En Zona

miércoles, 28 de marzo de 2012

Soplan vientos del sudeste

A veces, suele ocurrir, la realidad tiene diferentes caras, muecas más bien congeladas, que destacan en el paisaje de lo social. Por ejemplo Mario Monti el muñeco puesto al frente del gobierno en sucesión de aquel otro muñeco llamado don Silvio en una Italia que desaparece en la bruma. Monti dice que la crisis en Europa casi ha terminado. Un chiste contado entre audaces y achispados hombres de negocios que siguen haciendo negocios mientras brindan más achispados y más insolentes.
Deberían decírselo a los seis millones de hombres y mujeres, que de buenas a primeras se vieron enfrentados a los vientos salvajes que despeinan como la historia, siempre a los desocupados. Deberían Monti y sus amiguetes pensárselo mejor, en estos tiempos siguen funcionando los bancos no por nada, Grecia, Italia, España y siguen las firmas como Portugal, perfilan los nuevos países del tercer mundo pero en las costas europeas a costa de aquellos que deben apelar a nuevas formas de comer. Las democracias avanzadas esperan por el fuego, mientras quitan derechos, anestesian al personal con palabras ajenas, amonestan a
aquellos que no piensan igual, se escandalizan por la indignación que ellos soberbiamente crearon en su momento. Eso sí, cuestiones de las democracias que suelen enseñarnos a nosotros, sudacas hambreados, cada trabajador que secunde el paro general del 29, deberá aportar de su salario algo así como 113 euros para protestar y tener la cuota asegurada para las patronales, que se frotan las manos desde hace mucho más tiempo que la injusticia misma. Un ministro con cara de serio dice que las mujeres vendrían a ser más mujeres por el solo hecho de ser madres. Saludan las prohibiciones y se regocijan entre cirios y velones encendidos los muy castos. Los fascistas pierden en Andalucía y dicen que han ganado y que por lo tanto deben gobernar aunque la mayoría está en otra parte. Enfermitos de soberbia, siguen apretando la cincha a un caballo flaco.
Hago un punto.
Sabemos y no hay que ser demasiado inteligentes que el sur del planeta está modelado según los intereses del norte y esa especie de fijación de un pensamiento único es impuesto por esos conglomerados o élites económicas y políticas mundiales redunda siempre en la visión de un mundo único posible, con también un sistema económico viable. Los países periféricos o del tercer mundo o empobrecidos, como se quiera, sufren, sufrimos una enojosa paradoja, la información que nos sirve para tratar de entender el mundo es fabricada en los centros del poder, en los mismos centros del poder económico y político responsables del saqueo y la dependencia.
Digo.
El mundo gira en un sentido. A veces la desolación es demasiado pesada, demasiado grande para llevarla a cuestas. Las injusticias se nutren siempre de los más débiles, de los rezagados que se alejan de la protección del resto. Se ceba con cientos, miles, demasiados. Se exterminan las posibilidades de supervivencia y entonces, una noche en una ciudad del sur, en Santiago de Chile un grupo de nazis golpea hasta el hartazgo a un muchacho, que no los representa en su ideal de masculinidad. O una mujer es prendida fuego en la moda nueva que circula por algunos barrios de Buenos Aires, o las bandas o maras de el Salvador encuentran la posibilidad de firmar la paz con alguien. América, la lejana América a pesar de esa gran riqueza histórica viva, sigue reproduciendo gestos del conquistador. No ya del español con la espada y la cruz, sino de cualquiera que sigue indicando roles y patrones culturales.
Pienso.
El mundo no cambió con las torres gemelas. Lo hizo con internet. Queda por definir en esta dicotomía globalizadora el rol de los estados. Muchos de estos, sobretodo en el desarrollo siguen manteniendo viejas posturas de enfermo. Atinan a mantener el control, el monopolio de la fuerza y de la información. Pero ante un espacio público digital-global, sin fronteras los estados que habrán de sobrevivir serán aquellos que sepan proveer de los suficientes espacios de libertad a sus ciudadanos muchos más allá de técnicas de control. Porque para el control ya habrá fuerzas más fuertes y globales. Las útlimas torres que cayeron se deben no a un musulman sino a Julian Assange, por ejemplo.
