En Zona

domingo, 12 de junio de 2011

Postales madrileñas IV



Sábado
El verde está en todas partes. Madrid está verde. Fue una primavera de lluvias. Comienza la postergación de todo hasta que pase el verano. Comienza ese tiempo planchado, quieto y que desde la noche de San Juan, arderá en todos, entre todos y ya habrá tiempo para lo otro.
La calle, a estas horas de la tarde está quieta, se prepara para la agonía del sábado por la noche. Algunos como yo,en cambio regamos nuestras florestas balconeras, nos saludamos a la distancia, y vemos pasar a los perros llevando a sus amos.
El cielo parece de juguete. Las calles desiertas de un buen sábado proletario, preanuncian ciertas partes de un todo, que se asemeja a la paz, aunque todavía nadie no ha decretado lo contrario.
Hago un punto.
Reflexiono sobre mis lecturas recientes y me descubro, devorando libros con una pasión casi irrefrenable.
Recibo noticias de mi país y ahí encuentro a un nuevo nieto en camino. Lucas se llamará y a lo mejor es cuestión de saber darse pausas, de dar bienvenidas, de comenzar a reconocer, que insisten los que insisten en darme una familia grande. Considerando los ímpetus de aquellos, debo rendirme a la evidencia, que la continuidad, que el desborde forma parte de una historia también irrefrenable.
Madrid está verde. Se mezclan los verdes. Le sonríen los pájaros, le sonríe este próximo fin de primavera y los deseos arderán en San Juan, como ha sido siempre.

Domingo
Día de mate, periódicos, música y hacer la plancha, flotar que le dicen. Esperar que todo comience mañana como corresponde, hoy por lo tanto a dejar correr las horas. Las horas muertas que siempre nos rodean los días como hoy.
El calor ya se hace notar. El parque de la otra calle revienta de palomas guarecidas en las sombras de árboles de una sola calma.
España, Madrid acaba de entrar de lleno en la postergación anual hasta el próximo otoño.
Por ahora y por largas semanas, se habrá de vivir la fiesta, la cervecita fría, las tapas y a otra cosa que son nada más que dos días...
Los indignados de la Puerta del Sol, anuncian que levantan el campamento. Los comerciantes de la zona, por supuesto le reclaman al gobierno por sus pérdidas y así sigue el baile.
Qué será.
¿Por qué nunca los comerciantes, empresarios, terratenientes y ese larga lista de plañideras, le reclaman al gobierno que quieren compartir sus riquezas, sus excedentes, que les aumenten los impuestos y esas cuestiones?
¿Por qué cuándo pierden perdemos todos y cuando ganan nos quedamos, solemos quedarnos, fuera de tanto gozo? ¿Por qué los hacedores de esta crisis siguen sonriendo en las fotos, siguen siendo funcionales, mientras que el resto, los de a pie, deben pagar el cocido que se cuece sin ser invitados?
Preguntas nada más de una día domingo en donde, lo dicho, los árboles y el zureo de las palomas, rodean esta ventanita por donde miro y me entra la luz poderosa que suele tener Madrid por estos días.
Mientras tanto, allá lejos, de donde soy a veces, los periodistas, cómplices como siempre se arremolinan como caranchos, como buitres en torno de las Madres de Plaza de Mayo, símbolo de lo que ellos nunca fueron, para servirse de sangre, como lo hicieron esos mismos periódicos con sus hijos desaparecidos por sus ejecutantes.
Es decir, los grandes periódicos argentinos, los dos más grande, aprobaron la ejecución de un plan feroz. Nada dijeron en su momento sobre las víctimas que arrojaban desde aviones los bravos y valientes defensores de la patria. Cuando todo era un páramo, las madres salieron a la calle y tampoco nada dijeron.
O si, las atacaron por no saber criar a sus hijos, por ser responsables de educarlos como guerrilleros y otras lindezas. Las culpabilizaron desde las editoriales de La Nación y Clarín, porque al ser cómplices de las espadas y ganar dinero con ellos, debían, deben seguir defendiendo ese país puro, que ellos dicen defender.
Se sabe, siempre los medios de comunicación son socios, cómplices. Si en ellos está la defensa de la patria, flaco favor le hacen a ese otro temita, que es la información objetiva. Porque los herederos de la libertad de prensa, son los que defienden la libertad de empresa a cualquier coste, incluso mintiendo y desinformando.
Tarea extraña la de los periodistas. Siempre servidores de dos patrones y nunca al servicio de la verdad, aunque esta no exista y sea solamente una tontería.
Un buen domingo como debe ser.
Entonces a hacer la colada, a regar las plantitas y a mirar un paisaje, que se vuelve entrañable como el de cualquier ciudad que uno ame con cierta tendencia a la locura.

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