mis nietos. A festejar el cumpleaño de Camilo el mayor de mi hijo mayor, pero el segundo por que mi hija me hizo abuelo hace unos años de Lautaro, que es mi primer nieto.
En fin me adentraré en esa pampa húmeda, inabarcable para el ojo. Cruzada por los vientos y las calandrias, casi un día de viaje entre la ida y la vuelta, me servirán para tomarme con más liviandad lo que habrá de venir.
Por ahora me quedo con las futuras sonrisas de mis nietos, los dos o tres días, que los veré evolucionar en torno mío.
Es un país grande este, afortunadamente no todo es Buenos Aires y esa perfecta ocuridad porteña de hablar de todo, todo el tiempo.
Sigo con el matecito.
Me soplan al oído que la Argentina es el primer productor mundial de aerosoles, de pinturas en aerosol. ¡Bravo! me saludo en baño frente al espejo. Más contaminación o esas cuestiones que siempre suelen ser muy modernas, pero que terminan aniquilando algo de nuestro alrededor, que cuando lo echemos en falta seguramente será muy tarde.
En fin. Campeones de algo, si no no tiene ninguna gracia.
Sigo.
A veces me asalta la sosprecha de estar siempre, en estos tiempos y en estos territorios, de estar haciéndole el juego a alguien. No hay claridad, ni siquera una breve discusión sobre lo que será este futuro a corto plazo que nos tocará vivir a los argentinitos en año próximo cuando haya elecciones.
No hay políticas, ni de abajo ni de arriba. Solo breves y difusas indicaciones.
Siempre me gustaron los siesteros porque me ayudaban a pensar.
Pienso.
Ciertamente no alcanza con arañar la realidad a través de un periódico o un noticiero de la tele. Bastante se tiene con la fenomanal desinformación a la que nos tienen sometidos.
Por eso internet de alguna forma democratiza estos canales de inofrmación paralelos. Mezcla de periodismo, diarios íntimos, diarios de viaje, literatura y desenfado, los blogs son una apuesta.
No se es dueño de la verdad. Tiene muchos testigos y todos tienen acceso a descifrar la información de la manera que quiera.
La caída del poderío de las grandes cadenas informativas es paralelo al auge de los nuevos métodos de comunicación.
No compro más un diario ni miro más un telediario. Lo que busco, lo busco en otras latitudes y escrito por otras manos. Y de ahí conformo mi opinión, me rebelo contra el poder asimétrico de los medios de dominación.
Por eso cuando los poderosos toman partido, uno sabe que invariablemente deberá estar en la acera de enfrente, ya que los que llevan las de perder, son nuestros compañeros.
Mañana se cumplen 42 años de la muerte de Fernando Abal Medina y de Carlos Ramus en una pizzería de William Morris, delatados por el dueño, se enfrentaron en inferioridad de condiciones contra una partida de sicarios. Cayeron combatiendo. A Abal Medina lo dejaron morir desangrado en el suelo del local.
Cambio.
Recupero la tranquilidad con el último disco de este músico británico. "Cut the World" se llama este trabajo de Antony and the Johnsons, grabado en vivo en Dinamarca y acompañado por la orquesta nacional de ese país hace justo un año. Disco generoso para aquellos que encuentran en este artista los datos necesarios de un camino complejo. Para algunos como siempre, es un andrógino que busca ubicarse entre aquellos, que solo desean consumir este tipo de rarezas. Sin embargo este músico es una especie de talento que deslumbra. Dueño de una voz llamativa, de unas composiciones que desde hace algunos años, sirven para conocer el rastro que deja lo que no merece grandes campañas de prensa ni conciertos masivos auspiciados por la gaseosa que te hará mejor amante. Esta música está directamente ligada con los caminos de busqueda incesante, que siempre desde algunos vectores de la creación son los más atractivos, ya que rompen y en ese romper siempre estará todo.
Antony Hegarty, ya que ese es su verdadero nombre, viene desde hace mucho tiempo recolectando sensaciones a través de la música. Este trabajo es el último, no son canciones nuevas, son canciones de siempre, ahora acompañadas por una gran orquesta y con su voz y su impronta.
Vale la pena, entonces dejarse llevar. Amasar un poquito por los placeres más ocultos que tengamos y disfrutar, nada de andar perdiéndose las vidas que nos quedan en charlas serias y terminantes.
A lo mejor se trata de esto. De comenzar a pensarnos de otra forma. De iniciar el recorrido desde adentro hacia afuera para tratar de rescatar algo de esa esencia que somos o que intuímos apenas sobre nosotros mismos.
Dejarnos llevar por la impronta de un buen amor. De una posible felicidad, de esa ternura que nos hará siempre distintos a nuestros enemigos. Volver a cada una de nuestras preguntas, buscarnos por el tacto, el olor o la saliva. Quedarnos en un bar tomando un café, mintiendo una vida. Gustarnos a pesar de las derrotas, aceptarnos en la pasajera levedad de una mirada o de una sonrisa regalada.
Acarrear libros y papeles escritos. Enfrentarnos desde el llano al dolor que nos rodea, que nos alambra
tanta vida. Así, de golpe volver a Julio Cortázar, para embromar, para desenrrollar una broma y soñar con La Maga, con París, con los gatos, con el jazz y con el sexo como se debe, no como los curas nos recomiendan, sino como nos salga a nosotros.
Rebeldes, capichosos, incendiarios, amantes prófugos, artistas hambrientos, soñadores profesionales, secuaces de la vida, risueños delirantes ladrones de libros.
Mejor me vuelvo a mi siestero y dejo pasar lo que queda de este lluvioso jueves de partidas y despedidas.
Hasta la próxima.




