En Zona

sábado, 15 de septiembre de 2012

Esas viejas ganas

Así están las cosas. Salen a la calle y con sus cacerolas a cuestas, sus banderas nazis, rojas, blancas y la svástica en el medio, sus ropas caras, sus colores de piel a tono. Salen a la calle, van a una plaza y ni siquiera un gas lacrimógeno los perturba.
Ni policías había.
Es decir, cuando los que jodemos somos nosotros, cuando salimos a la calle a protestar y tener una propuesta, ellos suelen pedir, exigen policías, mano dura, picana y asesinato.
Una diferencia.
La otra.
Perdieron poder. Ese sector social que salió a la calle, perdió poder de decisión. No son más la usina que despertaba generales y empresarios. El poder se movió a otro sitio. Se trasladó a otro sector.
Como será que la oposición política a este gobierno, ni siquiera acompañó desde la calle misma esta protesta.
Esa misma oposición que fogoneó la rpotesta días antes, junto con los medios de comunicación que detentan el poder. Pero después, esos dirigentes ni siquiera se asomaron a las calles.
Lo hicieron aquellos políticos lúmpenes de derecha, de escasa reprentación en la televisión, pero solo para apareceruna vez al lado de tanta furia mediocre.
Vuelvo.
Son y quedó demostrado, la antipatria. Ese sector social de gente bien, que siempre estuvo con lo más reaccionario y represivo. Son aquellos que siguen teniendo enemigos.
Aquellos que nos dicen a nosotros, que en democracia no hay que tenerlos, que no está bien. Que en democracia existen solamente adversarios.
Me río.
No quieren enseñar a ser correctos. Mientras ellos no pueden serlo.
Es que ellos quieren salvar la patria, eliminando a la otra mitad de esa misma patria para hacer la patria que ellos quieren: oligárquica, sectaria, amantes de los campos de concentración, del orden de los cementerios, del orden divino que los proteje siempre, porque ellos, los de la protesta son el verdadero país, el único país a tener en cuenta. Ellos y no los otros son la civilización, los otros, ya se sabe son siempre la barbarie.
Es que es este concepto, el de la barbarie que es solicitado en múltiples ocasiones para asi poder juzgar las paradojas de la historia, se utiliza desde las bayonetas y no desde la democracia.
Es el que se utiliza para ver lo extraño o lo extranjero, aun cuando éste fuese portador de virtudes que no encajan en el morral de los vencedores.
Porque, un día antes se aumenta el subsidio universal por hijo, que no es ley, posibilitando así, que se vuelquen en el mercado interno, millones de pesos que servirán para el consumo.
¿Qué quiere decir esto?
Que muchos pequeños empresarios que fueron con sus cacerolas a protestar contra una bruja encaramada en el sillón presidencial, por otra parte serán los beneficiarios de esos millones que habrán de volcarse a partir de fin de mes en las compras que hagan los beneficiarios directos de esta asignación universal por hijo.
Pero claro. Los que habrán de consumir finalmente son los que apoyan este proyecto de país. Negritos, feos, sucios.
Ese país oculto que aterroriza a la señora que no puede comprar dólares, pero que acepta la bandera nazi entre ellos tranquilamente o esa otra señora que se pone un pañuelo blanco en la cabeza, reclamando por un país del pasado, usurpando un símbolo de lucha que no le corresponde ni siquiera que entiende en su significado más claro.
Paradojas.
Otra cuestión es el gobierno.
Pareciera que el cristinismo se habla a si mismo y lo que es peor, lo más grave todavía, es que se responde a sí mismo.
Vuelvo.
 Son enemigos. Con ganas de degüello. Son los que quieren libertad. Son los que quieren recuperar el poder perdido. Son los que quieren que se vayan todos y que vuelvan los de antes.
Por eso y a lo mejor me quedo con esta pintada del año 1955 que todavia, por lo menos a mí me sigue representando algo.
Porque la libertadora, aquella revolución que derrocó a Perón, fue la revolución fusiladora, que los antepasados de estos, festejaron ruidosamente, apoyaron e intentaron perpetuar en contra de ese demonio mal parido que fue la chusma definiendo la historia de este país.
Digo.
A veces entre las causas de porque sigo siendo peronista, debo reconocer, que estos gestos, estos odios, estos destellos de rabia, son tal vez uno de los motivos fundamentales para ello.
Villa Manuelita, una villa miseria del gran Buenos Aires, se erigió por aquellos años, de forma incuestionable, en un muro por donde no habría de pasar la antipatria del odio y la revancha.
A lo mejor esto tiene que ver con las ganas de seguir peleando contra estos y sus secuaces.
Un saludo fraternal.






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