Me sigue gustando, cada vez me gusta más este tipo. Frank Zappa, simboliza para mí ese descaro ante la creación. Cada vez que escucho alguno de sus discos, precibo la furia por debajo del sonido. Ese planteamiento sin dogmas, ese buscar desde esa clase media norteamericana, que a mediados de los sesenta dejó de dejar por sentadas algunas cuestiones. Zappa no provenía de un hogar obrero de ningún suburbio trabajador de la costa oeste. Venía, vino de un hogar con discusiones y tomas de posición, aunque tibias, no estaban pegadas al ideal de supremacía blanca. De ahí surge este tío. Desde ahí se arremolina y arremete contra todo. Contra el negocio descarnado y miserable del pop hasta los límites de la música clásica contemporánea. Abarcó todos los registros, busco desde el rock, desde la parodia, el jazz o la música seria. Se aventuró en guerras en contra de la censura y creó, siempre lo hizo. A veces, se me escapan algunas cuestiones con él. Lo dejó descansar y al tiempo, se me abre y caigo en una música, que suena como los vientos, siempre. Frank Zappa visto desde la perspecitiva de este presente, resulta inmejorable para diferenciar el talento de una persona y marcar a fuego los intereses de un mundo fracasado como es el del negocio de la música. Desde este andamiaje es natural recorrer un cierto camino de diferencia. Su música suena hoy, como siempre, es una especie de avalancha, una apuesta por el arte más radical, mas cercano a esa rabia de trabajar por un mundo diferente a toda hora, sin descanso. De exigirle al tipo que está del otro lado, al que recibe, solamente una cosa: inteligencia.
Me distraigo..
Voy a extrañar esta ciudad, este pueblo grande que en algún momento brilló como un rayo. Como un fuego casi sagrado. Voy a extrañar el modo, las visiones que hace un extranjero sobre los naturales de esta especie de torre de babel que es ya y afortunadamente este país. Voy a extrañar este paisaje urbano irremediablemente marrón. Color tierra, tierra seca. Su cierta parsimonia o displicencia para vivir. Claro que voy a extrañar, mis caminatas por el Retiro o sus voces. La ropa tendida al sol de las ventanas de mi barrio al noroeste de esta ciudad pérdida en medio de una meseta agreste y sin agua. Pero de alguna forma me llevo cosas conmigo. Viajar me domesticó. Me hizo crecer y aceptar. Me hizo menos duro de lo que era y me permitió oir, oirme desde lo más profundo de mi mismo. Me hizo cuestionar algunas cuestiones y mantener grabadas a fuego las mismas que ya tenía antes de estacionarme en este paisaje. Ha aprendido mucho solamente moviéndome de donde estaba hace diez años. No soy mejor ni peor, soy el mismo creo, un poco más calmo y un poco más viejo.
Vuelvo.
Mañana es día de paro nacional. Un día de fiesta y de lucha. Un día que siempre debe vivirse con esa ferocidad de estar enfrentándose a lo peor y de fortaleza, de saberse unidos por ese hilo invisible de la certeza. Certeza que indica que es siempre el único camino posible y no un fin. La gente en las calles sumando sus cuerpos. Siendo cuerpos tatuados por palabras, marcados por la convicción que la única lucha que se pierde es siempre la que se abandona. Han cambiado las épocas, seguramente cada vez nos habrá de costar más y más. Pero el orgullo de clase es el que indica la lucha de siempre. Desde los inicios mismos de esta fantasía que se llama capitalismo hubo explotadores y explotados. El costo en vidas y sangres ha sido muy alto, para aceptar ser esclavos a tiempo completo y sonrientes. A lo mejor y sin darse cuenta comenzó el tiempo de la resistencia en esta guerra sin cuartel que nos han declarado los dueños de todo. el 29 es un día bonito para salir a la calle y desgarrar el cielo a puro grito, para que escuchen y se lo piensan, por más que nos acerquemos a Grecia y nos alejemos de Alemania como dicen los fascistas y sus secuaces de siempre.
Mañana soplarán vientos nuevos y quedará claro, que noy hay manera, no hay forma posible de exigirle al trabajador que pague con su sangre las deudas de su amo.


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