martes, 4 de septiembre de 2012

La polvareda










A veces cuesta quedarse callado. Mantenerse inalterable pese a las ruinas que nos rodean. La mediocridad de la clase media porteña, argentina es elocuente. Los perseguidos políticos, esos que apoyaron siempre de forma exultante a cuanto militar borrachín andaba dando vueltas por allí, a cuanto cura pedófilo oficiare misas de cuerpos presentes. Empresarios siempre dispuestos a sacar sus ahorros y ganancias y estafas varias fuera del país a paraísos fiscales.
Es decir lo peor de esa derecha lúmpen. Esa corriente lumpenfascista, que se exalta desde los diarios y radios y canalaes de televisión. Esos que añoran a los torturadores que ponían en orden este paraíso clasemediero por antonomacia.
Es decir, si este país desvencijado por los saqueos de la aristocracia decadente, tuviese un presidente como el comandante Chavez, que utiliza la cadena nacional todos los días y por espacio de varias horas, estas viejas copetudas, cornudas y desprestigiadas, vivirían de sofocón en sofocón. No por el sexo, sino por la rabia de ser gobernados por una "yegua", como murmuran en los ascensores y reuniones intremuros.
En fin, anoche mientras hablaba la presidenta de este país por cadena oficial para todo el país, en los coquetos ghetos, sin villas miserias y esas groserías, la gente bien salió a sus balcones munidos de cacerolas a protrestar por la cadena oficial.
Digo.
Si puedo le hago una recomendación a la presidenta. Compañera! qué la próxima cadena dure por favor cuatro horas como mínimo, a ver si agotamos a tanto gorila y tanta cacatua rancia.
Pelotudos, gilipollas, tontos, imbéciles, son algunas de las cuestiones que se me ocurren.
Menos mal que descubrí a Gabriela A. Pérez Castañeda y su cartel.
Se viene la polvareda y los vientos de la historia. Vamos a ver quien se despeina más rápido.
En fin, que muchas veces no está mal llamar pelotudos a los pelotudos o en admitir que a veces uno es un pelotudo entre los pelotudos...
Un abrazo