En Zona

martes, 11 de marzo de 2014

Ese amor que no cesa

A veces me desdibujo pensando mientras miro todo crecer a mi alrededor. Me hice jardinero y aprendí el rumbo de los vientos, el rumor de las lluvias y los caminos locos de las hormigas en pos del invierno futuro.
Pienso en distancias que ayer, no estaban. En malabares que cometía y esos amores desenfrenados y locos, que me guiaban por esta selva, que algunos llaman vida. Me hice jardinero y hablo con mis plantas, les cuento las desprolijidades de nosotros. Les leo en voz alta, poemas garabateados y algunos sueños. Pasaron las lluvias y los brotes nuevos resisten la llegada del otoño. Viene la poda, llegarán los olores a maderas quemadas y el sol, de a poco comenzará a cambiar su camino.
Ya, en este marzo, la sombra de la medianera se hace grande hacia el otro lado. Sonrío.
De fondo suena y fuerte Van Morrison y su "Fire in the Belly" de ese hermoso y poderoso trabajo que fue "The Healing Game" del año 97.
Buenos Aires, aquel año era inexplicable, lleno de traidores, trepadores rabiosos que convivían con el espanto y sin embargo mientras te seducían, te iban desnudando despacito antes de marcharse con tu ropa a cuestas.
Era la temporadita en donde nosotros, vivos, vivillos, atrevidos y desenfrenados, creíamos estar en el primer mundo, con nuestro alijo de blanca y poderosa incertidumbre. Éramos más democráticos, más invencibles y hasta más lindos. Bonitos y babosos, sabíamos que el mundo había terminado la semana anterior, sin embargo alegremente, con el cuerpo bien durito, íbamos al infierno oliendo perfumes buenos, de las manos de mujeres decididas mientras nadie, nada interesaba demasiado.
Sonaba Van Morrison por aquellos años y todo se detenía en torno de la miseria que habíamos clausurado por decreto. Íbamos de cama en cama, sin saber siquiera el nombre de nuestro acompañante. No importaba, miserables sin cloacas como las de Víctor Hugo, el mundo era nuestron y parecido a ese París, miserable y lejano.
Apenas una maceta. Un tiesto de tierra reseca para ese jazmín moribundo que nos seguía, como el limón reseco en la heladera de divorciados que poseíamos debido a la división de bienes difusa que nos había tocado en suerte, era lo nuestro.
Así a lo mejor, hoy somos esa especie de culpables asombrados por lo huracanado de esas vidas. Fuimos y ya no somos. Suena Van Morrison este 11 de marzo, de sol tibio. Todavía la tropilla de grillos, espera por las sombras.
¿Te acordás del 11 de marzo del '73? Me dispara un amigo por teléfono. Enmudezco. Los años son una catarata imparable y tenaz. Miro por la ventana de la cocina y los nombres comienzan a caminarme por la nuca. Todos ríen, van con banderas y bufandas. Nos abrazamos en la puerta del penal, a la salida del rumor con nombres y olores.
Digo.
A veces la vida es tan rala. Viene tan peladita y es lo único que tenemos. A veces, rodeado uno medita si renunciar, si es mejor despertar de esos sueños húmedos, que fueron nuestros años felices y antiguos ya y seguir a pesar de las cuestas y pantanos que tenemos enfrente.
Este es un país que no existe. Una mueca, apenas un gesto bajo bandera.
Tiene sus cosas. Es raro, somos raros. Hablamos de la mujer, nos desgarramos las vestiduras para ser menos machistas y las seguimos asesinando a mansalva. Total es una cosa, son una cosa y nosotros unos inmorales igualados en el fango de la miseria.
Decimos yegua a la que nos gobierna. Enseguida es puta, trola, bruja y siguen las firmas. No hay como nuestra mamá. El resto es desechable. Las querés matar. Y las matamos.
¿El resto? Bien gracias.
Pienso.
Mientras veo este muro diseñado por "Acción No Ética", la dirección es http://www.accionnoetica.com que me causa gracia y que la recomiendo.
Un buen día esto va a ocurrir, o ya ocurre desde hace décadas y ninguno descubrió, que en el fondo esto ya nos pasó, que esto somos los argentinitos que vivimos en el puerto, añorando Europa o Nueva York y que en el fondo seguimos encadenados a este disparate de creernos los mejores de la nada. A veces escuchar detenidamente a los políticos, curas o periodistas de este alucinado país, sirve para darse cuenta que, nosotros hace tiempo estamos en el horno a fuego lento, y, mientras tanto saludamos por la ventanita del horno esperando la foto.
Estamos en sus manos y cuando nos orinan, nos traducen que en realidad llueve y que debemos aguantar. Porque ellos, los que cortan el pastel, los que tienen la sartén por el mango, son los dueños de la tontería. Inventores de una democracia intocada y suya, vacía de contenido y muerta de vejez prematura o con locura senil, que vendría a ser casi lo mismo.
Digo.
Vas hacia el fuego y volvés floreciendo como el amor.
Leo un poema, otro más de la gran Sharon Olds que tomo de esa gran página de poesía que es http://elpoetaocasional.blogspot, blog que me arrebata, que me seduce y que siempre me sorprende con esa tenacidad que solo las cosas buenas suelen regalar.
Así me enamoro de esta mujer y me dejo llevar por sus palabras. Así descubro poetas y me descubro a mí leyéndolos con esa emoción tan profunda y radical que siempre tuvo la palabra sobre mí. En mi cuerpo.
Palabras que me cruzaron como los vientos del este a lo largo de mi vida. Que me hicieron crecer y que también me hicieron creer con algo mejor, no más cómodo, sino ese mordisco de vida que en mi caso particular, siempre vino de noche, en medio del silencio y debajo de la sorpresa.
Celebro entonces, a esta mujer y su poesía para este marzo raro, que vivo en las afueras de todo por decisión propia.






