En Zona

sábado, 30 de marzo de 2013

Postales madrileñas

Sábado. La rutina de no hacer nada. De hablar con árboles y esperar que escampe. Porque en Madrid llueve, con esa crudeza que siempre tiene la tristeza, con esa soledad que tienen los días en blanco. Porque Madrid está paralizado. Semana santa, pocos gatos madrileños y mucho turista depredador y voraz, que arrasa dejando como regalo pequeñas pistas de sordidez que otorga el dinero.
Escribo para recordarme quien soy, para descifrarme en este ir y venir desde y hacia ningún lugar. Para reconocer las fronteras que me circundan de a poco como esos fuegos que siempre tienen nombre.
Madrid es un cruce de caminos, ahí a lo mejor radica esa belleza quieta que esta ciudad, bajo el agua mileraria siempre parece vivir a la espera de los soles rabiosos y plenos que llegarán en breve.
Camino por sus callecitas angostas, me distraigo con el rumor de los vientos y el sonido de las voces.
Ya no soy de ningún sitio, me presiento.
Digo.
Asombrado percibo los grados añejos de superchería. Leo los diarios argentinos y veo procesiones multitudinarias de los nuevos cruzados. Religiosidad vieja y furiosa. Han vuelto las sotanas y los inciensos a la vieja patria. Regresaron los brujos y sus mercachifles de mercados arrasadores. El agua bendita ya corta las bebidas en ese país lejano.
Mientras los pastores sigan violando a sus ovejas, yo me quedo, me quedaré con los lobos, a pesar de la ley antiterrorista que este gobierno promulgó en su momento. Me quedo con los lobos y las lobas, pintándonos el cuerpo de azul y orándole a los árboles memoriosos que pueblan nuestros bosques.
Mientras este disparate de papa argentino, de misa y de crucifijo, de obispos pederastas que comenzarán a gobernar provincias y municipios, susurrándole al oído a los que mandan. Caudillos viejos de provincias polvorientas, que serán el pedernal en donde se fraguen las nuevas y más rotundas supercerías del sigloy las oposiciones a las leyes que vayan en contra de sus credos con la ayuda pontificia de la derecha de siempre.
Vuelvo.
Madrid se despereza en este sábado de gloria. Se prepara para una noche más, de esas, de ciertos desbordes y poco más.
Ahora que han prohibido a los desahuciados manifestar su bronca y denunciar a los políticos corruptos, es decir escracharlos y hacerles sentir en carne propia esa furia ciudadana, recordarles ese prontuario que portan por en solo hecho de ser cómplices de la injusticia, que el pueblo no olvida, descubro a un chipriota que se queja amargamente en la televisión, de ser tratado, él, como un habitante del tercer mundo.
Me río. Siempre fueron del tercer mundo. Son del tercermundo los desprotegidos de esta tierra, los perseguidos, los hambreados, los parados, los torturados, todos somos del tercer mundo. En eso nos parecemos todos sin excepción.
O acaso los familiares de los ajusticiados por el franquismo, los que están enterrados en las cunetas sin marca, no son habitantes del tercermundo?
La transición española, fue en el mejor de los casos, una transacción y nada más.Transacción entre los fascistas y su rey tonto.
Digo.
Como lo que me sobra es tiempo, me doy a la lectura.
Escondido entre mis ropas, me traje este libro monumental. "Una Excursión a los Indios Ranqueles" de Lucio V. Mansilla. Mucho antes de planearse el exterminio total de los salvajes, indocumentados y ateos dueños de la tierra originarios, Sarmiento, a la sazón presidente, le encomineda a este coronel delirante, firmar tratados con los indios más allá de las fronteras conocidas de aquel país.
Por supuesto, que después de conseguido esto, el presidente los anuló, porque la única política eficaz y duradera eran el sable y la cruz.
Sin embargo y a pesar de esto, Mansilla, un niño bien, acostumbrado a los salones de París, a la buena vida y las buenas mujeres, decide desde su improbable tarea, escribir este libro. La escritura es en forma de cartas, que hacen su aparición día a día, en las páginas de un periódico de Buenos Aires.
Elige la metodología epistolar, para referir su viaje hacia esa especie de fin del mundo que era ese lejano país en pleno siglo XIX.
Cartas a un amigo ficticio.
