En Zona

sábado, 10 de septiembre de 2016

Son cosas nuestras

Se asoma la primavera, el calor de a poco ocupa su sitio. Fue un otoño triste y un invierno duro. No ya por las inclemencias del tiempos, sino por las sacudidas políticas que la derecha le ha impreso a este país, por momentos, desmemoriado.
No hay ni para pedir fiado.
Quedan momentos, como relámpagos, que iluminan las caras y los gestos de todos nosotros. La memoria se ensancha y regresa a recorrer viejos libros, a rememorar viejas canciones, mientras el alma se le endurece al personal en esta fiesta en donde, no hay alegría, salvo por los que odian y desprecian. El resto, con el maquillaje corrido, espera por un mañana apenas menos doloroso que el que acaba de pasar.
Jack White acaba de editar su disco acústico. Un trabajo pausado que no agrega nada a lo hecho hasta el momento por este guitarrista, pero sirve para matizar tanta espera mientras su disco suena de fondo.
Buen guitarrista, especie de nuevo niño mimado del rock, tiene dos bandas y también este inicio de lo que podría ser su carrera solista. El disco es bueno, interesante en algunos momentos y previsible en otros, en donde suena igual al resto.
Pero vale la pena el intento por acercarse a este músico por otro de los tantos caminos que va proponiendo desde su aparición no hace muchos años atrás. Trabajo con dos discos, diferentes entre sí, pero que objetivamente buscan abrir un nuevo panorama para este Jack White desconocido y bueno como en su fase eléctrica.
Pasan los buenos ejemplos hablando al resto, de alguna manera somos malos ejemplos. Aleccionan, despersonalizan y  tratan de quitarle contenido a todo.
Trabajan de eso. La derecha, siempre trabaja de esto.
Son cosas, cuestiones muetras. Es el día a día, que rodea y se come todo a su paso. Nos cuentan las costillas, cuando algunos de nosotros, ya nos aprestamos a mudarnos de barrio. Sin embargo uno, se resiste, ejercita la memoria y no permite que se ablanden en la espesura de la noche, el nombre propio de aquellos que nos acompañaron.
Y revisando aparece esta verdadera joya de la música artesanal. Desconozco todo de este músico. No importa, acaba de editar este trabajo en donde él toca todos los instrumentos y crea uno de los mejores discos de este año. Con una hondura apreciable, nos lleva de la mano en un recorrido perfecto. Gran trabajo que sorprende por el buen gusto. Construyendo una espacio con una música de perfecta factura. Stillman demuestra talento y nos enseña el camino de la actualidad del jazz, edificando un trabajo que plasma lo mejor de la música y la capacidad de sorprender.
Discos que abruman y emocionan en este camino hacia el silencio. La cultura de  masas sigue acumulando, sin dobleces, experiencias y demoliendo prejuicios de forma eficaz.
Lo otro, lo contrario a todo esto, es lo de siempre. Las catacumbas y el castigo. Los fuegos y el silencio. Ya sabemos como operan, entonces debemos intentar superar a toda costa este presente que nos ubica en un páramo que es el habitual para el fascismo.
LOMJE.