En Zona

viernes, 10 de agosto de 2012

El debate

Por momentos esta realidad nos demanda. Pregunta, interroga sobre ese nosotros, que intentamos mantener a toda costa. Hacer fisuras en el debate homogéneo, tratar de incidir un poco. A lo mejor de eso se trata. De penetrar en algo, que nos somete a tratar de concretar un poco de lucidez acaso. Es entonces que en este relámpago que llamamos vida, ocurren hechos, se amontonan informaciones, se tejen ideas al compás de esa resolución ineludible, que creemos, debe producirse en cualquier momento.
Hago un punto.
Hace unos años, descubrí por accidente a un escritor. Fue a través de Antony Beevor, historiador inglés, que mientras escribía la historia sobre Stalingrado, sobre esa tumba del nazismo, descubrió a este periodista tremendo llamado Vasili Grossman. Allí siguiendo, pagina a página "Un Escritor en Guerra", comencé a juntar piezas. A interesarme por un hombre que desde su actividad en medio de la guerra, era uno de los periodistas más leídos por las tropas soviéticas. Soldados matando y muriendo, que tenían acceso a un periódico.El dato no es menor. soldados leyendo. Que les contaba, les narraba lo que estaban viviendo en ese disparate mayúsculo que es la guerra en sí. Grossman junto con otros no menos importantes periodistas, se jugaban la vida al lado de ellos, en esa lucha encarnizada en contra de los nazis.
Así desde las páginas de "Estrella Roja", Grossman le ponía letra a esta defensa que hacía el pueblo soviético de su tierra, de sus ideas, de su elección profunda en contra del fascismo.
Aquí quiero hacer un alto.
Hitler es el mayor invento del capitalismo para destruir a la Unión soviética. Lo dejaron hacer, le permitieron congregar en torno de una idea demencial, apoyado por banqueros e industriales, una idea de enfrentamiento global en contra del marxismo.
El motivo era destruir la idea del comunismo que desde ese país, cuestionaba ese paradigma profundo que es el de la acumulación capitalista a toda costa.
Vuelvo a Grossman. Leí este libro y comencé a buscarlo. Poco tiempo después se editó la increíble y rotunda "Vida y Destino".
Ahí me descubrí ante uno de los mejores autores soviéticos. No rusos, sino soviéticos, con lo que  esto pueda significar. Libro que comenté a mis amigos, que regalé y que leí con atención y emoción.
Grossman era judío y comunista, pero por sobre todas las cuestiones era profundamente ruso. Después de ser uno de los primeros en penetrar en Berlín junto con las tropas soviéticas, de haber sido un héroe desde su máquina de escribir, de haber participado desde su puesto en la liberación de su patria y luego de buena parte de esa Europa. Contienente este, que hoy, dicen en algunos bares de Londres, por ejemplo, que el capitalismo anda con ganas de volver a una escalofriante escalada bélica, para darle cabida a los millones de desocupados que pululan por ahí y sacarse de encima este excedente de cuerpos que molestan y que demandan cosas a los estados que tienen otras prioridades, otros negocios en mente que ese de andar pensando en sus gentes.
Vuelvo a Grossman. Años después, en charlas de madrugadas con mi amigo de los suburbios moscovitas, lo sorprendí dentro de su inagotable capacidad de lecturas rusas o eslavas. Digo lo sorprendí y a lo mejor este compañero dueño de una amabilidad antigua, me dejó hacer.
Lo cierto es que este fervor inicial mío, se contagió del fervor de este otro y así, terminamos los dos, siguiendo los pasos de este escritor notable y obligatorio.
Grossman como no podía ser de otro modo, fue prohibido por el "Pepe" Stalin. Cayó en desgracia y debió ocultar sus escritos. Dicen, que en los múltiples allanamientos a los que lo sometían, llegaron a quitarle hasta las cintas de las máquinas de escribir.
Dato. En una época, para escribir, los escritores utilizaban, algunos, máquinas de escribir. Teclas y tinta, dejaban la idea colgada de un papel. Este, con el tiempo se tornaba amarillento y después, irremediablemente se perdía.
Vuelvo.
Acabo de terminar, después de mucho tiempo un trabajo monumental emprendido por Vasili Grossman y el también inmenso poeta, periodista y corresponsal de guerra que fuera Ilyá Ehrenburg. Trabajo traducido directamente del ruso por el español  Jorge Ferrer.
"El Libro Negro", que ambos recopilaron y editaron con la finalidad expresa de plasmar en papel, el horror llevado a cabo por los nazis durante la guerra. Testimonios que sobrecogen, que arrasan todo tipo de entendimiento mejor dicho, que permiten descubrir que el fundamento nazi era solamente el exterminio. Desde aquí Grossman y Ehrenburg, juntan las piezas de ese terror llevado a cabo por los defensores de la pureza de la raza. Recopilan para aportar pruebas en el futuro juicio a los asesinos. Toman testimonios de los sobrevivientes, narran el heroísmo de aquellos que se enfrentaron en soledad a este demostración palpable de crueldad. Sabiendo que no es ficción, sino la construcción de un documento, parcialmente prohibido u ocultado durante muchos años, es que este trabajo aporta, la visión desde el otro lado de la crueldad. Es decir, eran judíos, comunistas, soviéticos, pero lo esencial, digo, es que eran hombres y mujeres que debieron enfrentar a solas esta política de exterminio como método en si mismo.
Libro doloroso, que sin embargo presta una formidable herramienta, para intentar descifrar esta realidad que implanta este fascismo de mercado siguiendo la pauta de pueblos elegidos y pueblos desechables.
Cambiaron los tiempos. Son políticamente más correctos. Pero, se refugia en el interior del discurso dominante, que ya existen pueblos inviables.
Hace días, Israel, por ejemplo, acaba de promulgar una ley racial. Dicha ley prohíbe a los árabes denunciar crímenes de lesa humanidad en los territorios ocupados.
O por ejemplo el llamado de Obama a Rajoy en sus merecidas vacaciones, para intercambiar ideas sobre el futuro militar que se desea para Siria.
Tanto Obama como Rajoy, tienen millones de desocupados en sus países como para iniciar la nueva cruzada.
Digo.
Las noticias que vienen de España, son dolorosas. Explicables, pero tremendas. Por haberlas padecido, este país no es mejor. Solamente nos queda acompañar, tratar de incidir en algo sobre una realidad, que como producto de la imaginación, está exterminando aquellos lazos, vínculos sociales que conforman el entretejido social profundo. Por eso creo, que a la hora de buscar culpables, el trabajo debe ser definir el rol de los capitalistas en torno del desguace de un país. El pueblo, solamente carga sobre sus hombros, la culpa de tener la clase dirigente que se tiene.
El problema no son los españoles, sino esos traidores que han comenzado la guerra sin advertirles a las víctimas que ellas, serán la ofrenda al desmesurado apetito de acumulación y robo que están llevando a cabo.
Entonces ni mejores ni peores. Solo pueblos en lucha.

