En Zona

viernes, 5 de septiembre de 2014

Música del alma

El regreso de Robert Plant con un nuevo disco, siempre es cuestión de alegría. De aquellos años locos de Led Zeppelin a nuestros días, mucha pero mucha
agua ha corrido bajo tantos puentes. Hace unos años volvió a emocionar cuando junto con Allison Kraus hizo un disco maravilloso y exitoso. Era el 2007 y el mundo parecía bailar sobre la cubierta del Titanic. No obstante ese trabajo sirvió para revitalizar la imagen de Robert Plant. Luego le siguió otro trabajo que casi pasó sin pena ni gloria y ahora, hace días nomás acaba de aparecer este disco. "Lullaby and… The Caeseless Roar" con The Sensational Space Shifters como banda de apoyo. Disco oscuro y a la vez profundo de un cantante que a pesar de los años, sigue manteniendo el ritmo. No levanta casi la voz, se mantiene sobre la música como una ola que avanza arrojando espuma siempre para arriba. Pero en medio de todo están los sonidos venidos de otras partes de este planeta. Ahí se mueven sonidos emparentados con otras culturas y que siempre atrajeron a este cantante, incluso en algunos momentos de la formidable banda que lo hizo conocido a finales de los sesentas, cuando junto con Jimmy Page coordinaron el inicio del sonido más espectacular que recuerde la música popular del mundo.
Bueno disco de este británico que regresó a Londres y realizó este trabajo interesante y notable. Además vuelve a traernos a este héroe de nuevo entre nuestras cosas. La banda que lo acompaña es también de una maestría delicada que poner al servicio de Plant un verdadero  colchón de sonido para que se recueste en el y pueda cantarnos lo que quiera o lo que sabe, que no es poco. Disco para tener en cuenta a la hora de dejar atrás tanto hedonismo y tanta frivolidad.
Cambio.
Disco perfecto por donde se lo aprecie. De nuevo Hermeto Pascoal vuelve a sorprender a fuerza de talento. Disco de colección que le sirve a este músico para desplegar sonidos y más sonidos. Aquí acompañado por Aline Morena y se acaban las palabras. Disco perfecto que sirve para seguir adentrándose en el mundo peculiar y personal de este talentoso creador de América Latina.
Aparecido a finales del 2006, sigue manteniendo su vigencia que se manifiesta en cada una de las canciones que pueblan este trabajo. Con toda la carga de su territorio natal Pascoal, sigue desenvolviendo su capacidad a toda máquina, para continuar con su trabajo de asombro hacia nosotros, simples mortales sedientos de buena música. Dueño de una carrera que no puede ser olvidada, proveniente si se quiere del jazz o de la música en general, logró cruzar fronteras y regalarle al mundo una serie de discos inclasificables, pero necesarios a la hora de recorrer el paisaje de este continente.
"Chimarrao com Raspadura" se llama esta pequeña obra de arte, que no tiene difusión en ninguna radio del planeta tierra, pero que sin embargo suena por todo el planeta a pesar del silencio imperante el la llanura de las buenas costumbres.
Música, sonidos e ideas al servicio del aprendizaje personal de cada uno de nosotros, que vibramos con la buena música y la alegría que la misma suele destinarnos a cada uno de los mortales atrevidos, que todavía resistimos a pesar de todo.
Otra parte más.
The Cure fue, o es, una de las bandas que nos distrajeron allá por los años ochenta. Oscuros, lograron un cierto renombre con discos que aún hoy siguen sonando.
Pierrick Pédron descubrió el jazz a los 16 años de edad a partir de allí, con su saxo a cuestas inició un camino propio. Hace un tiempo editó un disco dedicado a Monk. Sorprendió. A mí me entusiasmó. Ahora Pédron lo hace de nuevo. Acaba de publicar "Kubic's Cure". Un trabajo que recorre algunos momentos de aquella banda de rock. Canciones interpretadas a la manera y con la visión de este músico nacido en 1969 en algún sitio de Francia.
No es un trabajo fácil ni sencillo. Por ejemplo abre con "A Forest" y uno lo reconoce, pero dura menos que un abrir y cerrar de ojos. La banda que lo acompaña y él mismo, se encargan de buscarle la vuelta. De dar vuelta una canción y descubrir nuevas variables.
Las similitudes escasean y ahí a lo mejor radica la fortaleza y la belleza de este trabajo. Suena The Cure, pero es solo un espejismo, ahí en la música suena Peirrick Pédron con su saxo alto marcando las pautas esenciales de un trabajo complejo y sutil al mismo tiempo.
