En Zona

domingo, 3 de julio de 2011

Postales madrileñas V

Calor. Es un domingo de esos que uno olvida ni bien sopla la brisa de las sierras. Domingo en donde cada uno de los presentes posterga hasta mañana lunes y que los dioses acompañen o maldigan, que vendría a ser casi lo mismo.
Miro por la ventana mientras escucho a Robert Plant cantar. Algo es algo me digo.
Pienso.
Fue el cumpleaños de mi nieto Lautaro, se que hubo festejos y regalos, pronto será el de Camilo mi otro nieto. Y se viene Lucas en noviembre.
Sin darme respiro, la vida me llevó a esto. A tener nietos, a verlos cuando puedo, verlos entonces crecer y ser proyectos de nuevos árboles. La historia familiar ya se sabe, sigue. Sigue esa costumbre de ser muchos, de tratar de ser muchos. De dejar que la historia siga su cauce y uno, ya por añadidura, quedarse en la orillita y verlos pasar, desear su rebeldía, que sean viento y sigan.
Nunca creí que esto pudiese llegar a ocurrir. Sin embargo ocurrió, ocurre, la vida sigue latiendo como un bombo de guerra.
Fin de semana de recuerdos entonces.
Hay mudanza en el piso de enfrente. Una parejita de enamorados se los ve recién salidos del caparazón, pintan las paredes y se esmeran en el primer trabajo conjunto del nuevo hogar. Enternece verlos. La vida sigue con su apuesta a pesar de las demasiadas cosas que nos acechan.
Leo que un periodista acaba de decir que los bancos sufren por esta crisis. ¿Los bancos? En fin, con tal de justificar los esbirros de los medios de comunicación, son capaces de cualquier idiotez. Y la carrera de la cual proceden se llama algo así como comunicación social, un verdadero disparate, porque estos secuaces de social no tienen absolutamente nada.
Sigo leyendo, el periódico El País de España, dueño de una parte de La Nación, de Argentina, hace, hizo hace pocos días una especie de mesa redonda con médicos y estos, los médicos y  los periodistas dictaminaron que Chavez se muere irremediablemente ya que la operación a la que fue sometido en Cuba está mal hecha.
Dos cuestiones.
Aprovechan los fascistas de los medios de comunicación. La primera de ellas, hace referencia al mal tratamiento de Chavez, presidente democrático de Venezuela, por ende, es de esperar que se muera de cáncer de una buena vez y los que nunca pudieron ganarle ninguna elección, puedan por fin gobernar como se debe. Es decir como quieren los monopolios que se gobiernen los países subdesarrollados.
La segunda y también una especie de tiro por elevación, es que Cuba además de ser una dictadura, el reino de satán en la tierra, tiene un servicio de salud que, que duda cabe es uno de los peores del mundo. De paso, caricaturizan el futuro de Cuba. A Chavez, lo mata Cuba, Fidel Castro y su hermano. Lo castiga la ira divina y de paso y ya que estamos siguen insistiendo con el deterioro de la isla, su pronto final, su erradicación de la faz de la tierra y el regeso de los casinos y prostíbulos, que se sabe, las putas deben estar encerradas y no en la calle perturbando a tanto niño virginal y occidental.
Y ya que estamos en tal teistura, me hago una pregunta: por qué siempre la gente bien dice un hombre público, por ejemplo para hablar de una persona esencial en el devenir histórico, un político, un hombre de bien. Pero cuando dicen una mujer pública, se refieren ni más ni menos que a una puta, una furcia, una prostituta. ¿Qué raro es el idioma? Qué notable arma de dominación suele ser la palabra.
Sigamos con Cuba.
Hacen leña, creen ellos, de un árbol a punto de caer. Eso creen. Eso esperan
No hablan del bloqueo impuesto por la mayor democracia del mundo. Del bloqueo impuesto por esa especie de dios laico que se llamó en su momento John Kennedy y que secundó siempre, con sus más y sus menos el resto del mundo desarrollado y sus fósiles edecanes. No mejor no mencionarlo.
Caricaturizan todo los muchachos. Los dueños del mundo y los que traducen la realidad. Hasta se dan el lujo de montar campañas de prensa, en donde repiten hasta la saciedad mentiras o publican un dibujo que parece irónico, politicamente correcto y que solo busca, demostrar que no queda nada por tocar, por ellos.  Total todo es material para profundizar la histeria general.
Pobres los bancos, dicen. ¿Y los griegos, qué? ¿Y los argentinos del corralito qué? Y los portugueses que se acaban de enterar, según su gobierno de derechas que se quedan sin aguinaldo, porque hay que recortar y hacer frente a las exigencias del FMI ¿ellos qué?
Entonces está bien que en Europa le pongan las orejas del ratón Mickey a Ernesto Guevara. Está bien, dale que va como decía el tango. Dale que "allá en el horno nos vamos a encontrar".
Digo.
Madrid es una especie de infierno a fuego lento.
Las movilizaciones de los indignados siguen. Con menor intensidad. Ahora por lo menos, han comenzado a no darle información a los medios de comunicación y eso es algo de agradecer. Han comenzado a descubrir a los burócratas sindicales y eso también es de agradecer. Algo de este aprendizaje radica en perder miedos. En ir poco a poco, desmantelando la maraña de mentiras, de ir arrinconando a los malos de esta película, que nosotros los argentinos conocemos bien, muy bien.
La práctica sirve para ir descubriendo como se cambia la piel. Como el cuero aguanta los palos de tanta policía suelta. Un paso. Es solo el primer paso a lo que habrá de venir.
Y yo. Tratando de dejar de fumar. Tratando de parecer más sanito.
Algunas nubes comienzan a poblar el cielo de Madrid. No vendrá agua, pero es un respiro.
Pienso en mis pequeños nietos. En esos hombrecitos que crecen en una ciudad lejana, llena de amores, de nombres que siguen sembrando preguntas. Que con su vidita, continuan cuestionando las cosas, las cuestiones elementales que hacen de la vida, la vida misma.
Digo.
El pasado es un territorio de extrema soledad. Es un sitio en donde no hay vida. Solo silencio. Refugio mudo. Tierra quemada. Gusto a cenizas en la boca de uno.
Cuando veo a generales, cabos primeros, almirantes o brigadieres , sargentos o alcuehetes, pienso para mí, menos mal que todavía algunos seguimos vivos para verlos. Para que sepan que no pudieron arrebatar todo. Se llevaron lo mejor, eso sí, pero seguimos vivos. Como dicen habrá algunos que los verá pagar y eso también me entibia el corazón.
Porque como decían algunos antes de todo, la realidad es una materia anárquica e injusta a la que hay que doblegar y someter a la razón porque a diferencia del pensamiento de derechas, este, lejos de ser el mejor de los mundos posibles, es un mundo abominable que hay que transformar a toda costa y eso, esto, exige abrir la mente y apostar por la transformación.
El desocupado, el oprimido, no lo es por la ley de la naturaleza. El desocupado, el oprimido lo es siempre por otro hombre. Asi las cosas.
Vuelvo.
Siempre asocié a mis hijos con árboles. Ahora hago lo mismo con mis nietos. Los unos y los otros, son en definitiva lo que llevamos en la mochila. El resto, el resto es puro cuento.
Entonces mientras el domingo se suicida, este domingo, escribo mientras escucho a los redonditos de ricota hacer su música brava y teñirme este día de otros colores y otros sabores.
Para ellos entonces, para Lautaro y después para Camilo ésta postal madrileña en pleno verano y nada más.
Muchachos, nos estamos viendo.




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