Poema al padre



De pronto te imaginé
de niño en aquella casa, habitaciones oscuras
y cálida chimenea con el hombre enfrente
callado. Te movías a través del grávido aire
con tu corpórea belleza, un chico de siete años,
indefenso, avispado, hubo cosas que el hombre
hizo cerca de ti, era tu padre,
el molde con el que fuiste creado. Abajo en el
sótano, los barriles de dulces manzanas,
cogidas del árbol en su momento álgido, se pudrieron
y descompusieron y por delante de la puerta del
sótano el arroyo corría y corría, y algo
no te fue dado, o algo te fue
robado, algo con lo que naciste, y hoy
incluso a tus 30 y 40 años te llevas
la oleosa medicina a tus labios
cada noche, ponzoña para ayudarte
a caer inconsciente. Siempre pensé que
la clave fue lo que nos hiciste
de adulto pero luego recordé a aquel niño
siendo moldeado frente al fuego, los
diminutos huesos de su alma
retorcidos y fracturados, los pequeños
tendones sujetando el corazón
partidos en dos. Y lo que ellos te hicieron
tú no me lo hiciste. Cuando ahora te amo,
me gusta pensar que estoy dando mi amor
directamente a ese chico de la habitación tórrida
como si ese amor pudiese alcanzarlo a tiempo.


Enlaces: El poeta ocasional
Imagen: www.guardian.co.uk

Cambio.
Ahora suena de fondo, Johnny Cash y ese abrumador "The Man Comes Around", producido por un tal Rubin que lo rescata del olvido que la vida le regaló al final de su vida. Su voz profunda y seca, juega con los pájaros que picotean entre el pasto de este fondo de país, que habito y del cual, me parece, no saldré por voluntad propia.
Quedan cuestiones. 
Rusia invade Crimea y algunos parroquianos de este bar, sonríen esperando el día de la justicia. Otros, ni siquiera saben de Crimea o Rusia. Los españoles siguen creyendo en reyes y otros malvados históricos. Algunos en el bar, recuerdan desde aquí alguna república pérdida y no sonríen tanto, porque todavía recuerdan.
La vida sigue, me digo para mí. Mientras pienso en las plagas y en como eliminarlas. Raro juego de supervivencia que debemos enfrentar los jardineros de turno.
Asumió de nuevo la mujer chilena, hija de un torturado y asesinado por la dictadura. La persona, otra mujer, que la recibió es la hija de un presidente asesinado por la misma dictadura. Los tiempos van cambiando. De a poquito, pero no importa. Ese luminoso día de justicia, siempre asoma el morro por entre las nubes y nos hace felices para adentro, como siempre suele ser la verdadera felicidad.
Digo.
Recobro, en esta tarde todavía veraniega pero a la baja, un disco deslumbrante y obligatorio para aquellos que todavía suelen creer.
Bob Dylan, el viejo Robertito del barrio y un trabajo que por lo menos a mí, me partió la cabeza en cuatro mitades, como manzana madura cuando lo escuché por primera vez.
"Oh Mercy" es la demostración palpable del talento suelto de este hombre, que desde comienzos de los años sesenta viene llenando de música a buena parte de este planeta. Un tipo, que envejece mientras recorre los caminos haciendo conciertos. El tipo de hombre, que desde ese lugar, maneja los espacios sin envejecer a pesar de hacerlo, como todos y como suele ocurrir. Este trabajo, suena moderno y de alguna manera lo es, aunque ya tiene sus años sobre sus espaldas. Disco que escucho de tanto en tanto, con secreta devoción y del cual aprendo, en el cual descubro cosas a cada pasada. Este tal vez sea el mejor de los discos del poeta y cantante. A lo mejor, en este y a pesar de las discusiones, se encuentren las mejores canciones que produjo. Seguramente no habrá ni creo que haya grandes éxitos. Ni siquiera canciones murmuradas por aquellos seguidores de siempre, pero este disco, es un paso más dado por Dylan. Si primero fue pasar de lo acústico a lo eléctrico, creando ese escándalo que todavía resuena, en este, está el arribo a una época galopante como lo fueron los años ochenta.
Daniel Lanois es el productor y el que le cambió la historia a este gran músico y poeta, que sigue siendo Bob Dylan.
Disco para tenerlo siempre a mano. Comienza con "Political World" y ahí el mundo se acaba y recomienza de nuevo, como esas locuras que a veces tanto suelen gustarnos y que tanto solemos buscar casi desesperadamente.
Después le siguen algunas pequeñas joyas como "Man in the Long Black Coat" o la espléndida "Most of the Time" como para por lo menos simular nuestra aparente felicidad.
Un disco casi obligatorio para todos aquellos que crean que todavía sigue habiendo posibilidades al alcance de la mano.
Vuelvo.
Miro mi pequeño jardín volteriano (a los que les quepa el sayo, que se lo pongan), mañana deberé remover, podar, corretear cizaña y tratar de seguir creyendo que todo siempre puede ser posible.
Compañeros esto, como siempre, está todo pago...


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