Los tiempos cambiaron y sin embargo, resuena en mis oídos por ejemplo "In Your House" como lo hizo en su momento, pero ahora, más turbulento, más arriesgado y por lo tanto mejorado por el paso de los años para todos nosotros.
Disco imprescindible para saber que ocurre hoy en una buena parte del mundo del jazz y sus suburbios.
Otro cambio.
Vuelven los imperturbable y meritorios Phish con un nuevo disco en un nuevo regreso. Una de las bandas norteamericanas más interesantes de la escena musical. Dueños de un talento sin límites, estos músicos, maestros en los conciertos casi eternos, vuelven al disco de estudio con "Fuego" después de mucho tiempo de carreras en solitario de cada uno de ellos. Trey Anastasio, Jon Fishman, Mike Gordon y Page McConnell regresan con un disco espectacular. Con el sonido característico que los viene acompañando desde mediados de los años ochenta. Han vuelto y con eso, algunos, tenemos bastante. Nada es como parece ser en el universo Phish y eso es lo de menos. Porque Phish es heredero directo de otra banda emblemática, salvando las distancias, que se llamó The Grateful Dead y que marco también una divisoria de aguas en su momento.
Tanto los Grateful como Phish, suelen gustarme sin prejuicio. Muchos no comparten mi afición por esta banda de talentos, que hacen música desde hace tanto tiempo. Sin embargo, debajo del sonido de Phish, siempre hay como una corriente oculta, que se desliza furiosamente por debajo, dejando la superficie en calma.
Ahí, a veces me parece que siempre suele asomar una punta de esa contracultura que floreció hace mucho y que pareciera, olvidada. Ahí están entonces estos cuatro señores haciendo de nuevo de las suyas. Mezclando sonidos, buscando nuevos caminos, porfiando en la propia capacidad de creación para deslumbrar y seguir haciendo muy buena música afortunadamente.
Sigo.
Y Lars Danielsson lo hizo de nuevo.
Volvió a reunir el equipo del primer Liberetto y recomenzó en donde habían dejado en su momento. "Liberetto II" es música de cámara si se quiere. De una sutileza perfecta y de una confluencia de sonidos que emociona. Disco impecable con una de los mejores pianistas del momento como lo es Tigran Hamasyan y que sostiene la melodía que Danielsson dibuja desde su contrabajo.
Disco esencial, jazz del bueno, que a pesar de ser despreciado por los norteamericanos, goza de muy buena salud. Conviven en este disco diferentes tratamientos sobre la mezcla de música popular, clásica y aquella que surge de las entrañas.
Sin lugar a dudas Danielsson es alguien que sigue buscando. Alguien que interpreta las diferentes pistas que esa búsqueda le van brindando. Sin ya en los trabajaos anteriores de este sueco, uno fue descubriendo trazos originales, en este, el último hasta el momento, están cruzando cada una de esas pistas que han hecho de su carrera, una de las carreras más interesantes que se hayan dado en Europa en los últimos tiempos.
Vale entonces para todos aquellos que aman las cosas bellas y sinceras. Un trabajo inobjetable y casi necesario para los momentos especiales que siempre creemos merecer. Algo que no es poco.
La última.
Me sale mi costado de barrio. No puedo evitarlo. Es más fuerte que yo, mucho más fuerte.
Lo pongo y suena de fondo "Love The One You're With" y tiemblan las paredes de esta casa en la periferia de la nada. Suenan las guitarras de aquellos viejos héroes y yo, estoy aquí, sentado y todavía vivo.
CSNY1974, se llama esta pequeña joya rebelde. Ahí están Crosby, Stills, Nash and Young en el verano de 1974 reencontrando el camino. Ahí están sumando músicas, paredes de respuestas para los enemigos de todo.
Ahí, mis vecinos se asoman y sonríen en esta pre-primavera que vivimos, pero no bajo la música, por el momento.
No son perfectos, no guardan ningún tipo de relación con este presente que vivimos. Pero sin embargo el espíritu de aquella rebelión, sigue latiendo en nuestras manos. Ahí, se suman las emociones, ahí uno se descubre cuarenta años más tarde, moviendo el cuerpecito con esta música de barrio.
Grabado en vivo en un estadio, mantiene la misma magia y el mismo fervor. La sangre inquieta y decida.
Esta música del alma que me acompaña, me sirve para esperar confiado, para convidar a mis amores, para soñar los días, para construir el amor, para desnudarme y  volver a vestirme. Esta música que sobresale como una ola en un mar demasiado confuso y aburrido que nos toca en suerte.
En fin, compañeros esto, esto es lo que hay...

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