En Zona

lunes, 16 de abril de 2012

El día que España nos declaró la guerra

                                                                                                                                 Para Cristina

Los descendientes de Pizarro, Hernán Cortéz, Pedro de Mendoza, Aguirre el loco, Juan de Garay, Almagro, bravos conquistadores, intrépidos y osados soldados. Los tercios valerosos, los parados futura carne de cañón casi gratis, todos miran hacia el Puerto de Palos, esperando la orden de salida.
Los borbones, esos, son ya otro tema.
Se rasgan vestiduras alucinados los que claman por la soberanía nacional ¿nacional? La plaza 2 de mayo es el ámbito del debate ciudadano, de quienes pretenden que la nueva armada invencible que baje hasta el virreinato rebelde y arrase lo que deba arrasarse. Que no quede piedra sobre piedra. Despliegan sus banderas borbónicas, sus mariscales le sacan lustre a sus medallas y las mujeres cosen y cosen a destajo.
Suenan las fanfarrias. Algún no tan despistado entona "Cara al sol" desde su balcón, hasta que muchos lo siguen en su descomunal futura hazaña.
Un sudaca, de esos que nunca faltan por la calle Fuencarral, pregunta si España habrá de devolver los barcos que otro peronista les mandó a causa de la hambruna fascista. Un españolito de cinturon con los colores patrios, manda a callar, mientras discurre sobre esa fantasía popular. Como si el reino alguna vez hubiese necesitado de la ayuda de los que son puro sudor sudaca.
Se reúnen las cortes y el ministro que prometió sanciones ejemplares, entibia su voz mientras promete de nuevo rayos y centellas para los rebeldes del sur.
El rey Juan Carlos I (uno romano)  "El Cazador", remueve inquieto su nuevo bastón y se relame por el tamaño del elefante que abatió en una demostración de valor sin parangón.
Los tiempos se aceleran. De noche, porque ya es la noche de todos los tiempos, furiosos castellanos juran por la biblia, que volverán a las indias a restablecer las buenas costumbres bajo la égida de la espada y ya que estamos también de la cruz, que vendría a ser algo así como una espada pero invertida.  De ser potencia petrolífera, hemos vuelto a quedarnos sin un duro, exclama un asesor en temas de guerras.
Madrid se apresta a una nueva y exultante cruzada, lástima que no queden templarios por allí, ellos lo hacían de una manera rotunda eso de hacer estragos entre tanto salvaje.
Un ujier de palacio pregunta que uniforme utilizará el monarca para ir al frente de las tropas, tal cual Mio Cid. Nadie le responde.
Digo.
Si bien me fuí de esa ciudad amada, sigo amándola como se hace todo por primera vez. Me arrebata el sabor de un paisaje que me contuvo, que me cobijó años y años sin pedirme nada a cambio. La belleza de esos atardeceres tranquilos. La suavidad de una ciudad que casi ninguna posee, por lo menos de las que conozco. Soy un argentino que se volvió madrileño, gato para más datos y que ha vuelto al punto de partida, como en un parchís de toda la vida.
Vuelvo.
Por aquí destemplados gauchos, chúcaros de toda razón, afilan sus almas para la próxima guerra. Yo que tengo documentos españoles, estoy otra vez en problemas. Abandono el verbo coger y me paso al verbo tomar. Se embanderan los cielos y se vuelve al himno, cuya letra es de una rabia inconmensurable. Por aquí, las mujeres que ya van de negro, también comienzan a almacenar aceite y otras vituallas. Se arman los defensores de la patria y envalentonados anuncian el fin de la colonia.
Un diputado de la oposición se relame pensando que por fin, las cosas vuelven a estar de acuerdo con sus ideas. Otro, un secretario comedido, pregunta si cuando viaje a la madre patria, no será encarcelado por ser un rebelde. Una asesora, se lamenta porque este verano no podrá ir a Marbella como siempre.Una diputada oficialista, envía correos urgentes a sus amigas españolas para que compren todo lo que puedan de Zara, ya que por aquí los precios de la casa, son casi de alta costura.
Pienso.
He vuelto a las andadas. Acabo de chocar de frente con un pianista cubano llamado Roberto Fonseca. Suena su música a un ritmo tremendo, descubre costados y colores nuevos para una música caribeña, viva y potente.
"Yo" lleva por título y es un descubrimiento en medio de una guerrita que nos sumerge a sudacas y españoles. Mientras esperamos, nada mejor que hacerlo con una música profunda, llena de matices, revoltosa como debe ser la vida misma. Nada de pensar, solo sentir con el cuerpo, volverse a enamorar de la vida misma, que a cada gesto nos permite postergar un día más cualquier tipo de desenlace. Uno baila al compás de este tipo en plena Villa Crespo, la tarde se hace agua en la música de Fonseca. Se visten de otros colores el viejo sonido africano mixturado con la tenacidad cubana por sintetizar los distintos puntos de partida hacia un mismo sitio. La vida misma, que siempre se echa de menos, que se extraña y que ayuda a consentir los días como los únicos. Disco notable, de una rara belleza que arrasa esos sentimientos viejos y distantes. Fonseca es un pianista de esa escuela de pianistas cubanos, que arremete contra todo prejuicio que ande dando vueltas por allí. Jazz, música de la calle, música venida en los barcos de los esclavos y que se afincó entre calores y colores notables. Música que establece un vínculo de simpatía profunda por el calor que desprende y que hace suyos los conceptos básicos de una profundidad palpable a la hora de escuchar un buen momento logrado a fuerza de talento. De un talento que no desmaya y que sigue buscando sus raíces en cualquier intento. La búsqueda, se sabe, siempre es dificultosa y lenta. Pero lleva encima siempre ese látido de quien es el que busca y por sobretodas las cuestiones en ese qué es lo que se busca. Entonces, mi barrio, mi ventana a esta ciudad se llena de una música de las bravas, de aquellas que te ponen el corazón contento y el alma enamorada.
Digo.
Nos gusta el verso más de lo que podemos llegar a afirmar. Nos encanta el sonido de nuestras palabras, el sortilegio de engañar mediante la palabra. Nos gusta la lengua. Adoramos a los charlatanes mientras nosotros perfeccionamos nuestro propio arte. Chamuyo se llama en lunfardo. Nos chamuyamos a una mina, al taxista, al de al lado. Nos chamuyan a nosotros . Todo el tiempo. Amantes del bucle, hablamos y hablamos hasta quedar secos. Nos dejamos hablar también todo el tiempo. La teoría. Este es el país de la teoría. Todos tenemos una o dos. Yo para no ser menos tengo varias en mi colección personal.
Vecina: me voy a Málaga la semana que viene... me dejarán entrar?
Señora de la cola: Ay! con la guerra contra los godos que se viene, le recomiendo que vaya a otra parte ¿No le parece?
El gobierno de este país, acaba de ganar puntos a lo tonto. Desde hace unas horas, pareciera que hay más peronistas que la semana pasada.
Los españoles no entienden el peronismo y los peronistas y muchos más no entienden las monarquías y encima elegidas por el pueblo alegremente. Para los españoles el peronismo es una incongruencia y para muchos de este lado, que un pueblo mantenga zánganos a costa de ese mismo pueblo, tampoco y con los tiempos que corren menos aún.
La globalización se sabe, es para las empresas no para los países. Repsol es una empresa, no un país, es solamente una empresa que busca ganar dinero sin importarle casi nada más. España es otra cosa.
Acá a la vuelta, comienzan a prepararse. Se nublan los cielos y las señoras meten a sus hijos dentro de las casas. En una de esas esta noche bombardean Buenos Aires, los esquivos y belicosos españoles.
Pienso.
Hace una semana que me fuí entre saludos entrecortados, emociones que impedían el decir. Llegué a otra ciudad, distinta y lejana. Pero no olvido, no olvidé mis afectos, forjados desde la plenitud de aceptar al otro y de ser aceptado por el otro. Creo que los países son un impedimento, como las fronteras. Uno se enamora, se encaja en aquellas personas que le brindan su corazón, en las que le premiten a uno, dejar parte de sí en ellas. El patriotismo siempre es el refugio de los idiotas, por eso la patria siempre es aquella en donde uno puede por fin descansar. En donde la calidez es una cobija perfecta para soñar lo posible. Pero también suele ocurrir, como decía Luis Cernuda, un gran poeta español, que un amor se cambia por otro amor y que la vida sigue. Se pierde esa percepción de sabernos cerca, de mañana cruzarnos por alguna calle y que un auto me pite o haga sonar su bocina para saludarme. Pero queda la constante de esa cuestión fraterna, amable y necesaria de saber, de intuirnos cerca a pesar del ancho mar.
Digo.

