En Zona

sábado, 6 de septiembre de 2014

La palabra como forma del silencio

Cumplir cien años. Dejarse llevar por las palabras durante un siglo y seguir hurgando por el costado de las palabras hasta el final, como en un baile de locos y de anti poesía. Dejarse deslumbrar por la vida y detenerse al borde de esa vida para verla pasar desnuda. Nicanor Parra, chileno pero ante todo poeta acaba de cumplir sus primeros cien años de vida.
Años de peleas, de amores desenfrenados, de vinos calientes bebidos en mesas de maderas oscuras como los rostros de los obreros. Años de enseñarnos poesía al resto, de enseñarnos a sumar y a restar siempre, de enojos y enaguas, de muertos y vivos en la gran rueda de esta vida.


Manifiesto



Señoras y señores 
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.
Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad 
no podemos vivir sin poesía.
A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas oscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es otra cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!
La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo.


Así entonces con Nicanor Parra de la mano, me aventuro a esta especie de ronda que dibujan aquellos que dicen entender o atender las necesidades del público. Me dejo estar en esta monocorde sensación de hastío que me produce este hedonismo atrasado que nos tiene, que me tiene, rodeado.
Vuelvo a leer a Parra, vuelvo a descubrir esas migas de pan que los poetas, sólo los poetas saben dejar a su paso para perderse a conciencia, para volver sin conciencia.
Entonces de golpe la realidad se tiñe de desacuerdo. Uno presume de patriota a la hora de la siesta, de interlocutor válido de tanto silencio contumaz, de caminante estático.
No, no se puede vivir sin poesía. Se debe construirla a cada paso.
Digo.
Se murió Gustavo Cerati, pero sigue vivo a pesar de los esfuerzos del periodismo en encerrarlo en el mausoleo a toda costa.
Lo conocí en un pasillo de una redacción llena de humo y otros olores. Hablamos un rato, cuando él era todavía ese nadie que solemos ser todos.
Quedamos para una nota. Nos despedimos y unas semanas más tarde, hicimos la nota. No había editado su primer disco como Soda Stereo, pero Cerati ya sabía de que se trataba todo esto. Veía, vio, la historia dibujada de antemano. Su propia historia y trabajó en consecuencia para ello.
Meses después fue la presentación de ese primer disco, en un McDonalds o algo por el estilo. El hastío, la brevedad de los años ochenta estaba en su apogeo. allá por el '84 creo. Todo era plástico, alegría, diversión y el inicio de la frivolidad a reglamento.Volvimos a encontrarnos con Cerati, en distintas ocasiones. El era dueño de un planificado sistema de humor, que lo defendía de algo. Era como un scanner que recorría los cuerpos de los otros cada vez que se acercaban a él.
Fue un músico importante, uno de los mejores cantantes que haya habido en este país. Además se convirtió a fuerza de talento en uno de los más notables músicos de esta eternidad que seguimos llamando rock nacional.
Cuando fue el final de esa fantasía llamada Soda, fue en un estadio de fútbol como correspondía. Ahí, Cerati se despidió de la gente al finalizar la presentación con un: ¡Gracias…totales! No se porque me acuerdo de ello, porque me detengo en estas dos palabras que un músico utilizó como despedida para cerrar un ciclo. Pero aún hoy lo recuerdo.
Se cierra así una historia, se unen dos puntos del camino. Pero el misterio sigue siendo la vida, la pura vida que tenemos por delante, la que nos atraviesa a cada paso y nos lleva hacia algún sitio, sin saber cómo vamos o lo que peor aún, por qué vamos hacia allá.
Con Nicanor y con Cerati, quise cerrar una semana extraña. 
Porque los poetas siguen bajando desde sus palabras el camino exacto a seguir. Porque están ahí a nuestro lado, cantándonos o solamente susurrando en nuestro cuello, las palabras justas, el silencio recordado.
Porque la palabra de alguna manera, reforma el silencio, forma parte de el y se desdibuja en el. Ahí está la poesía del chileno rebotando contra techos y camas. Ahí está también la poesía de este guitarrista, bailando en las cornisas entre los amarillos y ciudades de furias.
En fin, muchachos, esto está todo pago





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