En Zona

domingo, 6 de marzo de 2011

Postales de Madrid III


Sábado 5 de marzo

La alteración se convierte en la norma y la estabilidad en la excepción, desliza un comentario aparecido en un periódico y en torno de esta frase se encienden las luces rabiosas de un presente que vivimos sin vivir. Esa alteración que tiene un trasfondo político o sentimental en todo caso, es el que lleva adelante el recorte de una realidad, que nos sujeta, pero que por momentos nos hace perder la noción de sujetos que somos a duras penas.
Arde el costado sur del Mediterráneo y comienza a resquebrajarse esa excepción que algunos creen que es estabilidad. El precio del petroleo se dispara y se suma asi la crisis capitalista que nos surca desde hace dos años. Crecen los temores que aumentan esa sensación de desborde, de saturación, de en última instancia, de la creciente dificultad que por momentos nos rodea y que nos impide articular esas diferencias que nos alejan del otro. Ese otro, que también e invariablemente se convierte en una especie de impedimento, de obstáculo.
Es que a lo mejor, desde este invierno madrileño con crisis, la situación definitiva sea como cuando navegamos en internet, una pestaña nos lleva a otra y esta a otra y asi.
A lo mejor ya no podemos con tantas ramificaciones que se nos presentan a cada paso, aquellas que terminan por despistarnos y aburrirnos y desistir otra vez más.
Digo.
De fondo un día gris y un poco más atrás "Tell Tale Signs" uno de los mejores discos de Bob Dylan de los últimos años acompañando el encendido de luces de la ciudad. La ciudad es un desierto, salvo en aquellos cotos de caza que están destinados a tanto turistas suelto, pero, eso esta lejos de esta ventanita barrial.Los vecinos como los pájaros andamos desorientados con estos cambios de climas.
Bufandas y camisetas, botas y bermudas. Asi vamos patrona, así vamos.
Esta dispersión no es ningún enemigo, seamos claros,es un nuevo fondo social, fonde desde el cual debemos comenzar a tomar decisiones individuales y colectivas, sistematizar asi aquellas experiencias colectivas en entornos nuevos. Igualar dentro de la dispersión, legitimar la autorganización en todos los sitios en donde falta eso, que antes nos convocaba para luchar contra la asignación de papeles y lugares que determinaba la maquinaria estatal.
A lo mejor se trata de pensar, de pensarnos mientras flotamos en este mar repleto de naúfragos.

Domingo 6 de marzo

La mañana viene clara, suave y casi alegre. Para ser invierno no está nada mal. Vaticinan un pequeña primavera los muchachos que dan el tiempo por la tele. Un domingo pleno para domingueros irredentos.
Me preparo el mate.
Sobre mi mesa, un libro perfecto de la canadiense Alice Munro. Propuesta que siempre hago extensiva. Lean a esta mujer y descubran a una escritora que nos lleva a un mundo cercano, conocido y casi ignorado.
Sube la temperatura, el cielo se despeja y anticipa una primavera que ya se anda necesitando.
Cuentan por allí, que el año que viene se derretirá el sol, que los mayas, que el 2012 será un año bravo, que se acaba y que chocan los planetas. Ustedes sabrán a que atenerse, yo no.
Mientras tanto y partir de mañana el reino, decide rebajar la velocidad en las autopistas para ahorrar combustible. Es que hasta el ayer bueno de Khadafi hoy es satán y entre tanto papel suelto, tanto funcionario que no funciona, España descubre que el 90 por ciento de sus consumo se sostiene por el petroleo que viene de ese país.
Es decir, España, Europa son dependientes.
Los que inventaron los descubrimientos, las explotaciones y matanzas, son definitiva presos de su propia lógica de estado. Ahora descubren dictadores entre los musulmanes, señores que hasta no hace mucho recibían en galas y con honores en capitales serias del mundo occidental. Tipitos a los que vendían armas, entrenaban a sus policías y cosas por el estilo, permitían la tortura y matanzas ordenadas en pos de la convivencia pacífica. Todo eso según la regla de ser siempre políticamente correctos aunque siempre hayan sido incorrectos.
Digo.
El mundo está cambiando. Para bien o para mal, está cambiando.
Por el momento Madrid comienza su primavera de la mejor manera. Tratando de sobrellevar una nueva instancia de este derrumbe.
Los cerezos antes de tiempo acaban de echar sus primeras flores y el color cambia. Todo en cuestión de días volverá a brillar. Los vecinos comienzan a abrir sus ventanas y la vida se vuelca a partir de mañana otra vez en las calles.
Por ahora esta ciudad se despierta y se duerme casi en silencio.
Pero los cerezos a pesar de esta dispersión que vivimos siguen floreciendo y alegrando un poquito tanto corazón impaciente.

1 comentario:

  1. Los cerezos seguirán floreciendo siempre,mas allá y mas acá de todas nuestras dispersas cavilaciones...

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