Juan Carlos "El Cazador", es presidente honorario de una ong que protege a los animales en peligro de extinción. No importa, será el comandante en jefe, borbón como es, tiene príncipes y duques que serán las gloria de este presente bien español. El monocorde presidente dará las órdenes pertinentes y zarpará la armada en sus galeones a desembarcar en estas playas. Aquí, los bravos gauchos estarán esperando por la redención final. Con sus espejitos de colores y su verborrea revolucionaria para dar cuenta de tanto godo desalmado que se nos vienen encima.
Padre, deja de llorar que nos han declarado la guerra, cantaba Serrat hace muchos años en catalán. Con Sabina, el argentino promedio no sabe qué hacer. Tanta silicona que tiene en la cara, no saben si su expresión es de miedo o de asombro. El follonero no podrá volver a incordiar por estas pampas dejadas de la mano de dios, por lo menos en estos terribles momentos previos a las batallitas.
Mientras los que deciden la guerra, se atropellan mutuamente para salir en la foto con cara de combate final. Los de abajo, nosotros, seguimos el mismo romance con los de abajo de allá. No existen motivos ni razones. Nos sigue seduciendo a los porteños, como españoles y españolas dicen gracias y por sobretodo zapatos y sabemos que a españoles y españolas, le sigue encantando nuestro acento encabritado.
Pero eso si, Repsol que vaya a cantarle al Duque de Palma sus desventuras y que lo contrate para seguir haciendo lo que la empresa hacía por acá: nada. El duque es hábil en eso.
Por el momento, amigos y amigas, la guerra es una pavada que los alcahuetes a sueldo y de siempre, utilizan para tapar otros problemas. Problemas para los cuales no tienen ni idea. Por eso y por unos días, veremos belicosidades varias, para tapar el bosque, el berenjenal en el que los políticos han metido a millones de trabajadores en buena parte de este mundo.
Porque entre una empresa privada y un país, yo elijo a mi pesar, el país. Los empresarios ya se saben de qué calaña son. Los países en cambio, siempre tienen cuestiones agradables, costumbres que enseñan y amores forjados por esa cuestión profunda, que arrastramos siempre con nosotros.
Estoy acá y también estoy allá. Quedate tranquila amiga mía, que esta guerra es una tontería y es de juguete.
Fraternalmente y como siempre.
Nos estamos viendo.

1 comentario:

  1. Bravo!!!
    Nada, son tigres de papel, como decía Mao. De rodillas por Europa y en plan conquistador por América, así somos, son, muchos españoles. La dignidad os sentará bien. "Ladran, pues andamos" decía Don Quijote. Y quién sabe si no hayáis hecho un enorme favor al pueblo español: cuanto antes se caigan ellos, antes nos levantaremos nosotros.
    Un abrazo y adelante!

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