2 comentarios:

  1. Hombre, ¡Don Vasiliy Grossman!!!!
    Espera, voy a hacerme un café.
    Es cierto, me sorprendiste. No había llegado todavía. Y es que hubo muchos Grossman en aquellos tiempos, igual o casi igual de grandes: Símonov, Tvardovskiy, Svetlov... sobre todo el segundo, fue sin duda el más leído, y era poeta. Su poema "Vasiliy Tiorkin" lo sabían de memoria millones de soldados. Dios nos dé tiempo para irlos traduciendo.
    Te cuento que no sólo leían periódicos: había una editorial en cada frente, ya en la Guerra Civil contra los blancos. Allí se editó "Caballería Roja", de Bábel, o las tiras cómicas de OKNA-ROSTA de Mayakovskiy y Rodchenko.
    El éxito de cada periodista o poeta se medía en el número del cartas de agradecimiento o queja que recibían de los soldados, que además de leer, sabían escribir, y algunos, a la postre, serían grandes poetas, como Okudzhava.
    Esa comunicación fue una de las grandes armas del Ejército Rojo. Se sabe que Hitler ofreció una recompensa personal por la cabeza de Ehrenburg.

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  2. Sigo.
    Entre los regimientos de partisanos de llegó a hacer oficial el siguiente decreto: "En caso de necesidad, está permitido fumar cualquier cosa, excepto las órdenes del Alto Mando y los artículos de Ehrenburg".
    Y qué decir del gran Grossman. Hay quien dice que "Vida y Destino" es la "Guerra y Paz" del siglo XX. Yo digo que es incluso mejor, y me pego con quien sea.
    Y ya tendremos tiempo de descubrir la música de aquella época. Por haber sido bueno te dejo este enlace, con subtítulos a la canción más famosa de la guerra; canción que, según Norsthein, está a la altura de la quinta sinfonía. Con ella se despedía a los soldados en las estaciones de tren.
    http://www.youtube.com/watch?v=9zPfOfAwkBM
    Que aproveche, compañero!

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