En Zona

sábado, 29 de diciembre de 2012

Los mayas y los otros

Se termina el año. Se ajustan cuentas con el pasado, se olvidan promesas imcumplidas y casi todos, seguimos cometiendo esos crímenes impares como si nada ocurriese a nuestro alrededor.
Nos despojamos de esa capa de soledad arbitraria y nos deseamos felicidades a punta de pistola. Ignoramos durante l resto de los días al prójimo y le sonreímos bobinamente en estos días. ¿Somos más buenos?
Diciembre siempre es un mes atroz. Tal vez en más insensatamente cristiano, forzosamente esclavizador. Aburrido y previsible. Un mes en donde, todo comienza a detenerse por el calor, las fiestas y esas esperanzas a lo Gregorio Samsa que nos invade, mientras dormimos.
Pasó el día de la justicia y no ocurrió nada. Clarín ahí sigue, periódico devaluado si ya los hay, sigue poniendo cautelares para defender la libertad de prensa, no saben que los cauteleres jurídicos son siempre para defender a las empresas. Ahí, entonces se ve el disparate de una empresa que quiere estar, seguir, estando fuera de la ley, por encima de ella.
La corte suprema. A los supremos se les ve la hilacha desde siempre. Los jueces sin máculas de la justicia argentina, no harán nada hasta ver los resultados de las elecciones del año que se aproxima. Si el oficialismo saca la misma cantidad de votos, sus señorías habrán de apresurarse. Si Cristina pierde, cosa harto improbable, la cuestión comenzará a dirigirse hacia la destitución democrática, llevada adelante por la suprema, que es casi de pollo y no de justicia.
Mientras tanto, regurgitando los opositores, encienden velas, mientras aplazan todo hasta marzo. Los periódicos siguen poniendo en el barro su ya poco prestigio y mienten, ya no elaboran, necesitan arremeter y seguir fogoneando esa propuesta de país blanco y poderoso. Ya no tienen la sede de la sociedad rural, cueva ecuménica del golpismo agentino. Se las expropió este gobierno, que no es ni nunca fue peronista, sino a lo sumo neo menemista con altibajos.
Pero a ella, los viejos y amargados lúmpenes de derecha, que ilustran, la dibujan asi. Creen que el gobierno ha perdido la iniciativa, que se ha alejado del pueblo, abandonando las calles y replegándose. Entonces la dibujan con un ojo negro, por el golpe formidable que la oposición le propinó en estos últimos meses del año. Eso quieren creer los de siempre.
Digo.
Hace menos de una semana que estoy en estas calles. El calor no es broma. Mucho arrebato en las compras, mucho movimiento. A veces me pregunto como hacemos para sobrevivir a esto, que siempre es efímero.
Pienso, mientras me distraigo en Manuel Puig, nuestro gran novelista argentino olvidado, silenciado, odiado
por los mediocres que manejan la cultura de este país o que mejor dicho hacen sus negocios y luego cobran jubilaciones de privilegio a costa del resto.
Puig insistió junto con el ruso Nabokov en algo que el psicoanálisis no percibe o bien no explicitan.
Me distraigo.
El psicoanálisis genera mucha resistencia pero también mucha atracción, es una de las formas más atractivas de la cultura contemporánea. Trae una épica de la subjetividad, una versión violenta y oscura del pasado personal. Es atractivo porque todos aspiramos a una vida intensa, en medio de nuestras vidas triviales, nos seduce aceptar que en un lugar secreto experimentamos o lo hemos hecho, grandes dramas, que hemos querido sacrificar a nuestros padres en ese altar del deseo y que hemos seducido a nuestros hermanos o luchado a muerte con ellos en una guerra íntima y que envidiamos la belleza y juventud de nuestros hijos y que también nosotros somos hijos de reyes abandonados al borde del camino. Somos los que somos, pero también somos otros, más crueles y más atentos a los signos del destino.