De esta manera, la narración se ve cortada por el final de las cartas y recomenzada al día siguiente en una larga conversación
La conversación.
Un arte en sí mismo. Una dispensa hecha hacia el otro, a uno mismo, invitando al otro, a elaborar un discurso conjunto. Mansilla aquí elabora una conversación con múltiples voces a la vez. La de él y la de sus lectores de entonces, que de una forma original, prestan esta forma de narrativa y dibujan algo nuevo, novedoso y asombroso.
Solo Mansilla, acompañado por pocos hombres desarmados se adentran en esa gran llanura en busca de aquellos indios para firmar nuevos tratados de paz, llevar las fronteras un poco más allá y darle seguridad a esas mismas fronteras.
Un viaje fantástico hacia esa nada, hacia ese vértigo horizontal que habitaban los indios y que el hombre blanco, de forma oficial nunca había recorrido.
Mansilla, hijo de militares y militar él mismo, Fue un charlista con mucho tiempo. Valiente y tilingo a la vez. Antes y después de esta aventura, fue un viajero frencuente. París, Londres, Madrid, El Cairo fueron solo pistas en su vida. Escritor como su hermana Bernarda Mansilla, desarrolló una literatura que sin ser de importancia para las letras argentinas, tuvo en ese libro, un efecto duradero. Mansilla el coronel de esta historia, lleva a cabo un descubrimiento notable en lo que a creación literaria se refiere. Logra lo que decía más arriba. Mediante el ardid de la carta, involucra a ese otro total, en una lectura, plena y de una calidad imprevistas para las letras de aquellos años. Era un dandi, famoso por "caseur", una suerte de especialista en la conversación.
1868 realiza entre sus diversiones, este mandato del presidente. Se atreve y marcha hacia esa inmensidad. Allí descubre pronto, más temprano que tarde que el supuesto problema indio, es muy diferente a la distorsionada visión de la clase dirigente argentina. Y descubre y lo cuenta a su manera. Acertada forma de ficcionalizar una realidad, que como siempre suele ocurrir, se repite el mismo movimiento en una charla cualquiera sostenida por dos amantes de las palabras y los tiempos.
Vuelvo.
Entonces sorteando aduanas, me traje este bello e importante libro argentino, con el cual me divierto encontrando, luego de desarmarlo por completo y de volver a rearmarlo, los mecanismos utilizados por este "niño bien" de la clase patricia argentina.
Novela, libro de viaje, asunción plena de un hombre con una realidad, que debe confrontar con otra realidad, rica y desconocida, que por tal, no deja de ser maravillosa y plena.
Acaso no nos sucede esto siempre, a cada paso cuando estamos en tierras extrañas?
Sigo.
Y me descubro presientiendo este siglo nuevo que me agarra viejo y que, el siglo, parece también viejo. La década que viene, de seguir asi, será terrible.
Por el momento, me estaciono y escucho.
El último disco del madrileño Quique González. Disco que parece ha espantado a los críticos musicales a sueldo de las grandes multinacionales. "Delantera Mítica", sin decirlo ha sido catalogadoantes que nada como un disco de protesta. En fin, los payasos de siempre, que socorren a los poderosos de siempre, dicen, suelen decir estas estupideces. Con la que está cayendo en este país, que alguien diga que Dios se ha ido sin pagar la última ronda, me parece lo justo. Pero vuelvo al disco de González. Sigue sumando escalones a esa escalera personal a fuerza de talento, de poesía y de música. No es ninguna sorpresa, ya nos tiene habituados a esa concepción total. Este disco, sin dudas, lo saca un poco de esa introspección de sus trabajos anteriores, lo trae más a la calle, a nosotros y nos dice cosas inteligentes.
Buen disco para estos días madrileños que me corren por el cuerpo. De alguna forma siempre hay que tratar de ponerle una banda de sonido a nuestros días.
En eso estamos, luchando contra este anacronismo eclesiástico, que se parece como todas las calaveras, muestran los dientes en una sonrisa eterna.
Mientras unos y otros, hacen sus procesiones, me encomiendo a los lobos para alejarnos de tanta oveja desmemoriada.
Muchachos esto es lo que hay...


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