En Zona

jueves, 7 de octubre de 2010

La fiesta de varguitas


Pasaron veinte años desde que los suecos, se dignaran siquiera a mirar la literatura escrita en español o castellano o en esta lengua que para ellos, para los del norte suena como una especie de dialecto tercermundista. Para algunos habitantes del reino español también, pero esa ya es otra cuestión.
Mario Vargas Llosa es premio nobel.
Gana la literatura de nuestros territorios, gana un impulso grandioso la gran fabrica de sueños que es Latinoamérica. Con varguitas, gana una forma literaria extraordinaria. Podemos coincidir con él, en este ámbito, a lo mejor, en el otro, no, pero eso es lo de menos.
Digo
Vargas Llosa, es de derechas, liberal y representante del pensamiento dominante. Nos podrá parecer excesivo, pero es su postura. Correcta o no, representa ese pensamiento provinciano de blancos en territorios de salvajes. De "gente bien" que se desgarra las vestiduras ante tanta tiranía populista. Ante tanto descamisado hediondo, que tiene los mismos derechos de tanto blanco ultrajado.
Vargas Llosa encarna eso. El apoyo irrestricto a políticas de saqueos, de achiques de estados, de mercados que se regulan solitos y de unos cuantos lenguaraces que apoyan la mano dura, cuando los que se sublevan y no aceptan, son los sublevados sin nombre, los de abajo, los de las entrañas de la tierra, mejor dicho los habitantes de ese subsuelo sublevado.
Ese pensamiento, por el cual, lo adoran en Europa. Esa forma de ser, el mejor entre los esclavos, que prefiere que su tierra sea un simil de la quinta avenida a ser, lo que es.
Sabemos que un liberal con miedo, siempre es un fascista.
Digo
Con Vargas Llosa, escritor, ensayista, el territorio de la ficción tiene a uno de sus más grandes talentos. Un escritor necesario, inabarcable y esencial a la hora de entender algo más de esto, de este acto de verdades de las mentiras.
"La Guerra del Fin del Mundo", "La Fiesta del Chivo", o yendo hacia atrás "La Tía Julia y el Escribidor", "Conversación en la Catedral", "Pantaleón y las Visitadoras", son solo algunos de los rastros de esta frondosa obra que carece de límites.
Un escritor que desde su Perú, retrata un mundo. Que nos obliga a descubrir las sendas de una obra que desensilla y se nos acerca entregando una narración interminable, que desde el comienzo mismo nos hizo, mejor dicho me hizo, descubrir a un escritor en la mejor tradición de la literatura. Aquella que cuenta y cuenta sin detenerse ni un segundo.
El lector, descubre lo que varguitas quiere que descubra.
Así es este continente brumoso que se llama América, Sudamérica, Hispanoamerica o América Latina o simplemente una tierra que fue descubierta y abandonada, que se nutre de sueños locos, de memoriosos, que sin llamarse Funes, recuerdan y se apaciguan en la literatura de este escritor notable, que habita este espacio y que siempre nos lo recuerda.
Vargas Llosa es fundamental para entender los orígenes del viento, el sonido de las nubes y de manera grandiosa, hacernos descubrir entre tantas páginas, huellas de un creador que carece de límites y que afortunadamente, en cada novela, logra conmovernos, hacernos un poco mejores.
Menos mal que en el reino de Suecia, alguien piensa y se acuerda de un tipo como Mario Vargas Llosa, un escritor torrencial y necesario a la hora de entender un paisaje, que sigue creando ficciones a sus 74 años para alegría de aquellos, que defendemos con cierto ardor el país de la imaginación, la nostalgia por las buenas historias y la sensación de estar siempre con un tipo que sabe regalarnos la más rotunda de todas las mentiras que siempre suele ser la literatura en estado puro.

1 comentario:

  1. Coincido, MArtín. Un "escritor torrencial", que utiliza la lengua castellana en todo su esplendor. No hay otro que escriba con la excelencia de Vargas Llosa. Lástima su ideario. Besos, Elsa

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