En Zona

viernes, 12 de abril de 2013

Postales de Madrid

Ya he perdido la cuenta de cuantas postales de esta ciudad, elegida como telón de fondo, he escrito desde que estoy en esto de recopilar palabras y sensaciones. Perdí la cuenta, porque en realidad no soy demasiado exigente conmigo mismo. Iba siendo hora.
Pero Madrid está ahi, detrás, dentro mío como esa parte de uno, que en mi caso conforman dos países diferentes pero iguales, unido por mí, en una búsqueda permanente no ya de revoluciones, sino de uno mismo.
Y asó, llegó esta primavera tímida. Salió el sol después de semanas y cambia. Como cambiamos todos cuando la luz, a la extrañábamos, hace su aparición.
Entonces florecen los primeros árboles, se agita un poco la mirada y la palabra descansa sobre la palabra por fin. Se juega otra instancia de ese encuentro de la vida y uno mejora un poco su aspecto, se afeita. Mira por la ventana y como es Madrid, las alergías comienzan su derrotero hasta el próximo otoño.
Pero falta.
El frío comienza a retroceder y los escotes de las madrileñas comienzan a florecer también, algo que no sucede en mi otra ciudad, pero que también tiene lo suyo. Los días se hacen más largos, y eso también comienza a notarse en el ánimo social de los habitantes de esta ciudad amable.
Siguen los problemas, se acumulan broncas y a pesar de ello, uno presiente, yo presiento, en medio de este decorado magnífico que me sigue las huellas, que uno mantiene la decisión de seguir en contra de aquellos, que insisten en afearle la vida al otro.
Digo.
Los políticos de este país, esa runfla de estúpidos elegidos democráticamente, tienen miedo a los escraches. Invento argentino si los hay. Con los escraches íbamos a buscar a los asesinos a sus casas, a los ladrones y a los vendepatrias. No nos importaba ni la polícia ni la democracia.
Por aquí los fascistas del poder, llaman fascistas a los escrachadores. Invierten la carga. Son hábiles los políticos españoles en facturar esloganes (no se si existe esta palabra), así gobiernan este país desde la época de la culona (así lo llamó el fascista Queipo del Llano a Francisquito ¿el motivo? desconocido). Entonces se alían socialistas y fascistas en la defensa a ultranza de sus privilegios. No quieren al pueblo en las calles, haciendo democracia, señalando sus posesiones ni sitiando sus costosos desplazamientos.
Entonces.
Entonces los que pierden todo, se movilizan y educadamente protestan frente a la vivienda del elegido. La justicia quiere meterlos a todos presos y la policía, como siempre se muere por utilizar sus democráticas porras en contra de todo lo que se mueva alrededor.
Así van las cuestiones en este territorio.
En el otro las cosas, por lo que se, van también con las suyas.
Pienso.
 La situación siempre parece en constante movimiento. Tenue, sesgados, subterráneo. Parece todo quieto, larvado y sin embargo se mueve. La conciencia es un elemento a tener en cuenta para la construcción de un futuro mejor, los elementos son los que nos entregan los dominadores y depredadores que hoy gobiernan esta parte del mundo. Es cuestión de esperar, nada más.
Llegó la primavera y sigo leyendo como si el mundo estuviese en vías de extinción.
Benoit Peeters edita en español la biografía de uno de los más grandes filósofos del siglo pasado. "Derrida". EL único de toda esa camada de pensadores, casi ignorado por la academia acartonada de Francia. el joven que desde sus orígenes argelinos, llegó a desplazar todo a su paso a fuerza de talento. Jacques Derrida, el deconstructor revisa la filosofía desde la misma palabra. Tuvo una vida de pelea con los académicos y resultó ser el filósofo más leído de la historia del siglo pasado. Amigo de unos y enemistado con otros, proyecta hasta nuestros días una sombra de pensamiento, difícil e inexplicable, que logró ser explicado y avanzar en ese trayecto de pensamiento, que sige siendo imbatible todavía hoy a nueve años de su muerte.
Peeters, recorre sus obras, sus diversas correspondencias, las historias narradas por amigos y cuasi amigos. Sus artículos y su inquietudes.
Obra esencial para entender el costado humano de Jacques Derrida, inmerso en un mundo que le era si no del todo hóstil, indiferente a su trabajo.
A través de este libro, volví a pensar en él. A buscar algunos de sus trabajos y a pensar como decía él, sobre la palabra y la relación íntima y mortal que tiene con nuestro actos. En determinado momento, Derrida navegó entre el marxismo, el psioanálisis y la filosofía y desde allí construyo, valga la paradója, una obra esencial para tratar de entender la singularidad de este mundo que habitamos.
Cambio.
Viernes por la tarde. el locutorio está vacío. Los visitantes, somos todos de otros continentes.Pero hoy, parece que han decidido darle descanso a las familias que viven del otro lado del mar. Estoy solo, la chica detrás del mostrador escucha a Stevie Wonder y su "Solo llamé para decirte que te amo". Tararea y que me importa que el mundo siga girando.
Viernes de primavera, el primero con colores. Una gracia más.
Entre la música que me rodea también siempre y afortunadamente, figura una de esas joyitas que acaba de aparecer.
El último disco del duque blanco. David Bowie, después de diez años vuelve a decirnos que está vivo, "The Next Day" es un trabajo que lo acerca a etapas intermedias de su carrera, pero que no lo retrotrae, sino que recuerda cosas del pasado para cantarle al presente. Ya desde la tapa del disco hay una clara señal. Una tapa del disco "Heroes" de los setenta con un parche blanco sobre ella y el nombre de este trabajo. Trabajo número veinticuatro de su carrera. Producido por Visconti y él, casi en secreto, acompañado por el grupo canadiense Metric. De alguna manera es una especie de desconcertante cerrojo en torno de su propio mito. No en vano Bowie eligió la fecha de su cumpleaños número 66 para editarlo y desmostrarle al mundo, de lo que todavía es capaz este músico extraordinario y vital.
Un disco pleno de desafíos, que encuentra a David Bowie, diez años después de "Reality" su último trabajo en un momento notable. Buen disco para desentrañar un poco más el curso que sigue llevando la música en esa búsqueda permanente, en ese camino que sobrepasa casi siempre la mediocridad ambiente que nos rodea.
Vuelvo.
Madrid ya tiene color, comienzan a apagarse estufas y calefacciones varias. Comienzan los cuerpos de a poco a desnudarse por las noches para dormir mejor. De a poco, el frío será memoria y pasado. Mientras tanto yo paseo mi mirada por este paisaje que me sigue, este escenario que me conmueve por sus colores y sus olores.
Sigo viéndome mirar y a veces me disfruto.
Que no sea nada...

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