El psicoanálisis nos convoca siempre como sujetos trágicos, nos dice que somos extraordinarios, que nuestros deseos también lo son, que luchamos contra tensiones y dramas profundos y esto, siempre es muy atractivo. Porque el psicoanálisis es un arte, de la resistencia y de la negociación.Pero además es un arte de la guerra y de la representación teatral, intensa y siempre única.
Decía Puig que el inconsciente tenía la estructura de un folletín.
Me quedo leyendo y pienso en el acto. Toda sesión siempre se parece a una puesta en escena, un es esquema de entregas, una o dos veces por semana, en donde la ficción que somos hecha de sueños, de recuerdos, de citas son la letra de esta representación teatral en donde se construye ese relato secreto, esa trama invisible y hermética, hecha de pasiones y creencias, que modelan siempre nuestra experiencia.
Cambio.
Vuelvo a la política. La sensación de falta de herederos, genera ese vacío que arroja la nada. El gobierno no puede medir al contrincante, este se transforma en enemigo y no destraba la posibilidad de generar otras disposiciones, salvo las de la confrontación. Entonces nada.
Toda elite se autodesigna. Trata de legitimar su herencia a toda costa. Si la política concurre por otros caminos, estos quedan sin nada para enfentar la hegemonía.
Vuelvo.
Manuel Puig fue uno de los grandes escritores de este país, junto con muchos otros. En 1980, cuando todo era fuego y tierra arrasada el publicó tal vez una de las mejores novelas del siglo pasado. "Maldición eterna para quien lea estas páginas". Murió en el exilio. Ya nadie se acuerda de él, oculto entre tanta cuestión oscura. Antes había escrito otra de las grandes novelas llamada "Boquitas Pintadas", es el autor de "El beso de la mujer araña". Era homosexual. En su momento tuvo el éxito de prensa y de público. Nunca renegó de su vida y siempre y a pesar de todo, fue un tipo honesto.
La concepción conspirativa de la historia tiene la estructura de un melodrama, bien me lo se. No creo que a Puig lo haya silenciado una conspiración de escritores y periodistas heterosexuales sedientos de venganza. Creo que el tiempo de su producción estuvo marcado por un cambio trágico de nuestras vidas. ¿No concidió entonces con nuestro tiempo? No creo. Creo que la sociedad cruzada por los incendios no tuvo tiempo para él.
Pero hoy sin embargo habría que volver a leerlo. Desde otra luz, desde otro paisaje y desde otros tiempos, para reencontrarnos con un escritor magistral, que se formó en su pueblo perdido en medio de la pampa húmeda, escuchando radioteatros por las tardes. Así creció en él, ese voluntad por determinar desde un sitio casi ejemplar, la identidad de esos folletines o radioteatros, que conformaron una parte primordial de nuestra cultura popular.
Digo.
Escribo y no puedo parar. Sigo tratando de entender qué parte de mi cabeza sirve para interpretar este paisaje que hoy me rodea. Trato de comprender los caminos que sigo desde hace muchos años y que me alejan de las supuestas realidades nacionales que atravieso en pocas horas.
Entonces recurro a la música. Me suaviza.
Me distraigo con este italiano profundamente creativo y absurdamente desconocido fuera de Italia. Vinicio Capossela italiano nacido en Alemania y radicado en la Emilia-Romaña. Vinicio ha demostrado su talento desde su primer disco hasta este, uno de los últmos. Músico, poeta y escritor, juega con las diferentes disciplinas y plasma en sus trabajos musicales, muchos de esos guiños de otros ámbitos.
"Marinai, Profeti e Balene" es un recorrido por las historia del hombre y el mar. Disco doble en donde se entrecruzan ballenas blancas, sirenas y héroes surcando los mares, buscando siempre ese sitio lejano, inalcanzable y feliz. Por ahí andan Lord Jim, Job, Billy Bud e Ismael. La vista de Homero perdiéndose en el horizonte de un mar tranquilo. La poesía rescatada por este artista integral, que lo dicho es practicamente desconocido fuera de su "paese", pero que habría que escuchar casi obligatoriamente antes de que sea demasiado tarde para lágrimas.
Capossela autor de magnifícos trabajos, entre los que rescato "Ovunque Protegi", disco de mediados de la década pasada o "Da Solo" de hace unos años, son pequeñas obras de arte. Suenan todos los sonidos de un mundo que busca otras carreteras
Pienso.
Los mayas nunca hablaron del fin del mundo. Estúpidos hubo siempre. Sin embargo, otros que no son mayas pretenden siempre el fin del mundo.
Son esos señores de traje, que gobiernan y mientras sonríen, te despojan de lo poco que se tiene. Sonríen y desvalijan al prójimo. Después, como siempre indica la historia, los llevarán al matadero por una paja en ojo ajeno, por unos metros de frontera o porque ya va siendo hora de desarmar a tanto pobre a tiros y bombas.
Son esos señores que te dicen mirándote a los ojos, ya va siendo hora.
Mientras tanto jueces, señores que por este país no pagan impuestos, liberan a asesinos, violadores o tratantes de blancas, aduciendo que nunca hay pruebas de la existencia de esos mismos prostíbulos al que jueces, policías, fiscales, abogados, políticos, doctores, enfermeros, soldados y hasta curas suelen frecuentar con notoria alegría y frenético ardor.
No, los mayas nunca hablaron del fin del mundo. Los conquistadores en cambio siempre lo practicaron.
Sin darme cuenta, encuentro este libro. Sabiendo quien era Osip Mandelstam, quien junto a otra gran poeta rusa, Anna Ajmátova son dos de los grandes poetas de esa Rusia lejana, hoy bajo el frío. Ese país brumoso, que entregó grandes escritores, grandes poetas y por un momento, una de las ilusiones más grandes que hayan tenido los trabajadores de todo el mundo. Nadiezhda es su viuda, la viuda de ese poeta que escribió un día un poema en contra de Stalin y que pagó por ello. Ella, siguiendo a su compañero del amor, padeció después de la muerte de Osip, persecuciones y represalias, hasta que en los años cincuenta pudo volver a Moscú. Allí, respirando por primera vez con cierta tranquilidad comenzó a darle forma a estas memorias que hoy, me demuelen como un puñetazo en la cara. "Contra Toda Esperanza" es una lección de literatura en estado puro. Ella, que desde su casamiento con Mandelstam, siguió su estela. Memorizando sus poemas por falta de papel. Abrigando con su cuerpo una de las obras poéticas más importantes del siglo XX.
Libro valioso, escrito por una mujer que creyó en la revolución. Que no emigró, sino que permaneció junto a su pueblo, aún sabiendo la equivocación y entendiendo el terror como una parte más del poder. Aún y a pesar de todo esto, ella, no elige la venganza para hablar de su vida, sino que solamente rescata desde ese lugar del amor, los años en que naufragaron las esperanzas de un mundo mejor.
Asi, a lo largo de este libro, se cruzan Gorki y Pasternak. Babel y Bujarin. Maiakovski y Meyerhold, Bely y el gran Bulgakov. Erenburg y Esenin. Marina Tzvetáieva y muchós más coincidiendo en el espacio y el tiempo en un momento en el que el mundo pareció detenerse y comenzar a girar al revés.
Gran libro, de una mujer menuda y notable. Seguirle los pasos por los Urales o la siberia detrás de su marido, mientras ella memoriza todo como única defensa ante tanto olvido posible. Ella, sola con su amor incondicional y su escritura, se encarga de rescatar a muchos junto al gran Osip Mandelstam de esa larga noche que se comió a lo mejor de varias generaciones.
Pienso.
Por eso entre los mayas y los otros, me quedo con los primeros y con esta era de acuario que es la última, ya que no hubo tiempo para más. Me quedo con los mejores y que los otros, se preparen porque si no los despeina el viento los habrá de despeinar la historia.
Que no sea nada...

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